El auge anunciado del senior living en España. Un nuevo modelo de vivienda y servicios para las personas mayores que atrae inversiones millonarias.
No paro de leerlo en prensa, así como en reuniones y jornadas en las que participan profesionales y empresarios: “El envejecimiento de la población junto con el el cambio de hábitos y preferencias de las personas mayores están impulsando el desarrollo de un nuevo concepto de alojamiento y atención para este colectivo: el senior living. Se trata de un modelo que combina vivienda adaptada, servicios asistenciales, actividades de ocio y bienestar, y atención personalizada, ofreciendo a los mayores una mayor calidad de vida, autonomía e integración social”.
El senior living es un fenómeno que ya está consolidado en países como Estados Unidos, Reino Unido, Alemania o Francia, y que está despertando un gran interés en España, de momento entre inversores. Falta por saber si la demanda real estará al nivel de las expectativas. Y es que éstas son muy altas. Se habla de que este sector va a atraer inversiones por valor de 3.000 millones de euros en los próximos años, que se van a concentrar en Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia, Palma de Mallorca y Málaga.
Cuando intento adentrarme en lo que se entiende como “senior living” en aquellos países donde es una realidad veo que, para empezar, estamos hablando no de un tipo concreto de vivienda con servicios sino de una categoría en la que caben realidades muy diferentes que tienen en común que se ofrecen a “personas mayores jóvenes”, o sea, de menos de ochenta años; en principio no dependientes y que “eligen” una forma de vida y vivienda diferente a la habitual. Con esos fatores comunes, existen diferentes modalidades y sistemas que podríamos llamar senior living. Algunas de las más habituales son:
- Viviendas tuteladas: Es lo que existe en la actualidad dentro de las carteras de servicios sociales de algunas comunidades autónomas. La idea de “tutela” se basa en que, cuando se pensaron, eran viviendas compartidas o conjuntos de pequeñas viviendas (apartamentos), para personas mayores autónomas, pero con alguna necesidad de tipo social. En muchos casos pertenecen a la administración o tienen alguna relación con la misma.
- Viviendas con servicios: son viviendas individuales o colectivas que disponen de algunos servicios comunes (que cambian de caso a caso) como limpieza, lavandería, restauración, seguridad, transporte o asistencia domiciliaria. Están pensados para las personas mayores que quieren mantener su independencia y privacidad, pero que también valoran la comodidad, la seguridad y la convivencia con otros mayores, así como la existencia de actividades programadas.
- Resorts o complejos para mayores: son urbanizaciones o conjuntos residenciales que suelen estar situados en lugares con climas especialmente benignos, que ofrecen viviendas de alta calidad, equipadas con todo tipo de comodidades y adaptadas a las personas mayores. Además, cuentan con instalaciones y servicios de ocio, deporte, salud, belleza, cultura y educación, que fomentan el bienestar y la participación social de los residentes. Están dirigidos a las personas mayores que buscan un estilo de vida activo, saludable y lúdico.
- Cohousing o viviendas colaborativas: son proyectos de vivienda autogestionados por las propias personas mayores, que deciden cómo y con quién quieren vivir, y que comparten espacios, recursos y actividades. Se basan en los principios de cooperación, solidaridad, participación y sostenibilidad, y pretenden crear una comunidad de vecinos que se apoyen mutuamente y que contribuyan al desarrollo local.
Entre estas categorías, las “viviendas tuteladas” serían las que más caerían en el lado de la “necesidad”. Sus usuarios suelen ser personas mayores con poca capacidad económica y con algún problema de vivienda o de socialización. Es esa “vulnerabilidad” la que les hace necesitar una solución que suele venir a través de los servicios sociales. Dudo que cuando se habla de una previsión de inversiones de miles de millones de euros alguien se esté refiriendo a que las administraciones vayan a construir viviendas para personas en situación de riesgo social.
Los otros tipos responden más que a una “necesidad” a una “opción de vida”. Y aquí es donde viene una de las claves que creo influirán más en su eventual éxito del senior living.
Está claro que cada vez hay y habrá más personas mayores, que éstas van a ser más diversas y que, entre ellas va a haber un número creciente de personas con suficientes recursos como para poderse plantear y pagar algo diferente a lo “normal”. Para saber si, dentro de este número llamado a crecer, habrá muchos que opten por el senior living tenemos que meternos en su cabeza, algo que a mí no me cuesta mucho, ya que, a los 58 años, casi estoy dentro del perfil.
