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EL RINCÓN DEL DIRECTOR

¿Cuántos vestuarios diferentes? ¿Hombres, mujeres… y trans?

Por Josep de Martí
Taquillas de vestuario.
Taquillas de vestuario.

En la residencia las Marismas, de la que por cierto eres directora, siempre os habéis considerado una organización abierta, inclusiva y respetuosa con las personas. En la plantilla de la residencia hay varios trabajadores, hombres y mujeres que son homosexuales y viven su homosexualidad desde la normalidad. También, aunque de una forma mucho menos numerosa, en los años de funcionamiento habéis tenido algún residente abiertamente gay. Más allá de algún comentario fuera de lugar, la convivencia no se ha visto afectada.

En la residencia recordáis con una sonrisa una conversación entre una residente de 90 años a su hija de 70 que, señalando a un trabajador, hizo un gesto de burla insinuando que era muy amanerado.

- “Es que es marica y no tiene que esconderse como el primo Dioni, que estuvo preso por serlo. Si hubiese sido así antes… Pobre Dioni, o sea, que déjale en paz y no te burles”.

- “Que sea lo que quiera, pero aquí…, cuidando a gente mayor…”.

- “Aquí tenemos de todo: hay dos chicas casadas. Unas son de Marruecos, otras de Ecuador y una nueva que es negra y es de no sé dónde de África. Si estamos bien que cada uno sea lo que sea. ¿No?”

- “¡Jo Mamá!, si que te has vuelto moderna!”

- “O tú muy carca, hija, o tú muy carca”.

Esta anécdota os la habéis explicado muchas veces y os hacía sonreír complacidos de vuestra apertura de miras. Ahora la cosa ha cambiado un poco con la llegada de una trabajadora nueva que se llama Jessica y que tiene atributos físicos masculinos, aunque se reconoce como mujer.

Entre algunos residentes y familiares utilizan para referirse a ella el mote “el travesti” y ya te han venido a ver tres trabajadoras diciéndote que se sienten incómodas compartiendo el vestuario con un hombre. Tu primera reacción ha sido la de intervenir sutilmente hablando con unos y otros pidiendo respeto. Exactamente el mismo respeto que se tiene con quien es de una etnia, tendencia y origen no mayoritario.

“Es que... ¡Se le ve todo! Una cosa es una chica que le gusten las chicas y otra es tener un hombre desnudo en el vestuario”.

Algunas chicas te han pedido que se cambie en un lavabo de visitas o en el vestuario de hombres, que como son muy pocos, supondrá que la mayor de las veces esté sola “sin molestar a nadie”. Otras, que utilice el de mujeres, pero sea discreta y se ponga donde no se le vea mucho. También otras han dicho que todo esto les parece una mojigatería y que habría que dejar en paz a Jessica y fijarse solo en si hace bien el trabajo.

A todo esto, Jéssica te dice que no quiere causar ningún problema, pero tampoco ver violados sus derechos, sabe que la llaman “el travesti” y eso le genera mucho malestar. Te invita a ponerte en contacto con una asociación que representa los derechos de las personas trans y no binarias.

Para complicar un poco más las cosas ayer una de las auxiliares te ha comentado que su marido se ha enterado de lo del “hombre que se cambia en el vestuario de mujeres” y le ha dicho que tiene que dejar de trabajar en la residencia al igual que tendrían que hacerlo todas las “mujeres decentes”.

Hoy Jéssica te ha enviado una baja laboral por ansiedad y depresión y desde la asociación te han enviado un mail instándote a evitar los elementos de discriminación en el puesto de trabajo. Todo tiene que estar de forma correcta cuando Jéssica se recupere y vuelva.

¿Qué harías tú?

Autor del caso: Josep de Martí, Jurista y Gerontólogo. Fundador de Inforesidencias.com

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