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LA DISCRIMINACIÓN POR EDAD VULNERA PRINCIPIOS

¿De verdad dejaremos morir a los mayores de 80 años? Los expertos responden

UCI con pacientes con coronavirus.
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UCI con pacientes con coronavirus.
jueves 09 de abril de 2020, 13:03h

Dependencia.info planteaba hace una semana el debate surgido a raíz de la nueva realidad social y sanitaria que nos ha presentado la pandemia del coronavirus como consecuencia de la saturación de las urgencias y las UCIs y que lleva a los profesionales sanitarios a plantearse que ante "saturación o desbordamiento, es necesario priorizar la atención de los casos potencialmente más recuperables", es decir, una persona mayor vulnerable con patologías previas o una más joven con mejor pronóstico de supervivencia.

De esta forma, la presidenta de CEAPs, Cinta Pascual, sí cree que existe una discriminación por edad en la atención sanitaria y en el tratamiento médico en estos momentos de crisis sanitaria. Respondiendo en rueda de prensa a la pregunta de Dependencia.info era muy clara: "Por supuesto, se está discriminando en estos momentos. El proceso habitual es que a una persona que tiene síntomas de Covid-19 se le hace una prueba diagnóstica, se dice si es o no positivo y, a partir de aquí, en función de su sistomatología y situación se deriva a un centro hospitalario. En estos momentos esto no está pasando en toda España. En algunos sitios sí, pero muy poco".

Pascual apuntaba que "solo hace falta ver, que con la afectación que tenemos en el sector, cuántas personas se están derivando a los centros hospitalarios" y afirmaba que "no derivar a nuestros mayores a los hospitales ha sido una práctica habitual durante los últimos 24 días de confinación durísima". "Por tanto -concluye-, consideramos que han sido discriminados ante un procedimiento muy claro".

Lares exige la atención a los mayores

Del mismo modo, Lares Cataluña considera inaceptable que se pueda establecer un criterio de atención sanitaria por razón de edad, y que pueda dejar fuera del acceso a las UCIs a pacientes mayores de 80 años, tal y como han informado varios medios de comunicación, que ya se está haciendo en el sistema sanitario catalán.

Desde Lares subrayan que sus "valores" les obligan a manifestar ante la opinión pública su "más firme repulsa a este tipo de medidas, se estén ejecutando, o se piensen ejecutar en un futuro próximo" y aclaran: "Nuestros Mayores son las grandes víctimas de esta cruel pandemia. Ellos no son los portadores. Ellos han sido los receptores, y en ningún caso, es justificable, que se les deje fuera de la atención sanitaria necesaria y compatible con la dignidad humana, y menos aún, por criterio de edad, excluyéndoles, precisamente, por ser los más necesitados".

Francisco Tarazona, geriatra y vocal clínico de la Junta Directiva de la SEGG

La edad por sí misma no debe ser un condicionante o excluyente de ningún tipo de tratamiento. Más que la edad, lo que que cuenta a la hora de tomar decsiones sobre procedimientos diagnósticos y terapéuticos es el estado de salud previo, la comorbilidad y la calidad de vida de cada persona. En los hospitales que cuentan con servicios de geriatría, la valoración geriátrica integral se emplea a diario para evaluar al adulto mayor en su conjunto y con los resultados de esta evaluación facilitar la toma de decisiones sobre procedimientos quirúrgicos o tratamientos oncológicos.

En esta situación excepcional que estamos viviendo, ha sido necesario seleccionar qué paciente accede a determinados cuidados, dada la saturación e imposibilidad de atender a todos los pacientes en la UCI. Esto no significa que los sanitarios dejen morir a ningun paciente, significa que algunos pacientes han sido atendidos mediante otras técnicas diferentes a la ventilación mecánica, como son la administración de oxígeno con reservorio o la utilización de la pronación para mejorar la su capacidad respiratoria.

En este sentido, más de 20 sociedades científicas, entre las que se encuentra la SEGG, firmaron un documento titulado "Recomendaciones Generales relacionadas con las decisiones éticas difíciles y la adecuación de la intensidad asistencial/ ingreso en las Unidades de Cuidados Intensivos en situaciones excepcionales de crisis", para garantizar la correcta atención y la adecuada toma de decisiones en las
circunstancias excepcionales que nos ha tocado vivir.

Viene a confirmar la afirmación de la presidenta de una de las patronales de residencias la información en El Independiente que afirma que sólo el 1,2% de los mayores de 80 años ingresados por coronavirus entró en la UCI y que explica que los datos y las gráficas muestran como ".a partir de los 80 años caen en picado los ingresos en cuidados intensivos".

