El fundador de Inforesidencias.com, Josep de Martí. (Foto: JC/Dependencia.info)
Esta es la última tribuna que escribo antes de que dejemos de enviar el boletín Dependencia.info durante el mes de agosto y quiero dar forma a una idea que me ronda desde hace tiempo y sobre la que me gustaría escuchar (leer) diferentes opiniones. Hablo de las exigencias de ratios de personal en residencias de personas mayores, tanto en normativas, requisitos de acreditación o concertación como de gestión de servicios geroasistenciales.
Empecemos por el principio: los requisitos que se establecen para el funcionamiento de una residencia pueden clasificarse como “arquitectónicos”, “de personal” o “de funcionamiento”.
Cuando tratamos de lo "arquitectónico" solemos utilizar como medidas los metros cuadrados, el porcentaje de dormitorios individuales, las unidades de convivencia, el tamaño máximo de los centros o el número de servicios higiénicos en relación al de residentes. Al tratar del "funcionamiento" podemos ver requerimientos en forma de protocolos, registros, programas, limitaciones/prohibiciones (por ejemplo del uso de contenciones), incluso referencias a ciertas filosofías de atención (como la ACP). Cuando de lo que se trata es de "regular el personal", la cosa suele ir en dos direcciones: obligaciones respecto a la titulación de determinados perfiles y, ratios. Sobre este último punto quiero detenerme.
Una ratio es una relación entre dos números. En nuestro caso, la “ratio de personal” divide el número de trabajadores a jornada completa que prestan sus servicios en la residencia entre el número de residentes. Así, una ratio “1” quiere decir que por cada residente hay un empleado a jornada completa contratado. Las ratios pueden considerar a todos los trabajadores de la residencia (ratio global), o sólo a los que atienden a los residentes en sus actividades de la vida diaria: auxiliares, enfermería, fisioterapeutas y algún otro profesiona (en ese caso suele hablarse de ratio de atención directa).
No hay que confundir la “ratio de personal” que he descrito con la “ratio presencial”, que determinaría cuántos trabajadores hay presentes en un momento determinado en relación con el número de residentes. Hace tiempo hice un vídeo para explicar esto. Allí planteaba la pregunta: ¿cuántos empleados a jornada completa hacen falta para que uno de ellos esté presente 24h/365? (Para saber la respuesta mira el vídeo).
Hoy, cada comunidad autónoma decide en su respectiva normativa qué ratios de personal mínimas exige. Aunque varían mucho, podemos decir que una ratio del 0,5 global podría ser algo común. Pocas normativas establecen ratios presenciales, de forma que, en principio, corresponde al gestor del centro distribuir al personal durante el día de la forma que considere más adecuada.
Las ratios de personal sirven para autorizar, acreditar, concertar y sancionar. Antes solo hablaban de ratios los técnicos y profesionales de residencias. Ahora el concepto lo usan también familiares e incluso periodistas que preguntan “cuál es el o la ratio de la residencia” y exigen que las normativas exijan ratios más altas.
En las conversaciones que se producen en el sector de las residencias existe casi un consenso sobre que, debido a que cada vez los residentes tienen niveles superiores de dependencia y requerimientos de cuidado, las ratios deberían subir. A partir de ahí, hay quien defiende que, para poder aumentar ratios hay que subir precios y determinar si este aumento lo tiene que asumir el usuario o los poderes públicos.
Lo que quiero proponer hoy como objeto de debate es: ¿Sería posible que prescindiésemos en las normativas de ratios específicas y las sustituyésemos por un indicador que tuviese en cuenta, no los recursos con que cuenta la residencia sino los resultados que obtiene?
Antes de que nadie llegue a una conclusión o descarte la idea de cuajo, ruego tener en cuenta las siguientes consideraciones:
- En el mundo de la atención sanitaria o sociosanitaria no suele utilizarse el concepto de “ratio”. No existe una norma que diga cuántos/as enfermeros/as debe haber en una planta de hospital, en un quirófano o en una unidad de cuidados paliativos. Sí existen recomendaciones, buenas prácticas o documentos de funcionamiento elaborados por sociedades científicas o equipos, pero no una ratio concreta.
