"No hace falta que tengamos un ratio estipulado dentro de la normativa porque ya sabemos cuáles son las necesidades y cuál es la expectativa del cliente".
El director médico y de Calidad de Colisée, Toni Guerra, en cuanto a la labor inspectora que se realiza en los centros residenciales, considera que “carecemos de un sistema de evaluación de nuestros servicios basado en la expectativa del cliente, en objetivos, en resultados efectivos y eficientes”.
Por ello, apunta y destaca cuatro puntos básicos que se deberían tener en cuenta: "Debemos anticiparnos a esta evolución constante que tenemos del perfil de las personas que estamos atendiendo, tenemos que coordinar esfuerzos entre Salud y Servicios Sociales, tenemos que integrar sistemas para mejorar la trazabilidad y tenemos que mejorar la profesionalización de nuestro servicio".
El representante de este grupo residencia lo explicó durante el V Congreso Nacional Dependencia y Sanidad by Alimarket, en el que habló de la asistencia sanitaria en residencias para personas mayores y sobre los retos y oportunidades en un sector que indudablemente es clave para la sociedad. Así, como explicó Guerra, el objetivo de la ponencia era poder abordar estos cuatro aspectos mencionados dentro del ámbito de la asistencia sanitaria, clínica y médica en las residencias bajo la visión transversal de una compañía como Colisee enfocada en fomentar un envejecimiento positivo.
Nuevo perfil de residente
Para empezar, Toni Guerra apuntó que uno de los retos es cómo asimilar la evolución del modelo y el nuevo perfil de residentes que tenemos en nuestros centros: "La primera pregunta que nos formulamos es qué quieren las personas mayores actualmente y la respuesta es obvia: a parte de que la inmensa mayoría de personas el 96% viven en sus domicilios, la inmensa mayoría de personas queremos estar en casa. Ese es nuestro plan de vida".
"Nadie querría desplazarse a una residencia para vivir. Otra cosa son las necesidades, la coyuntura estructural familiar doméstica y las circunstancias de salud. Por tanto el objetivo fundamental sería desinstitucionalizar nuestra actividad", subrayaba, para añadir a continuación: "La podemos entender en dos marcos, desinstitucionalizar quiere decir poder tener unos servicios de atención domiciliarios potentes que lleguen a todas las partes interesadas con aplicación de la tecnología que permita a la persona mantenerse en su casa, pero a la vez y de forma complementaria, que los servicios residenciales tengan un componente mucho más humanizado, mucho más cercano, que podamos desestigmatizar el servicio de atención residencial.
Recordaba que ha cambiado el perfil de la persona usuaria, han entrado muchos operadores y ha cambiado el mapa residencial del país y, sin embargo, el marco normativo y el marco estructural no ha sufrido un cambio de forma paralela.
"El perfil de las personas que tenemos hoy en día ingresados es el de una persona con una media de edad de 85 años, vulnerables, frágiles, con polimedicación, con polifarmacia, con mucha morbilidad, con graves riesgo de mortalidad y una esperanza de vida en la residencia que situamos aproximadamente en dos años. Esto nos genera grandes dilemas éticos en el planteamiento de las intervenciones que llevamos a cabo y en la mayoría de casos con un pronóstico muy desfavorable", insistía.
Señalaba el director médico de Colisée que esto nos hace pensar que el modelo que tenemos que llevar a cabo es un modelo necesariamente que combine la parte social con esta necesidad de servicio y de atención sanitaria y que, básicamente, "busque actividades preventivas para promocionar la salud, la trayectoria de vida de la persona y esta expectativa que puede tener, la seguridad clínica dentro de nuestros procedimientos, la equidad y la armonía en el servicio que prestemos, un continuum asistencial y una integración en la comunidad".
Criticaba Toni Guerra que "
el sistema carece de una actualización del marco normativo y aún estamos en un marco que nos inculca unos principios de inicio de la actividad con, básicamente, cuestiones estructurales, ratios de personal y cuestiones funcionales, pero carecemos de un sistema de evaluación de nuestros servicios basado en la expectativa del cliente, basado en objetivos, basado en indicadores, basado en sistemas que permitan, no solo evaluar el servicio residencial a partir de esta norma evaluada con el Servicio de Inspección, sino en base a resultados efectivos y eficientes de nuestros servicios".
Por comparar, puso un ejemplo y es que a nadie se le ocurriría en un hospital o en un centro de salud valorar su trabajo a partir de ratios de personal: "Y eso es lo que pasa a nosotros y no tenemos verdaderamente un cuadro de indicadores que permita hacer un seguimiento eficaz de nuestra actividad".
Falta de profesionales en las residencias
Otro punto que abordó Toni Guerra es la falta de personal que tenemos en este momento: "No hace falta que tengamos un ratio estipulado dentro de la normativa porque ya sabemos cuáles son las necesidades y cuál es la expectativa del cliente. Tenemos necesidad de tener en los centros equipos sanitarios".
El contexto actual es ciertamente "desalentador", apuntaba: "Tenemos dificultad de reclutamiento, de profesionales médicos especializados en el ámbito de la Geriatría y de la Gerontología. No tenemos médicos en nuestros centros y el contexto es de salarios bajos, dificultad para desarrollar una carrera profesional, dificultad de conciliar horarios, hay mucho profesional médico que fluctúa su actividad asistencial entre la residencia y otro ámbito de salud, habitualmente dentro del ámbito público, socialmente nuestro sector aún tiene un margen de mejora muy importante para ser verdaderamente atractivo, hay escasez de especialistas y realmente genera mucha responsabilidad y una alta carga de trabajo".
