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Innovación en residencias: Digitalización en residencias con pocos recursos

Por Antonio Atarés
domingo 06 de marzo de 2022, 13:45h

Seguramente algunos de los lectores de Dependencia.info se han planteado subir al carro de la digitalización. ¿Qué significa eso para una residencia?

Cuando una organización es grande dispone de medios para afrontar los retos, en este caso sería personal de informática, que puede evaluar distintas opciones existentes en el mercado e implementarlas en sus centros.

Cuando una organización es pequeña el reto de la digitalización puede parecer inabordable. En una residencia con pocos recursos el responsable de mantenimiento es la persona en la que suele recaer todo lo relativo a tecnología. Desde la climatización hasta la wifi, pasando por la electricidad, fontanería, etc. Demasiado.

La dirección suele centrarse más en aspectos organizativos y de gestión, por lo que utilizará alguna herramienta software, aunque sean hojas de cálculo, para su trabajo diario. Quizá algún programa específico de gestión. Lo normal es que no exista conexión entre este software y el sistema de llamada asistencial de la residencia.

Digamos que hay dos formas de recopilar información relativa a lo que está sucediendo en la residencia:

- El personal anota eventos sobre los residentes u otras consideraciones relativas a su trabajo.

- El sistema de llamada asistencial u otros sistemas registran eventos procedentes de dispositivos (pulsadores, sensores,…) asociados a los residentes o al personal.

Históricamente las anotaciones del personal se han hecho en papel, sobre libretas que se comparten entre los diferentes turnos o áreas. La escritura sobre papel es una tecnología nada desdeñable pero tiene algunos inconvenientes. Cuando se habla de digitalización, muchas personas entienden que se trata de dejar de utilizar papel para introducir las anotaciones en un sistema informático, a través de ordenadores, tablets o móviles.

Pero no es solo eso. Pocos son conscientes de la importancia de procesar la información en el momento que se produce, es decir, en tiempo real, y de la manera más automática posible, de forma que no suponga un esfuerzo extra.

Supongamos el siguiente ejemplo: José se levantó de la cama a las 2:45. A las 4:01 se lo encontraron sentado en el suelo. No se anotó nada por olvido o exceso de carga de trabajo. O si se anotó, no se supo indicar cuánto tiempo estuvo José en el suelo.

Puede ser irrelevante o no, pero el caso es que mucha información se ha volatilizado.

Si se hubiera dispuesto de un sistema de llamada asistencial moderno, un sensor habría detectado la ausencia de la cama y se hubiera registrado automáticamente. Se hubiera enviado inmediatamente un mensaje al móvil de Eva García (una asistente que estaba trabajando en esa planta esa noche), y hubiera acudido a las 2:47. Probablemente hubiera acompañado a José a la cama sin pasar por el suelo. A continuación Eva podría haber anotado, desde el mismo móvil, que la causa de la ausencia fue “desorientación”.

La supervisora u otro profesional vería desde su ordenador el registro de alertas por ausencia de cama, y antes de olvidarse el episodio podría haber ampliado información con Eva, si hubiera sido pertinente.

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Es solo un ejemplo de los muchos que puede haber, pero ilustra bien cómo el buen tratamiento de la información y la calidad asistencial mejoran con tecnología, es decir digitalizando la información.

Ahora es cuando llegan las preguntas: ¿cuánto vale un sistema así?, ¿cómo se instala?, ¿cuánto cuesta mantenerlo?

Obviamente no hay una respuesta fácil porque cada residencia es un mundo, pero sí hay un mensaje claro: tener pocos recursos no implica renunciar a la digitalización.

Una de las características de lo digital es que su abaratamiento ha sido constante desde que se inventó el primer transistor. Por tanto, no es un problema de productos, sino de conocimiento y de tomar una decisión clara, apostar por la digitalización, por la tecnología.

En un artículo anterior a la pandemia explicaba cómo invertir con sentido en tecnología asistencial. Ahora, tras todo lo ocurrido con el virus, creo que es más importante todavía.

Con un presupuesto bajo pero con motivación alta se pueden conseguir muchas cosas.

El responsable de mantenimiento de la residencia o empresas locales que ya le estén prestando sus servicios pueden encargarse de instalar la infraestructura mínima (wifi principalmente). Conseguir móviles android no es un problema y cada vez hay más variedad de sensores que se pueden integrar. Muchas veces son reutilizables elementos ya instalados como los pulsadores y el cableado.

El coste de mantenimiento presencial, recaería en el personal de mantenimiento, por ahorro y efectividad. El coste de mantenimiento remoto puede ser bajo, casi nulo si alguien de la residencia se forma adecuadamente y lo asume.

Por tanto estas son mis preguntas: ¿por qué muchas residencias continuan utilizando sistemas de llamada asistencial obsoletos?, ¿se informan de las posibilidades?, ¿han llegado a ver alguna demo?, ¿a obtener un presupuesto?, ¿valorar el coste/beneficio?

Entiendo el shock producido por el virus, el cansancio y la carga psicológica, pero para evitar nuevos errores conviene mejorar tecnológicamente. Puede suponer un alivio importante y, sobre todo, los residentes lo merecen. ¡Ánimo!

Antonio Atarés, director de Integración Digital Ingenieria

proyectos@integraciondigital.es

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