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EL RINCÓN DEL DIRECTOR

Úlceras de ida y vuelta

Por Dependencia.info
Opina sobre este caso práctico en la gestión de residencias y envíanos lo que harías tú en esta situación.
Cuidados a una persona mayor.
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Cuidados a una persona mayor.

El caso de doña Dulce ha dado un triste giro en la residencia las Marismas, de la que eres el director/a.

Lleva once meses con nosotros, ocupa una plaza privada y sufre un grave deterioro cognitivo. En el momento del ingreso efectuamos una comunicación a Fiscalía, tal como nos indica la inspección que debemos hacer y, a pesar de ello, todavía no hemos recibido respuesta alguna ni sabemos si vamos a recibirla.

Doña Dulce tiene tres hijos aunque, principalmente es su hija, Clara, la que viene a visitarla y se encarga de sus cosas.

Ingresó en la residencia procedente de un hospital donde había sido intervenida de una fractura de cadera. Al llegar a la residencia el equipo detectó unas manchas en la espalda que, pronto se convirtieron en úlceras por presión. Tras dos meses en la residencia, a base de hidratación, cambios posturales y trabajo en equipo, las heridas se cerraron quedando en su lugar unas marcas cicatrizadas.

Un tiempo después, doña Dulce tuvo que ser ingresada de nuevo en el hospital. Allí pasó diez días, regresando con úlceras abiertas en el mismo lugar. El personal sanitario de la residencia nos mostró su descontento y nos enseñó el informe de ingreso hospitalario donde aparecía que doña Dulce estaba “deshidratada” y el de alta en el que no aparecían las úlceras.

Desde la residencia volvimos a ponernos “manos a la obra” pero, esta vez, con el estado general de doña Dulce mucho más precario, las heridas se resistían. Mejoraron un poco, pero seguían allí. Y llegó una nueva derivación hospitalaria.

Tras cuatro días hospitalizada, doña Dulce falleció.

Ahora tenemos en el despacho a los tres hijos de doña Dulce. Clara es la más comprensiva pero sus hermanos están enfadados. Dicen que en el hospital les han comentado que las úlceras con las que ingresó su madre les habían sorprendido mucho y que, cuando se atiende bien, no se producen.

De momento no se han producido palabras como “denuncia” o “demanda” por lo que sabemos que, la forma en que afrontemos esta reunión puede marcar mucho lo que sucederá a continuación.

¿Qué harías tú?

Si alguien se ha encontrado con algún caso parecido y quiere comentarlo: adelante.

Unas preguntas adicionales: ¿Deberían los familiares ver las úlceras por presión que tienen sus seres queridos? ¿Tiene alguna implicación ética? ¿Evitaría que después se produjese frustración y denuncias?

Os invitamos a participar y a difundir el caso.

Autor del caso: Josep de Martí

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