El punto de partida es que la gran mayoría de personas de entre 60 y 75 años que tienen recursos económicos medios-altos o altos, suele tener la conciencia de que tiene “el tema de la vivienda” solucionado. Es posible que algunos de ellos, incluso, tengan más de un inmueble en propiedad. Por este motivo, atraerles principalmente desde el lado inmobiliario puede ser difícil. Por eso, creo que el éxito del senior living dependerá en gran medida en que se entienda que se trata de una “nueva forma de vida” y no de una “nueva forma de vivienda”.
“Por supuesto tienes un piso o una casa cómoda que se ha ajustado a esos momentos de la vida en que desarrollabas una carrera profesional y creabas una familia. Ahora entras en una nueva etapa en la que cambian las necesidades, la forma de afrontar el tiempo y la de encontrar satisfacción y sentido a la vida. ¿Puedes permitirte un cambio a mejor en tu vida? Aprovecha todos los años que te quedan al máximo. No renuncies a nada”.
Me imagino leer algo así, verlo en internet o que me lo diga un amigo que ya ha dado el paso. Me resuena en la cabeza el “¿Puedes permitírtelo?”. ¿Puedo? Creo que los gestores de los nuevos senior living deberían convencerme de que sí y en el proceso de venta deberían ayudarme a ver que hay opciones financieras que quizás yo no vea a la primera. ¿Alquilar mi casa actual o una segunda residencia?, ¿vender?, quizás entrar en modelos de licuación patrimonial o de optimización, tipo Pensium. Para mí esto debe ser parte del proceso de venta.
También debe tenerse en cuenta cómo “saltar los obstáculos” que existen entre la toma de la decisión y el traslado a tu nueva casa. A ese respecto tenemos mucho que aprender de los “gestores de traslados” que existen en Estados Unidos y que te ayudan a elegir qué llevar y que no llevar, a alquilar o vender tu casa, a hacer la mudanza; a vender o regalar lo quete sobra…. No olvidemos que, así como la necesidad de ir a una residencia suele ser algo que aparece de repente y debe solucionarse rápidamente; el ir a un senior living es una decisión fácilmente “retrasable” si no se tiene un buen convencimiento y apoyo…
Por supuesto que hay que destacar lo que ofrece cada senior living, desde las comodidades a las amenities y actividades. Pero no hay que olvidar que muchas personas de cierta edad valoramos mucho la seguridad, y esta no sólo implica saber que nadie nos robará en el apartamento, sino también, que cuando tenga necesidades de atención habrá forma de cubrirlas. En este punto es en el que creo que los senior-living deben incidir para convertirse en una opción valorada por muchos.
Mi idea es que, como sucede en otros países, la entrada en un senior living sea vista por el cliente como la entrada en una comunidad que me acompañará a partir de ahora (continuum care solution). Si la entidad gestora me dice que, igual que organizan actividades y ofrecen servicios, tienen la capacidad de buscarme apoyos si los preciso, e incluso de facilitarme y acompañarme en un eventual proceso de dependencia, yo me sentiría más seguro a la hora de tomar la decisión.
Quien gestiona un complejo de senior living no necesariamente debe prestar otro tipo de servicios, aunque sí debería formar parte de un ecosistema en el que se permitiese el acceso a servicios de ayuda a domicilio; teleasistencia avanzada; centro de día (estimulación cognitiva) y residencias asistidas. Aquí el concepto de acompañamiento sería clave.
Pensando en cohousings, colivings y complejos de apartamentos para mayores que he visto en diferentes países; me quedo con los que inciden más en ese concepto de “viaje en común”. En mi canal de youtube tengo videos de ejemplos en Estados Unidos, Alemania o Finlandia, y también alguno en España.
Así que vamos a tener que formar y mantener un nuevo perfil profesional que será ese acompañante vital que por un lado luche contra las tres plagas (soledad, aburrimiento y sentimiento de inutilidad) fomentando actividades y relaciones generando comunidad; y por otro dé apoyo a los vecinos que vayan entrando en la dependencia.
Bueno, aquí lo dejo. Creo que queda mucho por decir y escribir y espero opiniones al respecto.