Jesús Cubero, secretario general de AESTE

¿De verdad dejaremos morir a los mayores de 80 años? ¡Si depende de nuestros políticos... SÍ!
Hemos comprobado en las últimas semanas que se han dado instrucciones (que no se han hecho públicas) para priorizar en aquellos pacientes con mayor esperanza de vida. Parece ser que ahora comienzan a atenderlos en los hospitales, pero no por decisión propia de las autoridades sanitarias, si no porque debido al confinamiento de la población ha disminuido el nivel de contagio y por tanto la presión asistencial en los hospitales.
Ahora ya tenemos camas libres para atender a los mayores y vendemos ese logro como si de una conquista social se tratase. Siento asombro, asco y vergüenza de una sociedad que está dejando que fallezca una generación que nos ha proporcionado la Sanidad que hoy tenemos, el estado del bienestar del que disfrutamos, la estabilidad política y democrática de nuestro país, y que incluso en la última crisis económica estiraron sus pensiones para ayudar a pagar los gastos de hijos y nietos. NO ES JUSTO. Si para continuar avanzando debemos dejar atrás a los más débiles, no quiero seguir avanzando. Prefiero pararme, descansar y continuar tan sólo cuando los mayores puedan acompañarnos en la travesía.
Una de las conclusiones de esta crisis es que debemos repensar cuál queremos que sea el trato y cuidados que la sociedad proporcione a las personas mayores. Debe ser una atención de calidad, universal y donde las necesidades médicas de los mayores no queden relegadas a un segundo plano. El hecho de que una persona mayor viva en una residencia no quiere decir que renuncie a ninguno de los derechos que le asisten, y nuestros gobernantes (nacionales y autonómicos) han decidido de forma unilateral que no tenían derecho a una asistencia sanitaria. Que era mejor dejarles... morir en paz. ¡NUNCA MÁS!
Y lo peor de esta gestión ha sido la cobardía de la clase política, donde NADIE, y digo nadie, ha salido a dar la cara para decir: sí, yo di esa orden por el bien general. De forma callada, cobarde, por la espalda y negándolo una y otra vez, están dejando morir a una parte importante de esta generación.
Sacrificar al elemento más débil de la manada es algo común en el mundo animal, como lo es que existan los animales carroñeros. Esos mismos que cada cuatro años vuelan en círculos sobre la población, besando niños, organizando verbenas y fiestas populares, y trasladando autobuses de personas mayores (las mismas que ahora mismo no pueden ser curadas por falta de camas). Estamos a tiempo: #NoSinVosotros

La presidenta de la Fundación Pilares para la Autonomía Personal, Pilar Rodríguez, destacaba recientemente en un artículo en el diario El País que "la asignación de recursos sanitarios por criterios de edad o dependencia vulnera principios básicos".

Así, deja claro que ante "el sistema de clasificación de pacientes para decidir quiénes reciben determinados tratamientos o utilizan recursos", la fórmula del triaje, algunas organizaciones "han alertado de la vulneración de derechos humanos y principios de la bioética". Esto, se lamenta, "puede dejar sin atención a las personas más vulnerables".

Pilar Rodríguez expone que ante una situación de urgencia como la que se vive con la pandemia del coronavirus, la situación de las residencias, que no han tenido el reconocimiento social y político que se merecen, además del tradicional abandono del Sistema Nacional de Salud a las necesidades de los residentes, "se evidencia hoy lo que hemos clamado desde el sector social durante muchos años: las discriminación por razón de la edad a las prestaciones sanitarias a las que, de manera universal y gratuita, todos deberíamos tener acceso".

Ignacio Fernández-Cid, presidente de la FED

Todas las decisiones médicas que implican la muerte de alguna persona son siempre malas, indeseables y discutibles. Seguro que son además meditadas, bienintencionadas y, en todo caso, difíciles por dolorosas.

Esto está ocurriendo aquí y ahora en los "triajes" sanitarios a los que nos aboca la dramática virosis por COVID-19, llegando varios países a plantearse para los mayores de 80 años un "listón" a su viabilidad.

En todo caso, esta decisión no es responsabilidad ni de médicos, ni de científicos, ni mucho menos de los políticos. No es responsabilidad de ningún segmento de "elegidos" de la población para suplantar el papel de Dios o del Destino.

La responsabilidad es de la sociedad. A toda ella sin exclusión le atañe implicarse en qué hay que decidir en estos casos o, lo que es lo mismo, qué modelo de sociedad nos damos y a qué renunciamos con cada elección. Sería deseable en esta reflexión común, no renunciar a nuestra humanidad en favor del utilitarismo más agrio.

Y en este sentido la FED, por la parte de corresponsabilidad que le pudiera llegar a tocar, no puede avalar ningún "listón" para procurarle o no atención vital a quien la necesite.

La Fundación Edad&Vida ha compartido un documento explicativo sobre el proceso de toma de decisiones y la deliberación ética en tiempos de coronavirus. Un documento de reflexión, dicen desde esta entidad dedicada al a mejora de la calidad de vida de las personas mayores, tras la publicación de la orden de la Consejería de Salud de la Generalitat de Cataluña y el Sistema de Emergencias Médicas (SEM) por la que se pide que los pacientes de más de 80 años no ingresen en las unidades de cuidados intensivos (UCI).

En Edad&Vida se preguntan, entre otras cuestiones, cuál es el criterio que prevalece, si existe un criterio, a todas luces, discriminatorio para las personas de edad avanzada o si hay un punto de corte en la edad según el cual se determina si “merece la pena” ofrecer tratamientos sanitarios.

Quico Manyós, co-creador y director de Dignetik

No, no es admisible dejar de atender las personas mayores solo por la edad. Y no solo a nivel jurídico. Desde la ética se barajan varios criterios que deben centrarse más en la perspectiva de la calidad de vida. Hay personas "jóvenes" que por su situación de cronicidad, tienen menor calidad de vida y un pronóstico de seguir viviendo con menor calidad de vida que algunas personas mayores.
En caso de tener que tomar decisiones, debe primar el dar vida a los años, el criterio de edad no es, por si solo, un criterio justo desde la perspectiva ética. Hay que valorar muchos aspectos sin argumentar el coste que los mayores tienen para la sociedad como, muchas veces se ha argumentado desde el Banco Central Europeo en palabras de la Sra. Lagarde.
Lo que si que se debe procurar, si la muerte se acerca las personas mayores (con coronavirus o sin), es un acompañamiento en el que las personas mayores no se sientan solas, no mueran solas, deben estar acompañadas por los profesionales que en estos momentos son verdaderos GESTORES DE DIGNIDAD.
Debemos , llegado el caso, dar calidad de vida, y dar calidad de muerte
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