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EL RINCÓN DEL DIRECTOR

¡Eso es inmoral!

Por Dependencia.info
Opina sobre este caso práctico en la gestión de residencias y envíanos lo que harías tú en esta situación.
Una persona mayor en una residencia de Madrid.
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Una persona mayor en una residencia de Madrid. (Foto: Telemadrid)

En la residencia las Marismas, de la que eres director o directora, la primavera está haciendo de las suyas. No sólo ha florecido el jardín y los residentes pasan más tiempo en el exterior sino que algunas pasiones han salido a la luz.

Hace unos meses, Margarita y Julio pidieron compartir habitación. Era una pareja curiosa, ambos habían ingresado en la residencia con sus cónyuges respectivos que sufrían demencia, los habían cuidado y tras un tiempo habían enviudado. Durante los meses de cuidado habían hablado mucho llegando a intimar.

Al enviudar él, ella le había servido de apoyo y al enviudar ella descubrieron que lo que les unía era algo más que cercanía. Tenían lo que Margarita definía como un “amor tranquilo”. “Estar con Julio te da la sensación de sosiego que tienes cuando te despiertas de la siesta”.

Las familias respectivas se escandalizaron, hablaron entre ellos e incluso planificaron iniciar un proceso de incapacitación, pero fueron adecuadamente desanimados por un abogado amigo.

Tú, director/a del centro, actuaste con astucia, implicaste al equipo, mediaste y facilitaste la comunicación. Al final, pasado el shock, los hijos aceptaron lo que no tenían más remedio que aceptar: Margarita y Julio compartieron habitación y la primavera siguió su transcurso.

Ahora la cosa se ha complicado un poco más, César y Lucas, dos hombres solteros que entraron a vivir a la residencia cada uno por su cuenta han entablado una amistad muy profunda desde su llegada. César tiene una pierna amputada, a parte de lo cual está bastante bien. Ingresó en la residencia con ayuda pública en un programa de apoyo social. Lucas ha vivido siempre solo, tenía una hermana en la residencia que sufría alzheimer y a la que venía a ver a menudo. Al morir la hermana decidió ingresar. Se paga la plaza y lleva una vida bastante autónoma. Ahora pasan mucho tiempo juntos y una gerocultora los ha visto besarse.

La trabajadora social nos ha comentado que Lucas ha hablado con ella y le ha pedido que hagan un cambio de habitación para que puedan estar en la misma discretamente.

El problema ha surgido cuando la gerocultora ha comentado lo del beso con sus compañeras y ahora se ha convertido en la comidilla de la residencia. Algunos residentes y familiares comentan que eso no se puede permitir y que las relaciones entre hombres son inmorales y les dan asco. Una residente, muy amable nos comenta que les deberíamos pedir que se fueran a un centro “para desviados”. Incluso han dicho que se llevarán a sus padres del centro.

Ahora estás en una reunión del equipo, todos estáis de acuerdo en respetar el deseo de César y Lucas pero también en que hay que hacer algo. Alguien plantea si el respeto a las preferencias de los residentes puede plantearse cuando afecta a derechos de otros residentes. Alguno, que deberíamos sancionar a la gerocultora indiscreta.

La cosa se está complicando ¿Qué harías tú?
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