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¿Robos o desapariciones?

Por Josep de Martí
¿Robos o desapariciones en la residencia?
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¿Robos o desapariciones en la residencia? (Foto: ChatGPT4)

En la residencia Las Marismas, de la que, por cierto, eres directora, se está viviendo una situación inquietante. En las últimas semanas, varios residentes han reportado la desaparición de objetos personales. Esto te está llenando de preocupación, ya que afecta a la confianza que los residentes y sus familias tienen en el centro. El reglamento de la residencia recomienda que, debido al deterioro cognitivo de muchos residentes, no se mantengan objetos de valor elevado. Aun así, algunas residentes insisten en conservar pendientes o collares que, aunque no sean extremadamente valiosos, cuestan varios cientos de euros.

Recientemente, los familiares de una residente te dijeron que echaban de menos unos pendientes que se quitaba cada noche antes de dormir. No estaban seguros desde cuándo no los tenía, ya que algunos días no se los ponía y se quedaban en la mesilla todo el día. Otra residente se quejó de la desaparición de un bolsito de la mesilla de noche donde guardaba una pequeña cantidad de dinero.

Estos incidentes te han llevado a hablar con varias auxiliares. Una de ellas, en confianza, te ha comentado que entre el personal se rumorea que una trabajadora nueva ha sido vista "cogiendo algo". No tienes ninguna prueba concreta y, hablando con la familia de la señora de los pendientes, has intentado tranquilizarles y éstos han aceptado que sencillamente los pendientes se han perdido. Sin embargo, quien no está tranquila eres tú.

Has recordado que hace unos años una residente con una demencia incipiente “regalaba” cosas a las auxiliares que la atendían. En aquel caso, empezando por las gerocultoras, entendisteis que esos “regalos” no podían considerarse como tales y todo se devolvió. Lo has comprobado y esta vez no ha sido nada así. También has recordado que en varias ocasiones has tenido residentes con deterioro cognitivo que “cogían” cosas y las guardaban. Así, durante un tiempo, si se perdían unas gafas, todo el mundo sabía que lo más probable es que estuviesen en el bolso de doña Carmela. De nuevo has explorado esa vía, pero tampoco ha sido eso.

Así las cosas, estás considerando varias opciones para abordar este problema y garantizar la seguridad y tranquilidad de los residentes. Aquí te planteo tres posibles vías de actuación:

  1. Implementar un sistema de control interno más estricto

Una opción sería reforzar el control interno mediante la implementación de medidas más estrictas. Esto podría incluir:

  • Inventario regular de objetos personales: Podrías establecer un sistema donde se registre regularmente los objetos personales de valor que cada residente tiene en su habitación. Esto ayudaría a detectar rápidamente cualquier desaparición y a llevar un control más riguroso.
  • Control sobre los trabajadores: Te planteas poder revisar los bolsos y mochilas del personal de la residencia cuando acaban el turno. Esto, además de resultar muy violento puede suponer repercusiones legales. Lo has consultado con un abogado y ves que jurídicamente la cosa no es fácil y que, si una trabajadores se niega y acabáis en los tribunales puede haber repercusiones. Tu abogada te ha dicho que “el juez establecerá en cada caso si la medida empresarial adoptada se acomoda a las exigencias de proporcionalidad entre el fin pretendido con ella y la posible restricción de aquel derecho fundamental de los trabajadores, para lo cual es necesario constatar si dicha medida «cumple los tres requisitos o condiciones siguientes: si tal medida es susceptible de conseguir el objetivo propuesto (juicio de idoneidad); si, además, es necesaria, en el sentido de que no exista otra medida más moderada para la consecución de tal propósito con igual eficacia (juicio de necesidad); y, finalmente, si la misma es ponderada o equilibrada, por derivarse de ella más beneficios o ventajas para el interés general que perjuicios sobre otros bienes o valores en conflicto”.
  • Cámaras de seguridad: Instalar cámaras de seguridad en áreas comunes y pasillos, respetando la privacidad de los residentes en sus habitaciones, podría ayudar a monitorizar actividades sospechosas y proporcionar pruebas en caso de que ocurra algún robo. Aquí entra algo que has considerado y es explorar si existen empresas que instalen un software de inteligencia artificial que permita “deducir” esos comportamientos extraños sin intervención humana. El problema es que esos sistemas todavía son muy nuevos, por lo que poco fiables, y caros de implementar.

