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Residencias hacia la ACP ¿Y los hospitales, deben prepararse para el alzhéimer?

Por Josep de Martí
martes 30 de octubre de 2018, 19:24h

Es muy difícil modificar la estructura de una residencia existente para adaptarla a las necesidades cambiantes de los residentes que van ingresando. No obstante cuando alguien hoy piensa en diseñar un centro nuevo suele pensar en hacerlo basándose en principios de Atención Centrada en la Persona, o sea, intentando agrupar a los residentes en unidades de convivencia de diferente tamaño, dotando al establecimiento de un aspecto lo más hogareño posible, con salas que tengan una dimensión “humana” y donde las personas que sufran demencia puedan tener un entorno que sea significativo y, a poder ser, reminiscente.

Algunas residencias y algunas comunidades lo consiguen. Bueno, una comunidad, Castilla y León, ha publicado hace poco una normativa por la que todas las nuevas residencias deben distribuirse en unidades de convivencia.

Pero, ¿qué pasa cuando una persona que sufre demencia debe ingresar en un hospital?

Ingresar en un hospital es estresante para cualquiera. Para alguien que sufre un deterioro cognitivo como la demencia, de alzhéimer o de otro tipo, incluso en una forma leve, el ingreso puede causar angustia extrema. Y eso es así por diferentes motivos: en primer lugar, el aparente desorden y el bullicio en la sala de urgencias de cualquier hospital puede ser abrumador. Esto a menudo conduce a la agitación, el miedo y la agresividad e, incluso, signos de delirio, que para más inri son algunas de las causas que provocan que una persona con demencia sea enviada al hospital.

Además, los pasillos sin rasgos característicos, comunes en muchos hospitales, hacen que los mayores que sufren demencia se sientan perdidos. Muchos, además, sufren ansiedad al estar confinados en sus habitaciones, ya que no es raro que la demencia aumente su deseo de explorar y caminar.

En un reciente artículo en la revista inglesa The Econonomist, explican cómo La disposición y el diseño de los hospitales pueden aliviar esos problemas y cómo en algunos hospitales del Reino Unido están haciendo precisamente eso. Por ejemplo, para que los pacientes con deterioro cognitivo estén más tranquilos, se han reemplazado controles de enfermería, por otros espacios más pequeños. Eliminar la iluminación brillante de los tubos fluorescentes es otro cambio que se va imponiendo, no solo porque ayuda a las personas mayores a ver mejor. El exceso de luz puede provocar provoca, aunque pareciese que no, sombras y rincones oscuros, que pueden dar miedo. Las luces en las “unidades geriátricas amigables” son ajustables, lo que ayuda a dormir y genera el efecto de que todo el mundo hable más bajo cuando las luces están atenuadas.

Los pacientes con demencia a veces se niegan a caminar sobre pisos brillantes porque piensan que están mojados. Los dibujos en el suelo o grandes contrastes de color pueden aparecer como agujeros por lo que algunos intentan evitarlos generando riesgos de caídas. Los colores no brillantes y los colores uniformes en los que un cambio de color significa algo (una puerta, por ejemplo) son, por lo tanto, tranquilizadores. Los diferentes colores de las habitaciones y las imágenes únicas sobre cada cama ayudan a encontrar las formas.

Para que los pacientes inquietos puedan deambular pero a su vez encontrar lugares en los que sencillamente “estar”, los hospitales con nuevos diseños tienen áreas de socialización pequeñas, como un par de sillas cerca de los escritorios de las enfermeras o áreas para comer que se parecen a las cocinas de las casas. Algunos hospitales con salas de la planta baja tienen jardines adicionales donde los pacientes pueden pasear de manera segura.

Los efectos de la decoración pueden ser impresionantes. En un hospital, tres meses después de que los pacientes con demencia fueran trasladados a un pabellón rediseñado en 2012, el uso de medicamentos antipsicóticos disminuyó en casi un 40%.

Si en el Reino Unido, a pesar de las tribulaciones que genera el Brexit y de la profunda crisis que vive el otrora ejemplar National Health Service, pueden ir caminando hacia una “humanización” del diseño de las unidades geriátricas de los hospitales. ¿Podríamos nosotros también?

Es cierto que todavía nos queda mucho trabajo que hacer en las residencias de mayores, a pesar del gran progreso que han sufrido éstas en los últimos años.

Aún así sería bueno que residencias y hospitales avanzasen a la par en este aspecto.

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