2021 sigue la Pandemia COVID-19 ¿qué hago tan lejos de casa?, ¿qué hago yo en otro país lejos de los míos y de aquello que me es más cercano y conocido por mí? Parece que fuera ayer cuando decidí coger las maletas y embarcarme en una nueva aventura de reencuentro conmigo misma, para volver a empezar. Todo comienzo requiere una destrucción de algo, en mi caso la destrucción de aquello en lo que creía, aquello en lo que había volcado todas mis energías desde que comencé mi nueva vida tras superar aquel ictus cerebral un día de abril de 2001, diecinueve años de lucha que no sentía me hubieran ayudado en algo, que yo hubiera podido ayudar a alguien en nada. Así que decidida a volver a reiniciar la máquina, de mi ser, en un lugar cercano a donde se apagó la primera vez ese 28 de abril del 2001.
Llevo ya 3 años en el sur de Alemania, como trabajadora social me sentí atraída por una nueva profesión de reciente nacimiento (2010) la profesión denominada Betreuungskraft párrafo 43b. Realizo la formación correspondiente y en cuya formación destaco entre mis compañeros por mi experiencia previa en el ámbito de atención social y yo clase a clase quedo más fascinada como se plantea la atención y el apoyo al personal sanitario desde una perspectiva más dinámica y de tocos psicosociales.
Logro la certificación a la primera sin problemas tras realizar toda la parte teórica y toda la parte de prácticas tanto en atención diurna (Tagespflege) como en atención residencial (Stationär en Pflegezentrum) con tanto éxito que recibo la oferta de un contrato en el Tagespflege. Es emocionante ya que coincide con el inicio de un año nuevo. Año nuevo y vida nueva, no podía ser más feliz, trabajar en un centro que distaba a unos 15 minutos andando de casa, un centro donde tenía la posibilidad de desarrollar todo lo aprendido tanto en la nueva formación como aderezos de lo que era yo como profesional del ámbito social en mi querida España.
Ayy España, como dueles cuando estás tan lejos… disfruté de varios meses de triunfos profesionales, los huéspedes (“Gast”) que es como se denominan a los usuarios de los centros de día allí. La sola nomenclatura nos muestra la filosofía de atención alemana a los mayores los cuales no han perdido su esencia como ser humano adulto, es un CLIENTE con voz y como una entidad que merece respeto y la mayor calidad posible del producto que está consumiendo, en este caso “cuidados”.
Los huéspedes disfrutaban con mis historias con el humor y la alegría que ellos denominaban “sangre caliente” con una sonrisa en el rostro. Y a mí me encantaba ese enriquecimiento por ambas partes. Con el tiempo comencé a sentir más seguridad en mí misma y a detectar necesidades más concretas en los huéspedes por lo que comencé a ser más creativa y a inventar nuevas actividades, juegos y dinámicas para estimular su interés y su capacidad de discernimiento de criterio. Pues otro objetivo paralelo de los centros diurnos de cuidados es el mantenimiento y promoción de las capacidades autónomas de los huéspedes.
No me lo podía creer, esta nueva vida estaba funcionando bien, pero ¿tanta felicidad podía ser posible?... exactamente, me había confiado y cuando empezaba a acariciar el cielo, un terremoto sacudió de nuevo mi vida y la de todo el mundo. Lo que estás pensando lector, eso mismo sucedió: llegó la PANDEMIA – COVID-19, al principio era solo una noticia lejana, incluso surgía algo de humor negro al respecto. La mayor parte de habitantes alemanes con los que tenía la fortuna de tratar lo veían como algo lejano. En mi centro empezamos a tomar medidas de prevención con mucha higiene en las manos, incluso yo les explicaba la mejor forma de estornudar para no propagar nada el resto, no el truco de siempre de taparse con la mano, ese no porque se extiende con la mano, les enseñé a estornudar en el interior del codo como aprendí a hacer el tiempo que trabajé de pinche en un restaurante del lugar.
Lo hacíamos como un movimiento en la Gerontogimnasia para que fuera más ameno y más sencillo de acostumbrarse. Pero finalmente el virus mortal viajó demasiado rápido y demasiado fuerte y también alcanzó tierras germanas. La residencia tuvo que cerrar de un día para otro.
Y yo me ví obligada a buscar otras opciones laborales. Tuve la fortuna de ser contratada por “Sozialsiftung Bamberg” uno de los proveedores d servicios sociales y de salud sin fines de lucro más grandes de Baviera (Bayern), contaba con un complejo compuesto por distintos dispositivos de atención en distintos pabellones. Contaba con: atención diurna, pisos tutelados (Servicewohnen) con total libertad y un centro de atención a grandes dependientes (Hospiz) con su propia zona llamada OASIS donde atienden a los residentes que se encuentran ya en cuidados paliativos, los residentes comparten toda una zona convivencial, con la posibilidad de intimidad a través de biombos.
Esther García-Abadillo Alonso es trabajadora social especializada en mediación familiar y atención geriátrica en reactivación, animación y acompañamiento afectivo-paliativo.