Según la última encuesta nacional sobre la salud bucodental, elaborada en 2020 por el Consejo General de Dentistas, el 15% de los españoles sufre odontofobia, que es el miedo o ansiedad que sufre el paciente cuando debe acudir al dentista. La odontofobia es un problema muy serio, porque impide el correcto tratamiento de las lesiones incipientes y puede provocar que se cronifiquen, pudiendo dar lugar a otras más severas.
No acudir al dentista o retrasar la visita hasta que el dolor se hace insoportable nunca puede considerarse una opción. Por eso, Sermade, clínica odontológica móvil especializada en la atención bucodental de las personas mayores que viven en residencias, presenta un decálogo para afrontar el miedo al dentista.
“Las agujas, el sonido de los instrumentos o el olor de la clínica pueden provocar ansiedad dental. Si esos síntomas se agudizan e intensifican puede aparecer la fobia, que convierte la ansiedad en un miedo irracional. En estos casos, el paciente no acudiría a sus citas a pesar de sufrir dolor y si acude el manejo de ese paciente resulta muy complicado”, explica el coordinador de Centros Residenciales de Sermade, Luciano Bermejo.
De hecho, este experto asegura que entre un 15% y un 25% de la población general presenta ansiedad y, dentro de este porcentaje, entre un 3% y un 5% manifiesta fobia dental. Datos lo suficientemente significativos como para que los odontólogos procuren determinar las causas para, a continuación, ofrecer las claves para no tener miedo al dentista.
Causas del miedo al dentista
Si bien las causas que provocan miedo al dentista son diferentes en función del paciente, el doctor Bermejo resume las más comunes:
- Malas experiencias anteriores e incluso traumáticas. Entonces, el paciente piensa que todas van a ser negativas y dolorosas.
- Miedo al dolor: cada paciente tiene un umbral del dolor diferente. Para algunos pacientes, tratamientos que no requieren anestesia, como una limpieza bucodental, pueden precisar de anestésicos para evitar la sensación dolorosa.
- Vergüenza. Cuando al miedo se une la vergüenza por el estado general de la boca hace que, en ocasiones, el paciente no quiera ser visto por el odontólogo.
- Entorno poco amigable. Desde los instrumentos del dentista hasta el sillón e, incluso, la propia postura del paciente, que tienen que estar con la boca abierta, y la cercanía del especialista, que invade su espacio personal.
- Incertidumbre ante lo que va a pasar y al diagnóstico, sobre todo ante la posibilidad de tratamientos agresivos que puedan implicar una extracción o sangrado.
Claves para superar el miedo al dentista
Las visitas periódicas al dentista son esenciales para mantener la cavidad bucal en óptimas condiciones, más aún si son personas mayores con problemas cognitivos o de movilidad. “Debemos conseguir una experiencia lo más satisfactoria posible para el paciente. No se debe menospreciar la sensación de miedo y angustia, sino mejorar la capacidad del paciente para luchar contra ella”, subraya el doctor Bermejo.
Por eso, Sermade presenta un decálogo para ayudar a que el miedo no bloquee a las personas que necesitan atención bucodental.
- Relación de confianza mutua entre el odontólogo y el paciente, que implique una comunicación fluida. De esta manera, se puede minimizar también la sensación de intrusión o invasión del espacio personal. “Los odontólogos debemos ser capaces de detectar los signos y síntomas que indican que el paciente está sufriendo un proceso de ansiedad para poder afrontar la situación de la mejor manera posible”, subraya Bermejo. Sudores, aumento de la frecuencia cardiaca, comportamiento nervioso en la sala de espera o poca colaboración durante e tratamiento son algunos de los síntomas que indican que el paciente está sufriendo un cuadro de estrés y ansiedad.
- Visitar la clínica antes de acudir a la cita. Además, la primera cita debe ser para un tratamiento sencillo o una toma de contacto, con el fin de que el paciente conozca a los odontólogos y pueda hablar con ellos sobre sus inquietudes y familiarizarse con el entorno.
- La clínica, un entorno agradable. Actualmente, las clínicas dentales procuran ser entornos relajantes para el paciente con cómodas salas de espera. Concretamente, las unidades de móviles de Sermade, homologadas por la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, están totalmente adaptadas y equipadas para prestar servicios odontológicos a pacientes con movilidad reducida que tienen dificultades para acceder a una clínica convencional.
- La cita, mejor a primera hora. De esta manera, hay menos probabilidades de que el paciente la cancele y se evitan esperas que aumentan el nerviosismo y ansiedad.
- Uso de auriculares. El paciente puede escuchar música para evadirse de los ruidos y el propio ambiente de una clínica odontológica.
- Acudir acompañado. Ir junto a un amigo o familiar aumenta la confianza y sirve para entretenerse conversando sobre otro tema.
- Aprender a controlar la respiración o practicar ejercicios que permitan disminuir la ansiedad. “La clínica puede contar con un equipo multidisciplinar que integre profesionales de la psicología para establecer terapias que aumenten la capacidad del paciente para asistir a sus citas y superar sus miedos”, sugiere el doctor Bermejo.
- Acordar una señal para descansar. Antes de empezar el tratamiento, el paciente puede pactar con el dentista una señal (levantar una mano, por ejemplo) para detener el tratamiento y descansar unos minutos.
- En los casos de mayor gravedad, se puede valorar la posibilidad de realizar una sedación consciente. “Durante este proceso, se produce una somnolencia inducida por la aplicación de fármacos. El paciente mantiene la capacidad de responder a órdenes verbales o estimulaciones táctiles ligeras, pero aliviamos los procesos ansiosos que algunos pacientes presentan ante ciertos tratamientos”, explica el coordinador de Centros Residenciales de Sermade.
- Revisiones periódicas. Realizar revisiones periódicas cada seis meses como mínimo es la mejor manera de normalizar las visitas al dentista e ir perdiendo el miedo.