Las técnicas de Validación ofrecen a cuidadores y profesionales una herramienta eficaz para comunicarse con personas mayores con demencia, evitando la confrontación y reconociendo sus emociones. Frente a los consejos genéricos de paciencia o calma, la Validación propone entrar en la realidad interna de la persona, aceptando su experiencia y dándole valor. Sus principios se traducen en técnicas prácticas que reducen el estrés, la agresividad y la ansiedad, al tiempo que mejoran la autoestima de los mayores y la satisfacción profesional de los cuidadores.
Las personas cuidadoras de personas con demencia conocemos bien el estrés que se experimenta en situaciones cotidianas: cuando alguien quiere irse a trabajar, nos acusa de haberle robado o se muestra agresivo a la hora del baño.
Cuando buscamos recursos que nos ayuden a afrontar estas situaciones, suele recomendarse paciencia, hablar en tono suave y calmado u otros consejos genéricos. Sin embargo, en la atención a personas mayores con demencia resulta fundamental contar con herramientas de comunicación que vayan más allá de la lógica racional.
Una de las propuestas más influyentes en este campo es la Validación, desarrollada por Naomi Feil en la década de 1960 y sistematizada entre los años setenta y ochenta. Este enfoque se basa en reconocer, aceptar y dar valor a las experiencias subjetivas de la persona mayor, en lugar de contradecirlas.
¿Qué es la Validación según Naomi Feil?
La Validación es una técnica de comunicación centrada en la persona, diseñada para interactuar con adultos mayores en fases de desorientación, confusión o demencia avanzada. Su creadora, Naomi Feil, observó que muchos profesionales tendían a corregir, ignorar o infantilizar a los pacientes con deterioro cognitivo. Estas actitudes aumentaban la frustración, la agresividad o el aislamiento, generando también desgaste en los cuidadores.
Frente a ello, la Validación propone “validar” la realidad interna del paciente, aunque no coincida con la objetiva. Esto no significa reforzar delirios, sino reconocer las emociones legítimas que subyacen a las expresiones verbales o conductuales.
Por ejemplo, si una residente de un centro asistencial insiste en que debe ir a buscar a sus hijos pequeños (aunque tenga más de 80 años y sus hijos sean adultos), la Validación consistiría en explorar con suavidad qué siente: tal vez miedo a la soledad, necesidad de sentirse útil o recuerdos de una etapa significativa de su vida.
La Validación se apoya en tres aspectos: una actitud empática, conocimientos específicos y la habilidad para utilizar técnicas adecuadas según la fase de repliegue de la persona. Para integrar estos elementos de manera efectiva se requiere un entrenamiento con práctica recurrente y supervisión experta, que garantice la adquisición real de competencias. Esto exige esfuerzo, pero es imprescindible para trabajar con personas desorientadas.
Con demasiada frecuencia, al pensar en unidades especializadas para personas con demencia, se prioriza la arquitectura y el mobiliario sobre la formación del personal. Para nosotros, la diferencia esencial está en este último aspecto.
Principios fundamentales de la Validación
El método de Validación se apoya en principios básicos, plenamente alineados con la AICP:
- Aceptación incondicional: toda conducta tiene un motivo y expresa una necesidad emocional.
- Empatía activa: el profesional se esfuerza en sentir junto a la persona, poniéndose en su lugar.
- No confrontación: se evita discutir con el paciente o imponer la realidad objetiva.
- Escucha profunda: se atiende no solo a las palabras, sino también al tono de voz, los gestos y la comunicación no verbal.
- Reconocimiento de la dignidad: incluso en fases avanzadas de demencia, toda persona merece respeto y Validación de sus sentimientos.
Conocemos de sobra estos principios: los escuchamos en muchos cursos. Pero al observar las prácticas asistenciales comprobamos lo difícil que es aplicarlos de manera constante. La Validación se centra precisamente en hacerlos operativos y evaluables, para así mejorar la calidad del trato y la asistencia.
Técnicas específicas
Naomi Feil estructuró la Validación en un conjunto de técnicas prácticas que los cuidadores pueden aprender y aplicar. A menudo creemos que ya las utilizamos, pero en Validación se graban sesiones en vídeo para la autoevaluación y el aprendizaje compartido, lo que evidencia cuánto podemos mejorar en la práctica. Algunas de las técnicas son:
- Reformular lo expresado: repetir de manera comprensiva lo que la persona dice.
- Uso de preguntas abiertas: favorecer la expresión sin imponer respuestas cerradas.
- Contacto visual y tono calmado: transmitir seguridad y conexió
- Reflejo de emociones: reconocer explícitamente lo que la persona parece sentir.
- Tocar con respeto: cuando es apropiado, un contacto físico suave puede aportar calma y confianza.
- Entrar en la memoria: utilizar recuerdos del pasado para dar sentido al presente, sin corregirlos.
Beneficios de la Validación
La Validación aporta beneficios tanto a las personas atendidas como a sus cuidadores y familiares.
Para las personas mayores:
- Disminuye la ansiedad y la agresividad.
- Favorece la expresión emocional.
- Mejora la autoestima.
- Reduce el aislamiento social.
- Aporta serenidad y confianza.
Para los profesionales de centros asistenciales:
- Reducción del estré
- Mayor satisfacción profesional.
- Mejora del clima laboral.
- Desarrollo de competencias comunicativas.
- Optimización del tiempo y los recursos.
- Crecimiento personal y profesional.
A modo de conclusión
Las técnicas de Validación de Naomi Feil representan un cambio de paradigma en la atención: en lugar de confrontar o corregir, proponen acompañar la experiencia interna de la persona con respeto y empatía. Añaden método a una buena actitud.
En definitiva, no es solo una técnica, sino una filosofía de cuidado centrada en la dignidad humana. Adoptarla supone avanzar hacia una atención más humana, eficaz y satisfactoria.
Desde Asociación Relay, entidad acreditada en España para ofrecer formaciones reconocidas por el Validation Training Institute (VTI-USA), se imparten cursos de Experto en Validación en varias ciudades de España y Latinoamérica, como Madrid, Barcelona, Bilbao, Sevilla, Buenos Aires o Santiago de Chile. También se ofrecen cursos básicos para equipos de centros, diseñados para crear un lenguaje común y un enfoque coherente en el cuidado.
Carol Westerman es presidenta de la Asociación Relay