La comunicación contra las residencias de mayores privadas

Para calentar motores de la manifestación que se celebró en Madrid el domingo pasado, los medios se hicieron eco de la declaración durante un pleno municipal de una persona, Mariano, residente en una residencia pública de la Comunidad Madrid gestionada por una empresa, en la que la situación se definía como “insostenible”, la comida “deleznable” y el trato “indigno”.

Hay que felicitar a los organizadores de la campaña de comunicación de la que forma parte esa intervención y decirles a los propietarios de residencias (administraciones, entidades sin ánimo de lucro y empresas) que tienen que aprender porque “así es como se hace”.

Recomiendo a todos los que lean esta tribuna que dediquen siete minutos a ver el vídeo de la intervención del residente en el pleno del ayuntamiento y que, a partir de ahí, saquen cada uno sus conclusiones.

En el texto que lee el residente hay quejas concretas:

• El jardín de la residencia parece un secarral.
• Las habitaciones alcanzan en verano los cuarenta grados.
• Hay residentes que salen de la residencia y se pierden.
• Algunos son derivados al hospital por deshidratación.
• La ropa tarda de volver de la lavandería y se acumula en el sótano.
• Les desaparecen cosas de las habitaciones.
• La comida es “deleznable”.
• A veces pasan horas sin comer.

Me parece que las quejas son de diferente categoría y nivel. Que el jardín esté seco me parece excusable; otros puntos merecerían un examen cercano. Sin duda, estas quejas deberían tener respuesta e incluso, si se concretan y se demuestran ciertas, ser base de la exigencia de responsabilidades. Varias veces dice que la Comunidad se ha comprometido solucionar los problemas, pero el residente no se fía y pide al ayuntamiento que asuma responsabilidad y asegure ese cumplimiento.

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Otra parte de la intervención es más general y de tono político. Se dice que la Comunidad de Madrid es “esa comunidad torticera donde lo público y lo privado se mezcla” y “donde la gestión de nuestro dinero se vuelve opaca”; “la Comunidad de Madrid mira a otro lado cuando se trata de velar por la salud de los ciudadanos”, habla de que los sueldos en España son tan bajos que hay gente que no puede llegar a fin de mes porque los sueldos son miserables; que la plantilla está incompleta porque los sueldos son lamentables...

Quizá me vuelvo conspiranoico con la edad, pero sinceramente creo que detrás de algo tan encomiable como pedir que mejoren las residencias, una idea con la que, por cierto, coincido plenamente, se oculta otra cosa, una batalla política fundamentada en un dogma: que hay campos de actividad, entre ellos la atención a personas mayores en residencias, que deberían quedar fuera de la acción de empresas y de la actividad privada en general.

El fundamento ideológico de esta lucha política no es nuevo, aunque sí la estrategia que sigue ahora.

Analizando el manifiesto que lee, creo que podríamos ver tres reclamaciones diferenciadas:

1. Mejores condiciones para las residencias centradas en más personal y mejor pagado. La clave es que las condiciones actuales suponen una atención poco menos que inhumana e indigna. Si pongo en relación lo que lee don Mariano con las reclamaciones de la Plataforma que convocó la manifestación, todo es poco, o sea, se pide un modelo que no existe en nuestro entorno y que allí donde lo hace le cuesta a quien lo paga entre dos y tres veces más que en España. Lo común es que ninguna de las reclamaciones que se hacen llevan etiqueta de precio.
2. ¡Que pare la privatización! O sea, volver a ese mundo anterior en que todo era público, antes de que se privatizase. Un argumento muy bonito si no fuese porque ese pasado no ha existido nunca. En el caso de don Mariano, sorprendentemente, no citan el nombre de la empresa que gestiona la residencia porque la carga no va contra esa empresa en concreto, sino contra la administración que privatiza. Si vemos lo que se dice desde la Plataforma, siempre aparece que las empresas buscan el ánimo de lucro pasando por encima de la dignidad de los residentes, dando por hecho que las empresas son entes sin escrúpulos que sólo piensan en el beneficio a largo plazo. ¿Es eso así? Estarás convencido si tus fundamentos ideológicos son unos determinados, que hasta hace bien poco habitaban el extrarradio del poder. Por eso, siempre que se habla de la pandemia se destaca lo mal que funcionaron las empresas privadas, que no informaron debidamente a los familiares, no derivaron a los hospitales, maltrataron e incluso dejaron cadáveres por enterrar.
3. ¡Hay que cargarse a Ayuso! Esa mujer y su gobierno es para este movimiento poco menos que una arpía maléfica que durante la pandemia dejó morir a residentes de forma vergonzosa y ahora sigue con su actividad “vergonzoso-privatizadora”. En las palabras de don Mariano no la menciona y concreta sus críticas en la Comunidad de Madrid.

Quizás me equivoco, pero el hecho de mezclar reclamaciones totalmente lícitas del usuario de un servicio público con reivindicaciones y acusaciones de carácter marcadamente político me hacen dudar.

Volviendo al inicio, enhorabuena a quien hábilmente ha ayudado a don Mariano en la redacción y se ha encargado de que su intervención se haga viral social y mediáticamente. Quien ha seleccionado fragmentos o ha difundido el vídeo ha transmitido los dos elementos (queja justificada y reclamación político) mezclados, eso es lo que creo que perseguía y lo ha conseguido.

Me encantaría poder seguir el caso y saber si dentro de tres o seis meses se han podido comprobar las quejas y la situación ha mejorado. Sobre la parte política, espero que los “enemigos de lo privado” no consigan sus objetivos, ya que me temo que si lo hacen acabaremos sufriendo todos.