Cualquiera de estas medidas podría ser vistas como invasivas tanto por el personal como por los residentes y sus familias. Es crucial comunicar claramente que el objetivo es garantizar la seguridad de todos y no generar desconfianza. Además, conociendo cómo actúan los tribunales del ámbito laboral, sabes que, incluso si encontrases pruebas sólidas, te resultaría caro despedir al ladrón.

  1. Reforzar la concienciación y la formación del personal

Otra vía de actuación sería centrarse en la formación y concienciación del personal:

  • Sesiones de Formación: Organizar sesiones de formación para todo el personal sobre la importancia de la honestidad y la ética en el trabajo. Estas sesiones podrían incluir discusiones sobre las consecuencias legales y morales del robo.
  • Charlas Motivacionales: Invitar a expertos en ética laboral para que den charlas motivacionales y refuercen la cultura de respeto y cuidado hacia los residentes y sus pertenencias.
  • Revisar Procedimientos de Contratación: Revaluar los procedimientos de contratación y asegurarse de que todos los nuevos empleados pasen por un riguroso proceso de verificación de antecedentes.

Estas medidas, que te ha propuesto un asesor de recursos humanos te parecen más medidas estéticas que realmente efectivas. Te han dicho que hacer algo así podría mejorar el ambiente laboral y reducir el riesgo de incidentes futuros, aunque no resolverían inmediatamente los casos actuales de desapariciones. No te convence.

  1. Abrir una investigación formal y colaborar con las autoridades

La tercera opción sería tomar medidas más drásticas y abrir una investigación formal:

  • Investigación interna: Designar a alguien del equipo para que investigue las desapariciones reportadas. La cuestión sería que todo el equipo viese que se da importancia a la situación y que esa persona o personas, pudiesen hablar tanto con residentes como familiares y trabajadores.
  • Denuncia y colaboración con las autoridades: Se trataría de animar a las familias a que denuncien ante la policía las desapariciones y ofrecerse desde la residencia a colaborar con la policía en cualquier investigación. Esto enviaría un mensaje claro de que la residencia no tolera el robo y está comprometida con la seguridad de los residentes.

Estas dos últimas opciones te las ha desaconsejado tu asesor jurídico ya que teme que pudiesen surgir en algún momento responsabilidades de la residencia. Además también podría generar tensión entre el personal y preocupación entre las familias de los residentes. Es fundamental manejar la situación con mucha delicadeza y transparencia.

¿Qué harías tú?

Aunque es cierto que la situación en la residencia Las Marismas está hoy por hoy controlada, crees que debes hacer algo para que, la próxima vez no sea aquella en la que todo se te irá de las manos. Cada una de las opciones planteadas tiene sus ventajas y desventajas. La implementación de un sistema de control interno más estricto podría disuadir futuros robos, pero podría ser visto como invasivo. Reforzar la formación y concienciación del personal podría mejorar la cultura laboral, pero no solucionaría los incidentes actuales. Abrir una investigación formal y colaborar con las autoridades podría ser la opción más efectiva, pero también la más disruptiva.

Intentas poner en una balanza, en un lado las medidas, y en el otro el bienestar/tranquilidad de los residentes y sus familias. La confianza es un pilar fundamental en el funcionamiento de una residencia y, en momentos como éste, tu liderazgo será crucial para restaurarla y mantener un ambiente seguro y respetuoso para todos.

En esta situación crees que te ayudaría poder contar con la opinión de otras directoras y directores de residencia que quizás se han encontrado en situaciones similares y las han afrontado con éxito. Te imaginas lo bonito que sería que esos otros directores pudiesen conocer tu caso y pudiesen escribir respuestas.

