A medida que envejecemos, nuestro cuerpo y mente experimentan muchos cambios. Uno de los más comunes que afectan a las personas mayores es el deterioro del habla, como podrían ser la disartria (capacidad para articular palabras), la afasia (trastorno para hablar), la pérdida de audición, problemas de memoria o problemas de salud mental.
Aunque existen diferentes métodos del abordaje de los problemas del habla de las persones mayores, como podrían ser terapia del habla, ejercicios de memoria o ejercicios de audición, a menudo nos podemos sentir frustrados por la evolución de la enfermedad que consiga los mismos resultados que una persona con una patología estable, como en las patologías más comunes en los centros de cuidados de larga duración de personas mayores de nuestro país, las demencias.
La demencia es un trastorno que afecta la función cerebral y se caracteriza por la pérdida progresiva de la memoria y otras habilidades cognitivas, incluyendo el habla y el lenguaje.
En las primeras etapas de la demencia, las personas pueden tener dificultades para encontrar las palabras adecuadas o para recordar palabras comunes. A medida que la demencia avanza, pueden experimentar problemas más graves con el habla, como la repetición de palabras y frases, la confusión en la comunicación y la dificultad para seguir conversaciones. En algunos casos, las personas con demencia pueden dejar de hablar por completo.
La demencia también puede afectar la capacidad de una persona para entender el habla de los demás. Pueden tener dificultades para comprender lo que se les está diciendo o para seguir las instrucciones.
Es importante destacar que no todas las personas con demencia experimentan los mismos síntomas de habla. Cada persona es única y puede experimentar diferentes niveles y tipos de pérdida del habla y del lenguaje.
Aunque la demencia puede afectar al habla de una persona, es importante recordar que la comunicación sigue siendo importante para las personas con demencia. Mantener la comunicación con ellos de manera efectiva puede ayudarles a mantener su calidad de vida y a reducir el aislamiento y la soledad.
Ante esta evidencia, se intentan buscar sistemas para mejorar la comunicación, como podría ser lenguaje por señas, la comunicación no verbal, pictogramas o escucha activa que no siempre son lo suficientemente ágiles y concretas.
Un estudio reciente publicado este 1 mayo por científicos de Estados Unidos en la revista Nature Neuroscience revela que es posible saber lo que piensa alguien. A través de una resonancia magnética, una persona voluntariamente puede comunicar lo que piensa. Por el momento no se puede reproducir frases exactas, pero si ideas esenciales, a través del registro del pensamiento más profundo del lenguaje para convertirlo en lenguaje.

(Imagen de una resonancia magnética del blog de la Fundación Pasqual Maragall)
Dejando de lado la gran cantidad de consideraciones éticas que se tendría que discutir por la aplicación práctica de lectura pensamientos, si nos centramos en los beneficios en los cuidados es un gran paso.

Reconozcamos la frustración que ha generado la incapacidad de muchas personas por ser incapaz de comunicarse y de los prestadores de cuidados de estas personas, que son incapaces de poder ayudar a estas personas.
El sector de los cuidados de personas mayores se está volcando en conceptos como ACP, AICP o ADP, pero muchas veces nos encontramos con la incapacidad de saber lo que quiere la persona y sólo podemos saber por métodos indirectos.
Me puedo imaginar en un cetro que cuidados de larga duración en que podamos saber a través de un casco, casco de peluquería o algo parecido, lo que quiere realmente la persona por ella misma, e intentar poder ofrecerlo.
Aplaudo este avance y espero que, tras un uso ético del mismo, en un futuro podemos tenerlo a disposición para mejorar los cuidados a las personas.
https://www.nature.com/articles/s41593-023-01304-9