- Exigir una ratio supone que existe una relación directa entre el personal presente y la calidad de la atención que se presta. ¿Y si se pudiese encontrar otro indicador que permitiese medir el resultado directamente?
- Existen indicadores que permiten medir la calidad de vida de una persona dependiente, generales para cualquier entorno o específicios para personas que viven en residencias.
Con esto en mente me pregunto: ¿Podrían establecerse unos objetivos que deben perseguir y alcanzar las residencias y dejar que cada una determine los medios que precisa para alcanzarlos?
Imaginemos que establecemos una serie de compromisos que deben asumir las residencias. Solo para seguir el razonamiento (sabiendo que establecer los compromisos concretos sería más difícil), digamos que los compromisos son los siguientes:
- Semestralmente la residencia pasa un indicador de calida de vida a todos los residentes. Los resultados globales (sin identificar a residentes concretos) se exponen, así como el plan que se adopta cuando se observa una tendencia a la baja en la calidad de vida.
- La residencia expone sus datos globales sobre caídas, uso de pañales, uso de contenciones, derivaciones hospitalarias y ganancia o pérdida de peso entre los residentes. Cuando se observan desviaciones la residencia expone el plan que ha adoptado.
- 8 horas al día existen actividades programadas en las que los residentes pueden optar participar.
- Existen menús alternativos tanto en dieta basal como triturada y dietas específicas entre las que se puede elegir.
- No se usan contenciones o, sólo en un máximo del 2% de los casos.
- Las quejas y sugerencias de residentes/familiares se tratan y responden en un máximo de 15 días.
- Los familiares pueden estar presentes (si el residente lo acepta) en todo momento, incluído el de las comidas, respetando la intimidad de los residentes.
- Se pasan encuestas de satisfacción a residentes y familiares de forma semestral. Los resultados son públicos así como el plan de actuación cuando algún resultado está por debajo de un límite.
- La residencia pasa una auditoría estructural externa (una especie de ITV por parte de una empresa certificadora) que analiza el grado de mantenimiento e higiene de las instalaciones haciendo público el resultado y los planes de mejora cuando se requieren.
Estos compromisos se me han ocurrido en unos veinte minutos. También he pensado que podría haber compromisos más concretos como “En nuestra residencia nunca pasarán más de X minutos entre que usted pida algo (que alguien le traiga agua o le acompañe al lavabo) y le demos respuesta”, el problema es que serían difícilmente comprobables.
Una residencia que asumiese unos compromisos genéricos, establecidos en la normativa y que además añadiese los suyos propios tendría que determinar, a partir de ese momento, cuánto personal necesitaría para poder honrar esos compromisos. La propia residencia organizaría el personal entre las diferentes franjas horarias y analizaría si los resultados son o no correctos. La inspección tendría a su disposición muchos datos (los mismos que los residentes y familiares más datos específicos de usuarios concretos) lo que le permitiría ayudar a las residencias informándoles de su situación respecto a otras residencias de la zona o del conjunto de la comunidad.
¿Sería todo esto demasiado complejo? ¿Es mejor seguir como hasta ahora exigiendo unas ratios de personal mínimas?
Confieso que no lo sé. Lo que si sé es que cuando compruebas cómo funciona un servicio puedes recurrir a analizar los procesos o los resultados (o una combinación de ambos). Nosotros estamos muy acostumbrados a que se midan indicadores de proceso (ratios, protocolos, registros…) me cuesta creer que no podamos ir hacia un sistema que tenga más en cuenta los resultados.
Ahí lo dejo. Quien quiera pensar en ello durante el verano, que lo haga y quien no, que se olvide de todo hasta septiembre.
En mi opinion sobre el papel genial en la practica con el concepto exprimir el limon al maximo que rige en la mayoria de residencias seria un caos para el personal horarios partidos y mas exclavistas aun que ya es dificil. Lo unico que aun tendran mas dificil encontrar personal porque con estas condiciones laborales toca huir.