Autor del texto Josep de Martí Vallés. Jurista y Gerontólogo. Fundador de Inforesidencias.

Síguele el Linkedin https://www.linkedin.com/in/josep-de-marti-valles/

En la redacción de parte del caso y la creación de la imagen he utilizado ChatGPT4

Opinión del experto

Eduardo Ortega, CEO de EO Abogados

¡Menuda papeleta para la Directora! ¡Nada fácil de lidiar! ¿Cómo no estar preocupada por la situación, y cómo no barajar un montón de acciones que hacer (o no hacer) para solucionar la situación?

Entiendo lógica la desconfianza de usuarios y familiares; también su deseo (y derecho) a guardar en su habitación sus pertenencias (con independencia de su valor o no), algo que compromete al Centro y a su dirección y que, en mi humilde opinión exigiría de un “remix” de varias de las medidas apuntadas por Josep de Martí.

Así “revolvería” el centro para asegurar que tales bienes no aparecen en el lugar menos inesperado del Centro. Aunque esta tarea suponga un esfuerzo de añadir más tareas al personal y de emplear tiempo en ello, quizás pueda evitarme todo lo demás.

Si este “rastreo” resultase infructuoso no me cabría otra que “meterme en harina”, para lo que creo que comenzaría, al igual que la Directora de “Las Marismas”, con esas comprobaciones iniciales, y que en lenguaje jurídico (por buscar una asimilación) podríamos denominar diligencias previas de investigación extrajudicial.

Es decir, en el primer caso, me aseguraría de la veracidad de los testimonios de los familiares de la usuaria que refieren a la desaparición de sus pendientes (digo a los familiares porque de la lectura del caso, pudiera desprenderse la necesidad de apoyos a la capacidad al no intervenir directamente la usuaria), así como del testimonio de la usuaria que manifiesta también haber desaparecido de un bolsito de la mesilla de noche (segundo caso a analizar).

Coincido también con la segunda actuación realizada a modo de “investigación” realizada por la Directora, esto es, hablar con el personal de confianza hecho con la máxima cautela con el fin de realizar un primer sondeo sin que nadie pueda sentirse “investigado o encausado” en el Centro.

También creo que, como a la Directora de “Las Marismas”, el hecho de que la familia aceptara que los pendientes se han extraviado, en nada me dejaría tranquilo, y que el runruneo de saber qué es lo que verdaderamente ha sucedido tampoco me dejaría parar, entre otras razones, por la inseguridad que me generaría como director, y por el riesgo de que finalmente se descubra que lo sucedido fue un hurto (o un robo), o simplemente por el riesgo reputacional que supondría para el centro en caso de confirmarse la producción de un “hecho delictivo”.

Descartaría también la “hipótesis” de que la usuaria del segundo caso (la de la bolsita) haya “regalado” esta pertenencia a un trabajador/a del centro.

Por el contrario, en el primer caso (el de los pendientes), me creo que se trataría posiblemente de una persona con deterioro cognitivo, pues en el caso expuesto se nos dice que “recientemente los familiares de una residente te dijeron que echan de menos unos pendientes que se quitaba para dormir”. Es por ello que acudiría a usuarios cercanos a esta usuaria (bien porque compartan habitación, bien porque compartan tiempos) así como al personal de máxima confianza todo ello a los fines de poder preguntarles y seguir haciendo una aproximación a los hechos.

Si, como parece ser, después de estas primeras pesquisas no he llegado a ninguna conclusión, pasaría a realizar diferentes actuaciones dentro de las ellas enumeradas en el caso expuesto.

Paso a exponer el por qué de unas y no de otras:

Sobre la primera medida posible (Implementar un sistema de control interno más estricto)

Estas medidas, consistirían principalmente en la realización de un inventario regular de objetos personales de los usuarios, así como un control sobre los trabajadores (registro de bolsos y mochilas al concluir el turno).

