Hace poco he leído un artículo que trata sobre cómo es la inspección de residencias en seis países (Mapping Nursing Home Inspections & Audits in Six Countries, Ageing Int 2016 41:40-61). Los autores dicen que eligieron esos países para tener una muestra de sistemas de servicios sociales liberales (Inglaterra y EEUU), uno basado en la seguridad social (Alemania) y otros dos con un sistema que denominan como "socialdemócrata" (Suecia y Noruega). También tomaron alguna información de dos estados canadienses.
Lo primero que llama la atención del artículo es la distribución de residencias por titularidad en esos países.

Los datos son pre-pandémicos, aunque con seguridad deben ser fiables debido al frenazo en la inauguración de nuevos centros que se ha producido en los últimos años.
El estudio plantea a nivel teórico que, cuando se inspeccionan los servicios de una residencia de personas mayores, las comprobaciones pueden centrarse en la estructura, los procesos o los resultados y concluye que existe una relación entre la proporción de residencias privadas mercantiles y el tipo de inspección que se lleva a cabo. En países en los que la proporción de residencias públicas y sin ánimo de lucro es elevada, la inspección se basa en la confianza y la cooperación, convirtiéndose en un elemento de apoyo en la mejora. En cambio, cuantas más residencias privadas mercantiles hay en un país, la inspección tiende más a procesos de comprobación complejos, estandarizados y basados en la disuasión (o sea, en el régimen sancionador y limitación de financiación pública).
Existe una tendencia hacia modelos de Nueva Gestión Pública (NPM) que están llevando a la exportación de los principios o la lógica del mercado a la inspección y evaluaciones de calidad en residencias. Esta tendencia lleva a preferir procesos estandarizados y medibles y criterios de calidad de resultado. El predominio de indicadores de resultados estandarizados y mensurables facilita el benchmarking y comparación de resultados, que a su vez es compatible con nociones de competencia y elección del consumidor. En este contexto la idea de mejora de calidad se ha vinculado a los indicadores de proceso y resultado, incluidas las reducciones en el uso de restricciones, caídas o úlceras por presión.
En países como Estados Unidos y Reino Unido, las empresas prestadoras de servicios prefieren la regulación de los indicadores de proceso, como la realización de encuestas a los residentes o criterios de calidad de resultados estandarizados, anteponiendo incluso éstos a indicadores estructurales como las ratios y cualificación del personal.
La forma en que las administraciones comunican los resultados de las inspecciones también depende de la proporción de residencias públicas y privadas mercantiles. En países con una mayor tasa de privadas mercantiles se suele usar la inspección para generar sistemas que permitan comparar ("poniendo not" o dando estrellas a las residencias) o facilitar un medio objetivo de "pago por desempeño" (que compensa los logros de resultados específicos, como por ejemplo evitar hospitalizaciones de residentes).
España, con dos tercios de residencias de titularidad privada de iniciativa mercantil, se sitúa objetivamente en el grupo de los países "liberales", pero la inspección, a pesar de basarse en la disuasión, está falta de sistemas estandarizados de comprobación de resultados centrándose todavía en buena medida en criterios estructurales (arquitectónicos, ratios..).
De los sistemas que trata el artículo hay dos que me llaman poderosamente la atención. En Inglaterra (no en todo el Reino Unido), hace años crearon una administración independiente (o sea, que no depende de un ministro en concreto) encargada de la inspección y supervisión de las residencias: La Care Quality Comissión (CQC o Comisión de la Calidad de la Atención). El hecho de no depender de un ministerio en concreto le permite ejercer el control de las residencias, sean éstas públicas o privadas. ¿Se imagina alguien que las residencias que pertenecen a una comunidad autónoma fuesen inspeccionadas en España, no por un "funcionario colega del mismo departamento", sino por una autoridad externa que respondiese directamente ante el Parlamento, como lo hace el Defensor del Pueblo o los órganos de control de cuentas?
En Inglaterra, la inspección se plantea como una forma de dar respuesta a cinco preguntas referidas a las residencias:
- ¿Son seguras? Las personas están protegidas contra el abuso y daños evitables;
- ¿Son efectivas? La atención brindada logra buenos resultados, promueve una buena calidad de vida y se basa en la evidencia siempre que sea posible;
- ¿Están los residentes bien cuidados? El personal involucra y trata a las personas con amabilidad, dignidad y respeto;
- ¿Son receptivas? Los servicios están organizados para satisfacer las necesidades de las personas;
- ¿Están bien dirigidas? El liderazgo, la gestión y gobernanza de la organización asegura la entrega de alta calidad, centrándose en la persona atendida, apoyando el aprendizaje.
El proceso de inspección se nutre de cuatro fuentes de información:
- Revisión de denuncias y otra información clave de residentes, cuidadores y personal;
- Repaso de los datos de registros públicos y de registros de la Comisión.
- Inspección sin previo aviso de instalaciones y revisiones documentales en el sitio;
- Entrevistas con usuarios del servicio, familias, personal y otros profesionales.
Después de la inspección, las residencias reciben su nota: "Sobresaliente", "buena", "requiere mejoras" o "inadecuado". Notas que se hacen públicas en la web de la Comisión junto con el resultado de la inspección realizada.
En Alemania, el procedimiento de inspección es algo diferente y hasta hace poco acababa con la emisión de una "ficha de resultado" que las residencias y otros servicios tenían colgada en su tablón de anuncios. Esa ficha concretaba el resultado de la inspección con "nota" en diferentes ámbitos, como los servicios de enfermería, atención a personas con demencia, atención social y resultado de las encuestas de satisfacción. Como aspecto interesante en Alemania, el sistema permitía hacer público, junto con el resultado de la inspección llevada a cabo por la administración, el resultado de una evaluación llevada a cabo por parte de una agencia de evaluación de calidad acreditada (lo que en España sería un AENOR, ECA, OCA..)

Vemos pues que sobre el tema de inspección hay mucho hecho y escrito. ¿No será el momento de sentarnos a pensar cómo queremos que sea la inspección de residencias durante los próximos diez años?
A mí me gusta la idea de que se oriente hacia el ciudadano poniendo mucho peso en la transparencia. Algo de confianza y apoyo en la mejora de la calidad sería bueno. Lo que creo es que, aunque no pienso que lo que tenemos ahora sea pésimo, ni mucho menos, tiene un amplio campo de mejora ¿Nos ponemos en ello?