Ante un problema, la mayoría de las personas nos centramos en buscar quién es el culpable que lo ha ocasionado y exigimos que nos den una solución. Y creamos discursos en nuestra mente sobre por qué ha pasado todo y sobre cómo los demás deben darnos la solución, porque son ellos los culpables y los únicos que tienen herramientas que pueden solucionar el problema.
Esto ocurre a nivel personal pero también en todos los niveles en los que intervienen conjuntos de personas, como puede ser una comunidad de vecinos, una empresa, un sector, un país, un continente, una sociedad y la humanidad entera.
Porque no debemos ni podemos olvidar que la sociedad, un sector o una empresa no son entes sobre los que nada podemos hacer; la sociedad, los sectores y las empresas las formamos las personas, todos y cada uno de nosotros, por lo que son un reflejo de lo que realmente somos y de cómo nos comportamos.
Si todos buscamos culpables en los demás y que ellos nos den las soluciones, entramos en un bucle infinito que no nos lleva a ninguna parte. Por tanto, ante cualquier problema o desafío, no tiene ningún sentido buscar solamente culpables y solucionadores en la sociedad o en los gobiernos.
¿Qué tal si comenzamos a asumir la responsabilidad de nuestros actos y, desde la humildad, aceptamos que, quizás, hayamos colaborado a que ese problema exista y que, por lo tanto, podemos llevar a cabo acciones para darle solución?
Es un problema real y acuciante la escasez de profesionales sanitarios y sociosanitarios, y el sector se está centrando en pedir que el gobierno actúe para solucionar el problema, pero se está olvidando de evaluar por qué ocurre todo esto y si las empresas pueden hacer algo para fidelizar a sus trabajadores.
¿Realmente las empresas no pueden hacer nada ya para fidelizar a sus trabajadores? ¿La solución es que el gobierno haga algo? Y, hasta que lo haga, ¿qué hacemos?
No nos olvidemos que esas empresas las gestionan y las dirigen personas, y ellas son las que deben asumir la parte de responsabilidad que les corresponde, sin buscar culpables, solo buscando datos sobre las causas y, con esa información, posibles soluciones.
Yo les invito a hacerse estas preguntas para arrojar algo de luz sobre las causas:
¿Cómo quiero contribuir a la sociedad con mi empresa?
¿Qué prima más, el beneficio económico o el impacto positivo que genero en todas las personas que forman parte de mi empresa?
¿Qué es mi empresa sin sus trabajadores?
¿Qué valor tienen para mí y para mi empresa los trabajadores?
¿Por qué mis trabajadores dejan el trabajo y tengo una tasa alta de rotación?
¿Respeto, valoro y cuido a mis trabajadores? ¿Hacerlo es un gasto o una inversión?
¿Soy consciente de que el salario emocional es igual o más importante para las personas que el salario económico?
En otros sectores, como el tecnológico, los gestores son conscientes de que el bienestar integral de sus trabajadores es imprescindible para que sean productivos, creativos, innovadores, proactivos y los mejores vendedores de su negocio, porque ven a su trabajador como su cliente interno y lo tratan como tal.
Si es importante para las tecnológicas, en sectores en los que se cuida a otras personas, con la carga física, mental y emocional que eso supone, tratar a los trabajadores, al capital humano, como el activo de más valor es vital para ofrecer una atención de calidad centrada en la persona y basada en el trato humano.
Porque no paramos de hablar de la atención centrada en la persona y la necesidad de evolucionar hacia ese modelo de atención, pero, ¿dónde quedan los trabajadores en ese modelo? Les estamos pidiendo que se centren en las necesidades de las personas a las que cuidan, pero nadie se centra en la suyas; les estamos pidiendo algo que no les estamos dando.
Los profesionales no solo quieren tener mejores sueldos, menos carga de trabajo o mejores condiciones laborales, también quieren sentirse respetados, valorados, tenidos en cuenta, cuidados; porque la pertenencia es una de las necesidades básicas del ser humano.
Y esto no lo va a hacer el gobierno, esto es algo que pueden y deben empezar a hacer ya las empresas si quieren seguir existiendo, porque sin trabajadores no hay empresas.
Ampliemos el alcance el modelo para que se convierta en atención centrada en la persona en todas las áreas de las empresas, porque los trabajadores también son personas.
Llanos Rodríguez Moreno es CEO BeSoul Consultores
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