Cierto es que tales medidas dotarían al centro de una mayor seguridad que eliminaría, al menos de principio, la repetición de episodios como el sucedido.

Sin embargo, estas medidas supondrían “incrementar” el listado de tareas a realizar por la Dirección, puesto que tanto la realización de un inventario de los objetos de valor de los usuarios como su revisión periódica (principalmente) no parece indicar que fuera la solución más operativa, aun de la seguridad que sí podría conllevar.

Además, la realización de un control de bolsos y mochilas se encontraría en el “filo de la navaja” de la legalidad, compartiendo plenamente las consideraciones que el abogado de la Directora le ha transmitido: “el juez establecerá en cada caso si la medida empresarial adoptada se acomoda a las exigencias de proporcionalidad entre el fin pretendido con ella y la posible restricción de aquel derecho fundamental de los trabajadores, para lo cual es necesario constatar si dicha medida «cumple los tres requisitos o condiciones siguientes: si tal medida es susceptible de conseguir el objetivo propuesto (juicio de idoneidad); si, además, es necesaria, en el sentido de que no exista otra medida más moderada para la consecución de tal propósito con igual eficacia (juicio de necesidad); y, finalmente, si la misma es ponderada o equilibrada, por derivarse de ella más beneficios o ventajas para el interés general que perjuicios sobre otros bienes o valores en conflicto”.

Más proporcional y adecuada al caso me parece la propuesta de instalar cámaras de seguridad en las áreas comunes y pasillos, acción ésta que si bien está sometida a unos requisitos previos de aviso a los trabajadores, no requieren de mayor trabajo que el de su instalación y revisión de las grabaciones cuando se detecten casos como el presente.

Sí exploraría el que además las cámaras funcionaran con un software de inteligencia artificial, cuestión ésta que resolvería en función de su coste y fiabilidad ponderado en función de capacidad económica del centro.

Aun de la instalación de las cámaras, creo que sería consciente de la necesidad de implementar más medidas con el fin de evitar la repetición de lo sucedido y lo que es más: de que en el caso de producirse pueda imputarse responsabilidad a la Dirección por falta de control. Por ello, enlazado con la primera medida propuesta, procedería a elaborar un buen modelo de inventario de bienes y pertenencias del usuario en el que reflejar aquellas que tienen especial valor, incluyendo una declaración del centro por la que informar que no se responsabiliza de las mismas, máxime en supuestos de existir deterioro cognitivo del usuario. De esta declaración procuraría el obtener el recibí de usuario/a y familiares en caso de representación.

Sí me lanzaría decididamente en esta “encrucijada”, en la segunda acción propuesta en el caso: Reforzar la concienciación y la formación del personal”:

  • La realización de Sesiones de Formación en materia de honestidad y ética en el trabajo
  • Charlas Motivacionales:
  • Revisar Procedimientos de Contratación:

Estas tres medidas, de carácter preventivo, tienen la ventaja de no constituir una carga de trabajo excesiva; tampoco se me antoja inicialmente como especialmente costosa; es proporcional a la situación dada en el centro y además vuelve a tener para mi un extra: su constancia documental. Así, en el caso de que se produzcan hechos similares al ocurrido, la Dirección del Centro podrá acreditar que “previene” la comisión de los mismos a través de todos los medios disponibles a su alcance (opinión particular del que suscribe): no solo los materiales (inventario inicial y cámaras en espacios comunes y de tránsito), sino mediante acciones formativas con el personal cumpliendo así con el grado de diligencia exigible a un director.

Y como no, junto a las medidas 1 y 2 (de carácter preventivo ambas), también adoptaría algunas de las medidas propuestas en el punto 3, estas ya de carácter sancionador: Abrir una investigación formal y colaborar con las autoridades”

Evidentemente que iniciaría una investigación interna, investigación por la que dejar constancia escrita de que me he dirigido al personal del centro a los efectos de comunicar lo sucedido, de que me he entrevistado (interrogado) al personal que tiene más trato con las usuarias en cuestión.

