Un informe recientemente publicado indica que la inteligencia artificial acabará con uno de cada cuatro puestos de trabajo en España en los próximos años. A nivel mundial la cifra alcanzará una cifra entre los 400 y los 800 millones de puestos destruidos. Si ese presagio se cumple, por una vez, los países más ricos sufrirán más que los pobres. Pero, ¿se cumplirá? Lo cierto es que, tomando experiencias anteriores, lo más posible es que una parte de los trabajos que se destruyan sean sustituidos por otros que hoy no existen y que se crearán a medida que la situación progrese. En otro escenario, algunos sectores que son muy intensivos en mano de obra con dificultad de sustitución crecerán y compensarán la destrucción.
Aunque el efecto a nivel global es apasionante, prefiero centrarme en nuestro campo y preguntarme: ¿destruirá la inteligencia artificial puestos de trabajo en el sector de las residencias? Y no se me ocurre mejor manera de empezar a encontrar la respuesta que preguntárselo a Chat GPT. Lo he hecho y lo que me responde parece redactado, no por una inteligencia artificial sino por un departamento de Relaciones Públicas que quiera tranquilizar a sus clientes:
"Es posible que la inteligencia artificial (IA) tenga un impacto en el sector de las residencias de ancianos, pero no necesariamente implicará la eliminación de puestos de trabajo. En cambio, la IA podría ser utilizada para mejorar la calidad de la atención que se brinda a los residentes y permitir a los trabajadores de las residencias enfocarse en tareas que requieren habilidades humanas únicas, como la empatía, el cuidado personal y la interacción social.
Por ejemplo, la IA podría ser utilizada para monitorear la salud de los residentes y detectar problemas médicos antes de que se conviertan en emergencias. También podría ayudar en la gestión de medicamentos y en la identificación de patrones en los datos de salud de los residentes, lo que permitiría a los trabajadores de la residencia personalizar mejor la atención de cada residente.
Además, la IA podría utilizarse para reducir la carga de trabajo de los trabajadores de la residencia, permitiéndoles enfocarse en tareas más importantes y reduciendo el riesgo de agotamiento. En última instancia, la IA podría ser una herramienta valiosa para mejorar la atención y la calidad de vida de los residentes, lo que a su vez podría mejorar la satisfacción laboral de los trabajadores de la residencia.
En resumen, si bien es posible que la IA tenga un impacto en el sector de las residencias de ancianos, no necesariamente llevará a la eliminación de puestos de trabajo. En cambio, podría ser utilizada como una herramienta para mejorar la atención".
No se moja demasiado (mucho "es posible", "podría" y "no necesariamente"). Yo me arriesgo más que Chat GPT y me atrevo a predecir que, no sólo no va a destruirse empleo, sino que en los próximos años se va a generar, de forma que el sector de cuidados puede acabar atrayendo a aquellos que hubiesen trabajado como conductores, teleoperadores, cajeros de supermercado o personal de almacenes (me efiero, por supuesto a hombres y mujeres), si esos puestos de trabajo siguiesen existiendo dentro de unos años. El reto máximo va a ser cómo atraer y formar a tantas personas como vamos a precisar. El reto derivado de lo anterior es afrontar un cuidado que va a resultar más caro.
Si trato de imaginarme una residencia en 2035 veo una "capa tecnológica de atención" inapreciable a primera vista pero que marca y altera la forma en que se atiende a las personas mayores. En esa residencia habrá muchos más sensores de los que existen en la actualidad. Sensores que captan datos, imágenes y sonidos, pero de una forma que permite recoger información sin invadir la intimidad de las personas. Hoy ya existen cámaras con "ojos de murciélago" que captan a las personas sin generar imágenes, sabiendo si éstas están de pie, sentadas o estiradas en el suelo; quietas o moviéndose. Si esas "captaciones" son tratadas mediante algoritmos de IA el sistema puede interpretar qué sucede y qué es posible que vaya a suceder. Si todo funciona se pueden predecir caídas u otras circunstancias de riesgo.
Me imagino muchos micrófonos y altavoces distribuidos por la residencia interactuando con voz natural con residentes y trabajadores. Creo que los asistentes personales (tipo Alexa, Siri, Cortana) habrán avanzado tanto que muchas personas (mayores y no tan mayores; en sus casas y en las residencias) las usarán de forma habitual como antídoto contra el sentimiento de soledad. Pero también tendrán otros usos. Hoy existen sistemas que permiten captar y tratar sonidos sin grabar y guardar nada. Usados en una sala o en un dormitorio el sistema puede limitarse a escuchar toses, respiraciones u otros sonidos que pueden ser indicativos de una caída, un grito de dolor.
Mediante algoritmos de IA esos sistemas podrían detectar "cosas" predictoras de "otras cosas". Uso esa palabra entre comillas porque todavía no sabemos qué podría ser, aunque se me ocurre que la detección de un tipo de tos o una forma de respiración podría avisar de que alguien está en una fase inicial de una infección respiratoria.
Sigo imaginándome la residencia de 2035 y veo que todos los residentes y trabajadores llevan algún sensor pegado al cuerpo, posiblemente en forma de reloj, que está registrando datos continuamente y transmitiéndolos al sistema, alimentando aún más los sistemas de IA y haciendo cada vez mejores sus predicciones y consejos. Mi imaginación tiene un límite cuando llegamos al mundo de la robótica. Intento imaginarme el robot que cambiará los pañales en esa residencia, pero no soy capaz de verlo. Me imagino que sí existirán en 2045, cuando yo cumpla los 80 años. ¿Cómo serán? Se me escapa.
Lo que sí creo es que, ante tanta tecnología, es posible que surja un grupo de personas mayores que vean en esa "Residencia Inteligente" algo invasivo e inhumano. Serán una minoría, seguro, pero existirán, y es posible que alguien avispado decida crear "Residencias tontas pero buenas" en las que la única inteligencia que se aplique sea la "no artificial", o sea, la humana.
Como siempre que intentamos predecir el futuro no hacemos más que proyectar hacia allí nuestros miedos del presente, soy muy consciente de que lo más seguro es que nada de lo que he predicho vaya a producirse tal cual. Aun así, me lo he pasado bien mirando en la bola de cristal y pensando que, si sigo escribiendo denro de doce años, podré tomar esta tribuna y compararla con lo que esté pasando.
Volviendo a lo que decía al principio, parece mentira que en un momento en el que la mayor preocupación de alguien que gerencie una residencia de mayores en España es la de contratar y fidelizar a sus empleados, se pueda estar planteando el problema de la destrucción de empleo. Aun así, eso es algo muy de nuestro sector. Me recuerda la situación que llevamos viviendo desde hace unos años en la que coexisten largas listas de espera para acceder a una plaza pública con plazas libres en algunas residencias privadas.