Según un informe de la Mesa de entidades del Tercer Sector Social de Cataluña.
La Mesa de entidades del Tercer Sector Social de Cataluña, que agrupa a 3.000 entidades sociales, ha presentado el informe 'Escuchadme! La Atención Centrada en la Persona en el apoyo al proceso de envejecimiento´en el que plantean un cambio de modelo de atención a las personas mayores sustentado en las preferencias de las personas mayores a día de hoy, en relación a los cuidados, apoyo y acompañamiento y que son muy diferentes de las que eran hace unos años. Frente a esto, los servicios que se ofrecen hoy y que responden a necesidades que había hace décadas, y que no están adaptados al contexto actual y de futuro.
Un cambio que justifican observando un modelo de residencias que consideran obsoleto: “la empresa privada es el principal proveedor de plazas de residencia en Cataluña. De un total de 59.458 plazas, un 59% las ofrecen empresas privadas, seguidas de las entidades de iniciativa social (24%) y de la administración pública (17%). Hay mucha más demanda de plazas públicas que oferta, por lo que muchas personas tienen que buscar alternativas en los modelos concertados o privados, con el consiguiente aumento de costes que ello supone. También en las alternativas residenciales, la oferta es, en general, inferior a la demanda. Esto hace que a menudo las personas y familias tengan que recurrir a iniciativas privadas para satisfacer sus necesidades”.
En la atención domiciliaria, la falta de formación y recursos de las familias que atienden a las personas mayores en casa, la rigidez y limitaciones de los servicios y el elevado coste económico de contratar un asistente privado, entre otras causas, hacen que muchas personas mayores terminen ingresando a una residencia sin desearlo. Al mismo tiempo, el informe alerta de que la falta de ayudas públicas para la contratación de trabajadores domésticos que cuiden de las personas mayores ha dado lugar a un incremento de la economía sumergida en este ámbito, generando situaciones de abusos hacia los propios trabajadores y hacia la gente mayor que es beneficiaria.
El informe también alerta de la falta de coordinación entre servicios y la poca adecuación a la atención de las personas mayores lo que genera ingresos hospitalarios y gastos sanitarios que serían evitables. Una de cada cuatro visitas a urgencias durante el 2016 en Cataluña las hicieron personas de 65 años o más. Entre este grupo de edad hay muchos `hiperfrecuentadores´, es decir, pacientes que hacen visitas recurrentes a urgencias.
La Mesa de entidades del Tercer Sector constata que trabajar en el marco de la Atención Centrada en la Persona (ACP) en todos los servicios de atención socio-sanitaria destinados a las personas mayores permitiría mejorar la calidad de vida de las personas atendidas, que recuperaran el control sobre sus vidas y que puediern vivir de acuerdo con sus valores y preferencias; y supondría también la optimización de los recursos públicos y privados que se destinan. El cambio en los centros residenciales pasaría por fomentar la autonomía y la toma de decisiones de los usuarios tanto sobre su propia vida como sobre las actividades y el funcionamiento de los centros, así como en la comunidad que la rodea.
Además una mejora de la atención a domicilio podría aumentar de manera significativa la calidad de vida de muchas personas mayores, reducir las tasas de hospitalización y también reducir o retrasar el ingreso en residencias. Cuando hablamos de mejorar la atención a domicilio hablamos, entre otros de incorporar las nuevas tecnologías adaptadas al entorno personal y comunitario, disfrutar de lo que ofrece la comunidad y establecer una mejor coordinación de los sistemas sanitario y social.
El estudio también señala la necesidad de que se implemente en todo el país la figura del gestor de casos, que sería el profesional de referencia que velaría por la coordinación e integración de los recursos al alcance de la persona. La incorporación de esta figura evitaría que personas mayores en situación de deterioro tuvieran dificultades para acceder a los diferentes servicios sociosanitarios y sufran de manera innecesaria por la falta de coordinación entre ellos. Al mismo tiempo, habría que destinar ayudas económicas para que las personas mayores pudieran contratar asistentes en el hogar, aflorando así la economía sumergida de este ámbito y garantizando una atención de calidad. Un cambio que para la Mesa del Tercer Sector no será viable si no va acompañado de una apuesta política y del apoyo comunitario, así como de la formación de los equipos profesionales y la ciudadanía en general.
El informe aporta también una radiografía sobre el envejecimiento de la sociedad catalana, una de las más envejecidas y sobreenvejecidas de Europa, fenómeno que se ha duplicado en los últimos 30 años. De cada 100 personas mayores de 65 años que hay en Cataluña, 16 superan los 84 años. El fenómeno afecta sobre todo a las mujeres, con una esperanza de vida más alta. El hecho de que las personas vivan más años (de media, 83,4 años) a menudo se lee como un problema social, cuando en realidad es un éxito colectivo fruto del bienestar conseguido. Con todo, el estudio señala que la situación plantea retos que hay que afrontar respecto a la atención a los mayores de 65 años y los mayores de 85. En los próximos quince años, la población de 65 años o más aumentará un 32% en Cataluña, y el número de personas que tienen 100 años o más se multiplicará por tres.
El incremento de la esperanza de vida ha supuesto un incremento de la tasa de dependencia, que en 2015 se situaba en un 28,01% entre las personas mayores (hace 30 años era de un 18,6%), lo que determina, sin duda la sostenibilidad del modelo de la atención a las personas mayores.
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