Recordó algunos datos objetivos y que reflejan hasta qué punto vamos desalineados con la realidad de nuestra demografía: "Vemos cuál es la pirámide poblacional, vemos que cada vez hay más personas mayores, cómo se va invirtiendo esta pirámide poblacional, pero vemos a la vez como, según la Sociedad Española de Geriatría Gerontología, tenemos 167 pediatras por cada 100.000 menores, pero en cambio solo tenemos 16 geriatras y como en la convocatoria MIR de este año 2024 de las 8.772 plazas convocadas para médicos internistas residentes solo hay 111 para geriatras".
Deja claro que "hay una cierta descorrelación entre la necesidad de nuestra sociedad versus la formación académica o el impulso que desde la administración pública se hace de esta especialidad".
Otro aspecto relevante es el número de profesionales que tramitaron certificados de idoneidad para trabajar en el extranjero en comparación con los que lo hicieron para venir a España. Capítulo aparte, la demora que hay dentro de la tramitación de las homologaciones que en buena teoría se debería poder formalizar entre seis ocho meses y a veces tarda 12 y 24 meses poder homologar una titulación.
"También está la cuestión del salario médico", subrayó. "Está expuesto que con el salario del convenio marco es absolutamente imposible competir con los otros niveles asistenciales. Aquí tenemos un amplio margen de mejora que tiene que ir obviamente de la mano de la administración pública. Y otro tema no menor que es la jubilación del Babyboon. Según un estudio, en los próximos años va a haber hasta 80.000 jubilaciones de profesionales médicos con una dificultad de poderlos sustituir", indicó.
Mejora de la integración sociosanitaria
Por otra parte, señaló que la Ley de General de Sanidad de 1986 dictamina que la responsabilidad asistencial de los centros residenciales recae en los médicos de Atención Primaria y también en los equipos de atención hospitalaria. La realidad, y este porcentaje está hecho en base a los 68 centros que tiene Colisée en este momento, es que "en el 62% de los casos el médico de atención primaria no pisa la residencia".
"Esto es un problema pues son personas que tienen asignadas a su cupo, personas que debería conocer, tratar desde el centro y que se omite esta responsabilidad", rasaltó.
Obviamente, hay una gran dispersión de casuísticas en función de la comunidad, de la provincia, de la comarca, en función del proveedor del área base de la salud y, al final, del médico que está prestando el servicio a la residencia. Hay muchos y diversos agentes que participan en la actividad médica en las residencias, pero el mínimo común denominador es la falta de coordinación y la falta de una continuidad asistencial entre ellos.
Un elemento no menos significativo es el de los sistemas informáticos, que tienen que ayudar a conectar a la persona dentro de su marco de atención en el ámbito de la salud: "Vemos que hay una diferencia importante entre comunidades, como en Valencia, donde el médico de la residencia, sea público o privado, tiene acceso completo al programa informático y por tanto es autónomo para generar recetas, visitas y todo tipo no de de actuaciones complementarias. Pero en cambio, vemos otras comunidades donde el médico del centro, si no es un médico público, no tiene acceso al programa informático, con lo cual el médico del centro queda con mucha opacidad de información".
"Necesitamos que haya una mayor coordinación para garantizar este continuo asistencial porque las personas en la residencia entran y salen con cierta frecuencia, vienen de atención domiciliaria, están ingresados en la residencia, reciben apoyos de Atención Primaria, atención especializada, van a centros no de salud, van a centros de especialidades, ingresan en el hospital, participamos del transporte sanitario… y si no hay una coordinación entre estamentos sociales y sanitarios se merma la calidad asistencial, se merma la trazabilidad y por tanto empeoramos la expectativa de la persona de la familia y la salud del residente", afirmaba el representante de Colisée.
tTiene claro qué hace falta: "Sería necesario tener un médico especialista en la residencia, un geriatra. Hemos dicho que no los hay, pero si los hubiera sería una estrategia positiva porque el poder tener un mayor enfoque en líneas estrategicas asistenciales en el centro, como es acceder a la historia clínica, mejorar la prescripción en la conciliación, poder acceder a temas de interconsultas, pruebas, mejorar la información con las familias… de una forma u otra acabaría repercutiendo económicamente en el sistema porque seguramente mejoraríamos la morbi-mortalidad, mejoraríamos los traslados al hospital, reduciríamos gasto farmacéutico y provocaríamos una mejor calidad de la vida de nuestros residentes".
Mejora de la profesionalización
Por último, Toni Guerra quiso destacar "la necesidad de que internamente podemos abordar también una mejora de la profesionalización o de la actividad... el médico de la residencia tiene que tener un papel de un mayor liderazgo dentro de la gestión propiamente del centro": "Es habitual que el médico que tenemos en el centro viene de una forma muy parcial y compatibiliza con otros niveles asistenciales y por tanto no tiene esta capacidad de efectuar realmente una función de liderazgo en el centro de estar al lado de la dirección".
Entiende que sería bueno que pudieran "liderar la asistencia sanitaria, en qué contexto y cómo, qué buscamos, integrarlo en el plan de atención y vida, asegurar todos los procesos relacionados con la farmacia, promover actuaciones de prevención de la salud con todo el equipo, actuar y evaluar los indicadores... y no sólo a partir de inspecciones que acaban a veces penalizando por pequeñas décimas, por falta de ratios de personal o por cuestiones insignificantes".
Sería importante, insiste, en que el médico debería "participar de una forma clave en la gestión de casos, planificar y trabajarla en los proyectos de mejora de calidad, trabajar en procesos que garanticen este soporte continuado y permanente en el centro y, sobre todo, facilitar la información a todas las partes interesadas".