En España, más de 600.000 personas, en su mayoría mujeres, se dedican diariamente a la labor de cuidar. Estas trabajadoras operan dentro del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD). Sin embargo, tras esta labor esencial se oculta una realidad laboral caracterizada por la precariedad, el desgaste físico y emocional, así como una alarmante falta de reconocimiento.
La “Estrategia estatal para un nuevo modelo de cuidados en la comunidad. Un proceso de desinstitucionalización (2024-2030)” subraya la importancia que tienen las personas cuidadoras, lo que hace imprescindible conocer las condiciones en las que trabajan quienes sostienen este sector.
Un informe revelador
Un reciente informe impulsado por la Secretaría de Estado de Derechos Sociales y elaborado por Afi, 40dB y SiiS ofrece cifras y testimonios sobre esta situación. El estudio indica que el 85% del empleo en cuidados formales está ocupado por mujeres, muchas de ellas mayores de 45 años, y una de cada cuatro es de origen extranjero.
A pesar de su dedicación, estas trabajadoras enfrentan salarios bajos, hasta 10.000 € menos que la media nacional, contratos temporales y jornadas parciales involuntarias, además de una carga laboral que supera lo estipulado.
Las consecuencias son alarmantes: el 42% de las trabajadoras entre 45 y 65 años padece dolor lumbar crónico, mientras que el 23%% ha sido diagnosticada con ansiedad. Los accidentes laborales durante los desplazamientos entre domicilios duplican la media nacional. Lo más preocupante es que muchas de estas dolencias no son reconocidas como enfermedades profesionales, lo que limita el acceso a bajas médicas adecuadas y agrava aún más la precariedad.
Afrontando el abandono del sector
Bajo estas condiciones adversas, muchas trabajadoras optan por abandonar el sector. El informe revela que casi un tercio de las profesionales en residencias que cambiaron de empleo entre 2009 y 2023 lo hicieron hacia el sector sanitario, atraídas por mejores condiciones laborales y salariales.
No obstante, a pesar de los desafíos, muchas cuidadoras mantienen una fuerte vocación. Valoran el vínculo con las personas atendidas, así como el reconocimiento afectivo y el sentido de utilidad que encuentran en su trabajo.
El estudio concluye que es urgente y necesario mejorar las condiciones laborales del sector. No solo para dignificar el trabajo de quienes cuidan, sino también para garantizar la sostenibilidad de un sistema cada vez más demandado debido al envejecimiento poblacional. Porque cuidar bien comienza por cuidar a quienes cuidan.
TODA LA INFORMACIÓN EN EL INFORME