En la residencia las Marismas, de la que, por cierto, eres directora, se ha difundido entre el personal una sensación extraña. Hace unas semanas decidiste junto con el equipo interdisciplinar y con el apoyo de la propiedad invertir todo el dinero de formación de los próximos dos años en un programa que lleva dentro del título “Atención Centrada en la Persona”.
Como parte introductoria del programa habéis enviado al teléfono de todos los trabajadores un vídeo de unos seis minutos de la entidad formativa en la que se habla de lo que es la ACP, de cuáles son sus principios y de cómo la residencia debería orientarse, no sólo hacia las necesidades de los residentes sino también a sus preferencias creando espacios y actividades significativas, implantando el profesional de referencia y flexibilizando horarios y otros aspectos de la vida de la residencia.
Varias trabajadoras de la residencia han comentado entre ellas que “eso ya lo hacemos desde hace tiempo” y que mejor se podrían hacer formaciones más de “pies en el suelo”. Otras te han dicho directamente que sólo han necesitado ver y escuchar el vídeo para entender que más que una formación, la residencia necesitará más auxiliares para hacer lo que dicen que habría que hacer.
En la siguiente reunión del equipo, un miembro ha dicho que es cierto que viendo el vídeo parecía que todo lo que ahora se hace en la residencia es erróneo y hay que darle la vuelta como a un calcetín: “Yo creo que ya estamos centrados en el residente, si no, ¿en quién vamos a estar centrados?”.
Otra miembro del equipo interdisciplinar, que ha cursado por su cuenta alguna formación en ACP pide hablar: “Si me permitís, os propongo cinco preguntas, me gustaría que pensáseis las respuestas. Os acabo de enviar al móvil un enlace a una aplicación de encuestas. Por favor contestadlas y sólo identificaros si queréis hacerlo, si no es algo totalmente anónimo”
1. Cuando trabajamos en la residencia, ¿ponemos en el centro al residente, a los familiares o a nosotros mismos?
2. Devuelto el recibo de la estancia de una residente que mantiene buena capacidad cognitiva. ¿A quién le decimos que hay un problema con el pago?
3. Una residente toma muchas pastillas que no son efectivas. Se propone darle cápsulas vacías. ¿Es posible que haya pasado en nuestra residencia?
4. Familia descontenta por razones ajenas a la atención. ¿Es posible que decidan cambiar de residencia a un usuario a pesar de que éste diga estar bien?
5. ¿Aceptaríamos los trabajadores cambiar nuestros horarios de trabajo para ajustarnos a las preferencias de los residentes?
6. Primera pregunta (otra vez): Cuando trabajamos en la residencia, ¿Ponemos en el centro al residente, a los familiares o a nosotros mismos?
Intentad ser sinceros en las respuestas.
Han pasado unos días y se acerca la nueva reunión del equipo. Sabes que ha habido mucho movimiento en la trastienda y tienes ganas de saber qué han contestado y si las respuestas se parecen a las que tu misma has respondido.
Aquí acaba el caso. No tiene final. Os invitamos a utilizarlo como herramienta de reflexión.
¿Cómo crees que respondería el personal de tu residencia?
Si quieres completar la respuesta respondiendo esta encuesta. Adelante.
Autor del caso: Josep de Martí. Jurista y Gerontólogo
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