Cuando las administraciones públicas deciden que van a establecer definitivamente un sistema de atención sanitaria pública para las personas mayores que viven en residencias suelen acabar produciendo planes que parecen venidos de otro planeta. El último ejemplo lo leemos en una noticia aparecida recientemente en un periódico en la que una médico de atención primaria de Girona, miembro del sindicato de Médicos de Catalunya, denuncia que en la Generalitat "viven en un mundo paralelo" cuando han establecido el nuevo plan para ofrecer atención sanitaria a las personas mayores que viven en residencias desde los centros de salud (Centros de Atención Primaria CAP).
Resulta que a finales del año pasado, el Departament de Salut lanzó el Plan de Desplegament de la atención integrada social y sanitaria en Cataluña una de esas brillantes ideas que brillan tanto que acaban deslumbrando a quienes las tienen. Uno de los ejes del plan es que los equipos de atención primaria atiendan directamente a los usuarios de residencias de personas mayores.
¡Qué gran idea! Pero, espera, ¿hay suficientes médicos para hacer eso? Según el sindicato de médicos catalán, no. "No hay manos suficientes de médicos para hacerlo correctamente", dicen desde el sindicato de médicos lo que inevitablemente llevará a un deterioro en la atención de los residentes y de la población en general.
Por otro lado, resulta sorprendente que haya habido que crear un plan para decir que los residentes tienen derecho a recibir atención médica desde los servicios de atención primaria sanitaria, ya que, según las leyes, una residencia es un sustituto del hogar donde viven personas mayores dependientes. Las residencias de mayores no son establecimientos sanitarios, por lo que quien en ella vive tienen tanto derecho a recibir la atención de los médicos de primaria como quien vive en otro tipo de domicilio.
Entonces, ¿por qué hace falta que un Plan determine que los residentes tienen derecho a recibir la atención de la sanidad pública cuando ya tenían ese derecho? Pues, sencillamente, porque durante años la sanidad se ha aprovechado de que las residencias contrataban a médicos, enfermeras, fisioterapeutas y otros profesionales que estaban aligerando de trabajo a la sanidad pública. Ahora que a las residencias les está costando tantísimo encontrar a profesionales sanitarios se quiere ajustar la realidad a los derechos de las personas, pero resulta que tampoco hay suficientes médicos y enfermeras en los ambulatorios para atender a personas que siempre deberían haber estado atendidas por ellos.
Aquí es donde la realidad golpea como un ladrillo. Según la norma que rige en Cataluña para la prestación de servicios a personas mayores en residencias, cada residente necesita al menos 10 horas al año de asistencia médica. Pero, si se calcula el número de residentes y de médicos de primaria, resulta que las ratios son de 300 residentes por médico. ¿Nadie se había percatado de esto al elaborar el Plan? Según el sindicato de médicos, no.
Residencias sin Médicos
El sindicato ha hecho una encuesta de la que se desprenden resultados sorprendentes: los médicos de atención primaria que también atienden en residencias tienen asignadas en su agenda una media de 4,73 horas semanales para esta tarea, pero en realidad están trabajando 7,7 horas. ¿La razón? El sobreesfuerzo de los médicos para cubrir la demanda asistencial. Para hacerlo en buenas condiciones necesitarían más del triple de las horas previstas, unas 16 horas semanales. ¡Nada más y nada menos!
Otro dato que sale de la encuesta es que de los 376 equipos de atención primaria que hay en Catalunya, 317 tienen al menos una residencia asignada. Sin embargo, una de cada cuatro residencias no tiene ningún médico contratado. El motivo es que las residencias que son 100% privadas, o sea que no tienen ninguna plaza financiada con fondos públicos, no están obligadas a tener un médico contratado, sí un Responsable Higiénico Sanitario que puede ser médico o diplomado en Enfermería. Esto obliga a que la asistencia se tenga que dar íntegramente desde el CAP.
Por si todo esto no fuera suficiente, resulta que el 67,89% de los profesionales encuestados desconoce la cartera de servicios que deben ofrecer en las residencias. ¿Cómo es posible? Porque, según denuncian, no se les ha trasladado esa información. Además, el tiempo de desplazamiento a las residencias no se cuenta como tiempo asistencial, y al 85,53% no se le sustituye durante las horas que no pasa consultas en el CAP.
Para colmo, el 73,7% de los médicos manifiesta que no se les ha ajustado el contingente, pese a asumir la residencia. Esto significa que el número total de pacientes asignados es muy superior al recomendado.
A las residencias se les dijo al presentar el plan que la sanidad pública atendería finalmente a los residentes tal como su derecho exige y que éstas ya no tendrían la obligación de disponer de médico. A pesar de lo altisonante del anuncio, muchas residencias preferirían continuar disponiendo de médico y lo que piden es establecer un sistema de colaboración estable y eficiente entre residencias y atención primaria que permitiese establecer sistemas de prescripción y derivación ágiles.
Ante este panorama, uno no puede sino preguntarse: ¿qué espera la Generalitat? ¿Es cierto, como dicen desde el sindicato de médicos, que el Departament de Salut está desconectado de la realidad, implementando planes sin tener en cuenta las capacidades y limitaciones del personal médico, o estamos solo en las lógicas dificultades que afectan al principio de cualquier proceso de cambio?
Yo creo que el que la atención sanitaria de los residentes se asuma desde Atención Primaria es una opción correcta, aunque también creo que debería haberse considerado cuál era la situación tanto de las residencias como de los médicos.
Los problemas principales son: uno, (como siempre) el dinero; pero otro, no menos importante, la tendencia demográfica: aumenta considerablemente el número de personas mayores; se jubilan más profesionales sanitarios que los que salen de las facultades y se quedan en España. Ante esa situación vemos que el problema no es tanto si el médico que atienda a un residente esté a sueldo del centro de salud o de la residencia sino si vamos a tener suficientes médicos para poder atender a tantas personas mayores dependientes, con enfermedades crónicas, con pluri-patologías y polimedicadas.
Buscar soluciones sin tener en cuenta esos dos factores es propio de quien vive en un mundo paralelo.
Autor del texto Josep de Martí Vallés. Jurista y Gerontólogo. Fundador de Inforesidencias.
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