Es ciertamente preocupante la dificultad de encontrar personal adecuado para desempeñar las funciones en un centro residencial de personas mayores. Estas funciones no se limitan a tareas o turnos; es más importante la calidad personal y profesional del trabajador. A menudo se premia la presencia en la plantilla de profesionales por su acreditación más que por su profesionalización. ¿Cuál es la diferencia? Las funciones que deben realizarse en cualquier organización del centro siempre son las mismas, mientras que la necesidad asistencial varía según el perfil del residente y la evolución de sus necesidades a lo largo del tiempo.
¿Cómo repercute esto? En planificaciones que se estancan y no se adaptan a las cambiantes necesidades de cuidado de los residentes, quienes son personas, no máquinas o muebles. Un día pueden estar más colaborativos que otros, dependiendo de su nivel cognitivo, patología o sensibilidad.
¿Qué se podría hacer? En tu centro, ¿cuentas con personal motivado que disfruta de su trabajo y se involucra a nivel personal, grupal o de equipo? Esto es fundamental para que todo funcione correctamente, ya que los compañeros dependen unos de otros para brindar una atención adecuada. A menudo te encuentras con compañeros desmotivados, aquellos que evaden sus responsabilidades, no asumen su carga de trabajo y otros problemas similares. Al seleccionar personal para tu centro, es crucial considerar la necesidad general de atención y las habilidades, competencias, espíritu y experiencia del profesional.
¿Qué ocurre? Se tiende a cubrir ratios más que a evaluar la idoneidad del personal, sin entrar en consideraciones políticas.
¿Cómo repercute esto? En una calidad de atención deficiente, absentismo, bajas injustificadas y profesionales que aceptan un contrato solo por la necesidad económica y no por vocación.
¿Quién paga el costo? El residente, que no solo está insatisfecho con la atención recibida, sino que a menudo demanda, a veces de mala manera, que se cubran sus necesidades no satisfechas.
En conclusión, ¿qué se podría hacer? Primero, motivar al personal. ¿Cómo? Valorando su profesión adecuadamente. Si tienes un título como auxiliar, contrátame como tal, permíteme desarrollarme en mi rol y págame de acuerdo con éste. Es fundamental revisar y adaptar los convenios del sector para que reflejen esta realidad.
Si se requiere titulación de Auxiliar, es esencial reconocer laboralmente esta titulación en todos sus aspectos y diferenciar adecuadamente la condición laboral de aquellos que solo tienen formación sociosanitaria a través de un curso de seis meses, cuyas competencias y funciones, según la ley, son distintas.
En segundo lugar, asegúrate de que los profesionales que contratas poseen verdadera vocación, ya que esto contribuye a formar un equipo unido y colaborativo, que no traslada su carga de trabajo a otros.
El beneficio de seguir estas recomendaciones es doble: más profesionales motivados y colaborativos, y residentes más felices. ¿Es realmente tan difícil lograr un centro más valorado y reconocido?
Cristina Martín es auxiliar de Enfermería