Aunque la expectativa de vida de las personas ha crecido mucho en los últimos años, esto no quiere decir que en el pasado no hubiese quien llegase a edades muy avanzadas. Un ejemplo es el filósofo griego Platón, quien alcanzó los ochenta años.
Parece mentira como lo que dijo un hombre hace 2.400 años sobre lo que está bien y sobre cómo podría interpretarse el mundo haya alcanzado nuestros días resonando en nuestras cabezas como algo totalmente actual.
Pero, ¿tiene una aplicación directa el mensaje platónico, más allá de los “grandes conceptos”? Pensaba en esto hace poco cuando, hablando con un amigo él se planteaba si estaba bien buscar una residencia para su madre, afectada por un alzhéimer que la había apartado mentalmente del mundo. Hablamos un rato y le ofrecí los argumentos que consideré más sinceros y reconfortantes. Al cabo de unas horas, ya en casa, se me ocurrió la idea: ¿qué habrían hecho los grandes filósofos de la historia si se les hubiese planteado una situación en la que su madre necesitase una residencia por sufrir una situación de demencia? Y ¿cómo hubiesen justificado su decisión?
Habiendo nacido en 1965, mi infancia y adolescencia están acompañadas por las siglas EGB, BUP y COU; siendo además estudiante de “letras puras” tuve la ocasión de estudiar latín, griego y filosofía. Asignaturas que me aburrían muchísimo entonces, pero que ahora encuentro, sobre todo la filosofía, apasionantes.
Para empezar a saber algo más del tema seleccioné a cuatro grandes filósofos: Platón, Aristóteles, Descartes, Kant; y me puse a trabajar en intentar responder las preguntas ¿hubiesen ingresado ellos a su madre en una residencia? ¿Cómo habrían razonado si el hacerlo estaba bien o mal?
No soy filósofo así que recomiendo tomar esto como un entretenimiento y no como algo académico: empiezo con Platón.

Platón es un filósofo que se nos muestra a través de diálogos en los que, a menudo, busca la verdad y la justicia. Para él, nuestra realidad está formada por dos mundos: uno, que llama Mundo Sensible, es el que vemos y notamos con los sentidos y que está lleno de imperfecciones; el otro, es un mundo de Ideas o Formas, que es perfecto. La pena es que normalmente sólo somos conscientes del mundo de los sentidos. ¿Complejo? Si buscas en Google “el mito de la caverna” se entiende muy bien.
Si trasladamos la existencia de los dos mundos al tema en cuestión, podríamos ver la situación de la madre anciana con Alzheimer como una circunstancia del mundo sensible, lleno de complejidades y desafíos. En este mundo, las enfermedades como el Alzheimer pueden desdibujar la esencia verdadera de una persona, ocultando su "Forma" ideal o esencia real detrás de los síntomas y las limitaciones que impone la enfermedad. Ese mundo nos engaña y sólo nos muestra una parte de la persona.
Uno de los conceptos más importantes en la filosofía de Platón es la idea de la "justicia". Para él, ser justo no solo implica actuar correctamente hacia los demás, sino también hacer lo que es correcto para uno mismo y para la comunidad. En "La República", Platón describe la Justicia como el estado en el que cada parte de la sociedad (o del alma) hace lo que le corresponde y no interfiere en el trabajo de las demás.
Aplicando esto a la situación de una madre que sufre Alzheimer y pensamos ingresar en una residencia, deberíamos preguntarnos: ¿qué es lo más justo para ella, considerando su condición y necesidades? Si una residencia de tercera edad tiene los medios, la experiencia y el personal adecuados para cuidar de una manera que en casa no se lograría, puede verse como un acto justo y adecuado ingresarla allí. Esto permitiría que la madre reciba la atención especializada que necesita, y que tanto ella como su familia puedan desempeñar los roles más adecuados en esta etapa de la vida.
Seguro que Platón habría pensado que para saber qué es justo habría que considerar que no todas las residencias son iguales, por lo que habría que seleccionar las que ofreciesen los servicios más ajustados a las necesidades concretas de la madre.
Por otro lado, Platón siempre destacó la importancia del alma y de su cuidado. Más allá de las necesidades físicas y mentales, está el bienestar del alma de la madre. Si bien una residencia puede ofrecer cuidados y apoyos en las actividades de la vida diaria, un servicio hotelero 24/7 y un cierto apoyo sanitario, es esencial considerar si también puede proporcionar el tipo de ambiente respetuoso y digno que nutra su alma. Aquí podríamos de un salto vincular a Platón con Bill Thomas, que defiende que las residencias luchen contra las tres plagas que afectan a los mayores (soledad, aburrimiento y sentimiento de inutilidad).
Tampoco podemos olvidar la visión platónica de la comunidad y su bienestar. La decisión de ingresar a tu madre en una residencia no solo le afecta a ella, sino también a toda la familia y, en un sentido más amplio, a la comunidad. La justicia, para Platón, busca el equilibrio y el bienestar general. Por lo tanto, es fundamental considerar cómo esta decisión afecta a todos los involucrados. Platón habría hablado con sus hermanos y resto de familiares y hubiese considerado cómo afectaría el eventual ingreso a cada uno.
Con todo esto en mente, desde una perspectiva platónica, la elección correcta sería aquella que buscase el mayor bien y justicia tanto para la madre como para todos los involucrados. Supongo que, desde un punto de vista platónico, la mejor forma de dar respuesta a la pregunta sería hacer una búsqueda inicial en Inforesidencias.com haciendo caso al indicador de transparencia. Aunque supongo que ahí mi opinión está bastante sesgada.
Aviso: para escribir estos posts empecé leyendo artículos que encontraba en Google y acabé consultando también con ChatGpt. Quizás si hubiese estado más atento en el instituto y la universidad no lo hubiese necesitado, pero soy quien soy.