Está claro que existe una preocupación social sobre una de las consecuencias del envejecimiento: va a hacer falta disponer de más residencias para personas mayores dependientes. Hace poco la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, famosa por su “Observatorio de la dependencia”, ha hecho público un estudio según el cual en España se necesitan 30.000 nuevas plazas en residencias ¡sólo para dar solución a la lista de espera actual! y en pocos años vamos a necesitar casi el triple de esa cantidad para cubrir la demanda que va a generar el aumento de personas de más de 65 años.
Cuando lees esos datos la piel se te pone de gallina, después sacas la calculadora (o sea, el móvil) y estimas que construir y poner en funcionamiento una residencia (contándolo todo hasta que la residencia se sostiene a sí misma) cuesta unos 80.000€ por plaza, cuando promueve una empresa o el doble cuando lo hace una administración.
O sea, que con 2.400 millones de Euros de inversión podríamos tener las residencias en marcha (si las construyen empresas). Después, costaría unos 700 millones de euros al año mantener esas plazas mediante conciertos o más del doble si se gestionasen directamente por la administración.
Quedándome con las cifras más bajas y haciendo una comparación, resolver la lista de espera costaría tanto como construir 135 Km de AVE. Una vez pagada esa cantidad, el mantenimiento de las plazas en residencias adicionales costaría mucho más que el de las vías. Siguiendo la comparación, mantener esas 30.000 nuevas plazas costarían al año tanto como mantener un gran hospital de 2.000 plazas. ¡Sí! He calculado un coste de residencia de 70 euros al día y uno de hospital de 980.
Por supuesto que habría menos necesidad de camas en residencias si, tal como se está diciendo en algunos foros, el futuro pasa por que la mayor parte de personas mayores sigan viviendo en sus casas recibiendo servicios de atención a domicilio o transformando esos mismos domicilios en “nuevas formas de vivienda”.
Para valorar si eso puede ser así, y va a ser así, tenemos que volver a sacar la calculadora. Para empezar, tenemos que calcular cuántas horas de atención domiciliaria permitirían a alguien que vive en una residencia quedarse viviendo en su casa con un mínimo de atención. Hoy, el promedio de horas de SAD que recibe una persona mayor en España es de menos de una hora al día, concretamente 20 horas al mes (de las que unas 14 son de atención a la persona y el resto al entorno: limpieza, cocina…).
Como no he encontrado una fuente para hacer una estimación de cuántas horas de SAD serían necesarias para poder “volver a casa”, voy a imaginarme que se necesitan 4 horas al día todos los días contando apoyo personal y al entorno doméstico, me parece que es muy poco si hablamos de grandes dependientes que son quienes normalmente viven en residencias, pero me sirve para estimar que habría, como mínimo que cuadruplicar las horas de ayuda a domicilio que se recibe cada persona hoy si quisiésemos que el SAD fuese una alternativa a la residencia. Tomando como precio de hora 16,40€ nos saldría una factura mensual de unos 2.000€.
Y eso considerando que los domicilios mismos permitiesen a la persona quedarse en ellos. Lo cierto es que uno de cada cinco viven en lo que se conoce como vulnerabilidad residencial extrema, algo que supone la inexistencia de bañera o ducha, sufrir hacinamiento, pobreza energética o no tener vecinos.
Podría sacar la calculadora para intentar ver lo que costaría adecuar el domicilio de ese 20% de personas mayores pero aquí sí que me faltan datos.
Devolviendo la calculadora al bolsillo, creo que habría una forma para que las plazas de residencia y el aumento de horas de ayuda a domicilio se produjesen de una forma fluida. La clave es generar confianza.
Si se acuerda un Pacto Nacional por la Dependencia en el que participen, como mínimo los dos grandes partidos (cuantos más mejor), las comunidades autónomas, las fuerzas sociales (sindicatos, patronales y asociaciones de usuarios) y se intentase crear un sistema que garantice un marco reglamentario y de financiación estable, las plazas surgirían. El pacto requeriría acordar aspectos del sistema como el modelo de las nuevas residencias, las ratios y, sobre todo, cuánto cuesta a lo que se aspira y cómo piensa pagarse. Un aspecto fundamental para acordar es si seguimos con la colaboración público/privada o pensamos que los gobiernos que pueden hacerlo todo con servicios públicos gestionados directamente por las administraciones. Al final, con toda seguridad, alguien no estará contento y se apartará. Para mí, lo fundamental es que el gobierno de España, los dos grandes partidos y un número considerable (dos tercios, por ejemplo) de comunidades estén de acuerdo hoy. Lo que he llamado “fuerzas sociales” son importantes, pero en una democracia son los gobiernos los que tienen la legitimidad y responsabilidad de gobernar.
Si no llegamos a ese acuerdo vamos a seguir dando bandazos y, cuando las generaciones del baby boom lleguemos a los 85 veremos frente a nosotros el abismo.
Por cierto, la respuesta a la pregunta que da título a esta tribuna es para mí: “Sí”
Si (
No(
A favor (
En contra (