De esta “investigación interna” arrojaría dos resultados.

-El primero de estos resultados sería el de no obtener indicio alguno de que la desaparición de tales bienes ha sido obra de un trabajador del Centro, en cuyo caso habría que “archivar el expediente”. De tal archivo habría que dar cuenta a los familiares de la usuaria (por presumir deterioro cognitivo), y a la usuaria en el segundo (el del bolsito con dinero).

Esta medida me creo que es del todo recomendable, no solo por evidenciar a usuarios, familiares y personal la importancia que el Centro concede a estos asuntos, sino por la conveniencia de salvaguardar la responsabilidad de la Entidad por “inacción” ante este tipo de supuestos.

- El segundo resultado que puede arrojar la “investigación interna” es el de un posible hurto por parte del personal del centro, de otro usuario, familiares de otros usuarios, etc…

Para el supuesto de que el “presunto autor de los hechos” sea personal del centro, corresponde la incoación de un expediente sancionador, expediente por la comisión de unos hechos muy graves consistentes en “apropiarse de objetos […] de las personas y usuarias del centro o servicio” (art 60.C del VIII CCME) y que tendrían como sanción en caso de confirmarse tras la instrucción del expediente por el propio Centro el despido o la suspensión de empleo y sueldo de 30 a 90 días o el despido.

En la instrucción del expediente, tendría que poner en liza toda mi empatía con el personal para “animarles” a “delatar” al autor de los hechos haciendo incidencia en que un hecho así pone en riesgo a la entidad y al resto de usuarios. También pondría énfasis en reconocer su valentía y lealtad con la empresa, pues su testimonio sería fundamental para nuestra defensa ante una supuesta impugnación de la sanción.

Y queda por valorar la tercera acción, la más comprometida: la “Denuncia y colaboración con las autoridades”. Seguro que se me pesarían los pros y contras de esta acción por la responsabilidad que genera y las consecuencias que conlleva.

También opino que, en ambos supuestos, bien el primero en el que venimos tratando el caso con los familiares de la usuaria, como en el segundo (en el que venimos tratando directamente con la usuaria), dejaría en manos de ellos la decisión de acudir a la autoridad para denunciar el caso, sin que “motu proprio” fuera el propio Centro el que acudiera a la autoridad. Coincido aquí con la recomendación del jurista de “Las Marismas” en que, a pesar de nuestro buen propósito, el asunto se puede volver en nuestra contra y nos pueden imputar responsabilidad civil “como propina” al ser titulares de la actividad (articulo 1902 del Código Civil: El que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar el daño causado” y artículo 1903: “Lo son igualmente los dueños o directores de un establecimiento o empresa respecto de los perjuicios causados por sus dependientes en el servicio de los ramos en que los tuvieran empleados, o con ocasión de sus funciones”).

Por ello, potenciaría la instrucción del procedimiento sancionador (concluya en archivo o en sanción), como principal medio con el que no dejar impune los hechos, pero sin que trascienda del Centro en perjuicio de éste.

Me creo que el conjunto de medidas seleccionadas es equilibrado entre el bienestar y tranquilidad de los usuarios y familiares y la confianza entre Dirección y resto de personal, ya que la sitúan en un punto medio entre la “inacción” que nos puede poner en riegos y una “acción drástica” como el de la denuncia a la autoridad.

Y una vez que como responsable hipotético de “Las Marismas”, hubiese pasado todo y hubiese recobrado la tranquilidad (con archivo del expediente o con sanción), me centraría en contar con una buena programación en materia de prevención que me ayude a afrontar futuros casos sin miedo alguno a denunciar ante la autoridad cualquier hecho punible, máxime cuando éstos tengan su origen en cualquier supuesto muy grave de mala praxis no tanto con los bienes de los usuarios, sino con los usuarios mismos.

Agradecido de cualquier otra opinión a favor o en contra.

¡Saludos!

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