A veces en las reuniones de equipo de la residencia las Marismas, de la que por cierto eres directora, se ha planteado que un residente ha sido trasladado a urgencias por una caída o alguna otra afección sólo para ser devuelto al cabo de unas cuantas horas sin que en el hospital hayan hecho mucho más de lo que podríamos haber hecho en la propia residencia. Hablando entre profesionales, llegamos a la conclusión de que algunas derivaciones se hacen más para proteger a la organización de una posible queja o denuncia que por algo que sea realmente beneficioso para el usuario.
Te has puesto a buscar información y has encontrado un artículo que habla precisamente de este tema, pero enfocado desde Estados Unidos, donde dice que casi la mitad de los residentes de cualquier gran residencia se someterán al menos a una derivación hospitalaria, independientemente de su estado cognitivo o necesidad iniciales.
De los que llegan a urgencias, un tercio llegan a ingresar en el hospital, el resto son devueltos a la residencia sin ingreso.
Es el resultado de una investigación que conllevó el estudio de más de 4.500 residentes.
La gravedad de la demencia no se asoció con una mayor probabilidad de derivación a urgencias o con una mayor posibilidad de ser ingresado. En cambio, la edad, la raza, tener dos o más enfermedades crónicas influyeron en la cantidad de tiempo que transcurrió desde el ingreso en la residencias hasta la primera derivación a urgencias.
Ese es otro aspecto interesante. De media pasan 202 días entre el ingreso y la primera derivación a urgencias. Ese plazo aumenta hasta los 250 para personas con deterioro cognitivo temprano a moderado; y 258 para quienes tienen un deterioro cognitivo grave. (Fuente del estudio).
Sorprende que quienes tienen mayor deterioro cognitivo tarden más en necesitar una derivación a urgencias, aunque, quizás no sea únicamente una cuestión de necesidad.
Desde una perspectiva más cercana, hemos leído también el estudio sobre Urgencias Médicas elaborado por la patronal catalana ACRA (documento original, traducción al castellano), allí vemos que, quizás unos criterios de derivación más ajustados hacen que la mitad de quien va a urgencias desde una residencia acaba ingresando.
Está claro que la decisión última de derivar a un hospital a un residente depende del criterio de un facultativo y que, en ocasiones, interviene de alguna forma el equipo interdisciplinar e incluso un órgano externo dependiente de la sanidad pública.
La pregunta que os hacéis es. ¿Damos suficiente importancia a cómo hacemos la derivación hospitalaria en residencias?
En esta ocasión propongo que, quienes queráis, expliquéis qué criterios seguís y si estáis satisfechos con los mismos.
Autor del caso: Josep de Martí Vallés
Jurista y Gerontólogo
Profesor del Máster de Gerontología Social y del Postgrado en dirección de centros de la UB, la UAB y del centro de Humanización de la Salud. Director de Inforesidencias.com
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