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Ancianos cleptómanos y empleados felices (II)

Ancianos cleptómanos y empleados felices (II)

Por Josep de Martí
lunes 04 de diciembre de 2017, 21:36h
Ancianos cleptómanos y empleados felices (II)
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La semana pasada empecé a escribir sobre el viaje geroasistencial a Dinamarca en el que estaba participando. Si os interesa la primera parte podéis ACCEDER AQUÍ.

Por la tarde, visitamos la asociación de entidades de atención social Selveje Danmark, una especie de patronal del sector de iniciativa no lucrativa. Allí nos explican que en Dinamarca el 80% de las residencias son públicas y entre las privadas la casi totalidad pertenecen a entidades sin ánimo de lucro. Les habíamos pedido con antelación que nos explicasen algo sobre la colaboración público/privada, la negociación colectiva o el sistema de inspección/supervisión y, efectivamente, lo hacen, pero el punto en el que se detienen más y al que más importancia dan es el de los valores que deben tener y transmitir las entidades y en la necesidad de que los profesionales que trabajan cuidando a personas mayores sean felices y encuentren sentido a lo que hacen.

¿Qué hace que un auxiliar/gerocultor encuentre sentido o significado al trabajo que desarrolla? En Dinamarca, nos dicen, lo han investigado y concluido que encuentras sentido si te sientes vinculado con los valores de la organización; si tienes la sensación de que tu trabajo mejora la vida de aquél a quien atiendes; si te sientes apoyado por la organización y por tus compañeros de trabajo sabiendo que puedes plantear mejoras que serán consideradas y si ves que existe un liderazgo que facilita el cambio y la mejora.

El salario, nos cuentan, no hace que el profesional encuentre sentido ni felicidad; ahora bien, cuando el salario es injustamente bajo, se siente frustrado y descontento.

De la explicación que nos dan se destila la existencia de una verdadera competencia entre los servicios públicos y los privados, que ahora se ofrecen mediante un sistema de “free choice” (libre elección). Mediante ese procedimiento, después de un proceso para determinar si sufre dependencia y necesita un centro residencial, un ciudadano puede acabar eligiendo si prefiere ir a una residencia pública o a una privada.

La visión que nos ofrecen de las residencias públicas no es demasiado positiva: menos eficientes, más burocratizadas, con mayor absentismo y menor implicación de los profesionales en la gestión. A diferencia de España, en Dinamarca, quien trabaja en una residencia pública o una privada tiene las mismas condiciones laborales y salario por lo que todos compiten por encontrar a los mejores trabajadores en un mercado laboral con mucho menos paro que por nuestras latitudes.

“Si no tenemos unos valores claros, que se noten desde que entras por la puerta de la residencia, que puedan ser percibidos por el mayor que ingresa, su familiar, el trabajador o el estudiante que viene a hacer prácticas al centro; y si no nos esforzamos porque esos valores transmitan una sensación de bienestar, calidez y felicidad a todos los que participan en el proceso de cuidados, habremos fracasado ya que estaremos haciendo sencillamente lo que hace la administración en sus centros, sólo atender”.

Me he permitido poner comillas, aunque la frase que nos dijeron no pude copiarla literalmente. Aun así, creo que como elemento de reflexión tiene mucha fuerza. Espero que también sirva para que muchos empresarios y profesionales se animen y se apunten al próximo viaje que organice su patronal o, por qué no, Inforesidencias.com.

Abrir la mente siempre es bueno.

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