dependencia.info

Un mundo sin Alzheimer

Por Josep de Martí
miércoles 20 de septiembre de 2023, 21:55h
El fundador de Inforesidencias.com, Josep de Martí.
Ampliar
El fundador de Inforesidencias.com, Josep de Martí. (Foto: JC/Dependencia.info)

“Hace pocos días un científico y un laboratorio anunciaron que, gracias a una terapia que utiliza células madre y en la que están investigando, en cinco o seis años podríamos tener una cura para la enfermedad de Alzheimer.

Mi primera reacción fue de sorpresa y alegría por lo que parecía rotundidad de la noticia. Una segunda lectura me permitió ver que la clave estaba en que decía que se “podría curar” no que se “iba a curar”. Al final me quedé con la idea de que un laboratorio y un equipo de investigadores buscan financiación para su proyecto y lo hacen lanzando una noticia que atraiga la atención hacia ellos”.

Los dos párrafos anteriores los escribí en el blog que llevaba entonces en junio de 2011.

Desde entonces las “grandes noticias” sobre el Alzheimer han oscilado entre el anuncio de nuevos medicamentos o tratamientos prometedores; y los baños fríos de realidad de expertos que nos dicen que tendremos que acostumbrarnos a vivir en una sociedad en el que una parte de nosotros tenga esta afección. Estos expertos recomiendan priorizar la prevención, la detección precoz, el retraso de los síntomas y el apoyo a quienes viven con la enfermedad aceptando que va a ser muy difícil encontrar una cura en el medio plazo.

Aun así, coincidiendo que este jueves 21 de septiembre conmemoramos el Día Internacional del Alzheimer, me he vuelto a imaginar, como hice hace doce años, cómo podría ser el proceso para llegar a un mundo en el que el Alzheimer y el deterioro cognitivo se pudiese curar en la mayoría de los casos.

Todo empezaría el día en que un laboratorio patentase y obtuviese la autorización para el “medicamento definitivo”. Con toda seguridad la empresa farmacéutica querría recuperar su inversión y gratificar generosamente a sus inversores lo que haría que el tratamiento, en principio, sería muy caro. De esta forma, los primeros “sin Alzheimer” serían aquéllos que se pudieran permitir pagar la cura. Es posible que hubiese muchos, ya que creo que miles de personas priorizarían la cura de la demencia por encima de muchas otras cosas. ¿Se imagina alguien con su cónyuge afectado a quien se le plantea el dilema de vender su casa para pagar un tratamiento que le devolviese a su marido?

Las seguridades sociales de los países europeos se lanzarían a intentar cubrir el tratamiento con fondos públicos y se enfrentarían a un serio dilema: ¿Podrían permitírselo? ¿Sería el Alzheimer la máxima prioridad de gasto? Creo que la presión social sobre los gobiernos y la de los gobiernos sobre el sector farmacéutico (prometiéndoles pedidos millonarios) harían que, tras un plazo de “tratamiento sólo privado” los precios bajarían y entrarían en la cobertura pública. Así, en unos años ya no habría Alzheimer en el mundo. Perdón, quise decir, ya no habría Alzheimer en el “primer mundo”.

¿Y en el resto? Es cierto que hay muchos más casos en países con tasas de envejecimiento elevadas, como Europa, Japón o Estados Unidos pero no lo es menos que en la América Latina, donde la población envejece a ojos vista y el número de personas que sufren la enfermedad se incrementa. Creo que en esos países, las personas con más recursos accederán al tratamiento desde un primer momento, pero ¿tendrá que esperar el resto a acceder a la cura a que venzan las patentes? ¿Tendrán que ver como un familiar se deteriora y deja de conocerles sabiendo que hay algo que podría curarle? La respuesta es que sí.

Y... ¿se podría hacer algo para evitarlo?

Se me ocurre que podría financiarse la investigación con fondos públicos, pero eso plantearía un serio problema, ya que habría que determinar qué es prioritario para el interés general: ¿No deberíamos antes gastar en erradicar la malaria o el dengue que matan cada año a cientos de miles de personas, muchas de ellos jóvenes y niños? Además, si se financian muchas investigaciones con poco dinero el resultado es peor que si se concentra.

Otra medida podría ser obligar a las farmacéuticas a ganar menos cuando descubren un medicamento que puede tener una alta utilidad, pero sabemos que entonces podríamos generar el riesgo de que dejasen de invertir en investigación. Las farmacéuticas que investigan siempre dicen que muchos de los proyectos que inician no acaban en éxito por lo que, cuando triunfan en uno, tienen que recuperar lo invertido en ese y en otros.

Entonces, ¿no hay más posibilidades que la descrita?

Creo que hay mucho de lo que hablar y que me estoy dejando algo importantísimo. ¿Qué beneficios produciría para la sociedad que los millones de personas que ven su capacidad cognitiva afectada la mantuviesen? ¿Qué mundo descubriríamos si pudiésemos disipar la niebla del alzhéimer?

La calidad de vida puede medirse. Estoy seguro de que la cura produciría un aumento considerable.

Como parece que ese día está todavía lejano. Vamos a tener que conformarnos con los consejos de los expertos: Prevención, detección precoz, retraso de síntomas y apoyos a quienes viven con demencia y sus cuidadores. Todo ello modelando unos entornos y unas estructuras sociales que tengan en cuenta que un porcentaje de quienes van a vivir en ellos tendrán ciertas dificultades.

En este día, mi saludo y reconocimiento a quienes viven apoyando y cuidando a personas con alzhéimer u otras demencias.

Valora esta noticia
4,5
(2 votos)
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios