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¡Quiero invitarles a una cena de Navidad!

Por Josep de Martí
lunes 19 de diciembre de 2022, 11:30h
El director de Inforesidencias.com, Josep de Martí.
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El director de Inforesidencias.com, Josep de Martí. (Foto: JC/Dependencia.info)

El sistema de la Dependencia tiene sus cosas buenas y no tan buenas. Ebrio de espíritu navideño no soy capaz de pensar ninguna mala.

Una de las cosas buenas es esa página web del Imserso en la que aparecen los datos estadísticos del sistema actualizados mes a mes. Allí puedes saber cuántas solicitudes se presentan y se resuelven en las diferentes comunidades cada mes, qué servicios y prestaciones se reconocen y otros datos interesantes. Es cierto que a veces surgen dudas sobre la fiabilidad de los datos, que son los que las comunidades envían y el Imserso agrupa y muestra. Aun así, una serie que puedes seguir desde 2007 es algo tan positivo en sí mismo que, incluso cuando hay alguna discrepancia, ésta se puede deducir tirando atrás en la propia serie.

Recuerdo que cuando se redactó la Ley de Dependencia, lo más importante que se perseguía era crear un derecho de ciudadanía que alcanzase a todos los habitantes de España de forma que, siempre que alguien dependiese de forma permanente de otras personas para llevar a cabo las actividades de la vida diaria (en eso consiste ser dependiente), tuviese la posibilidad de recibir servicios y prestaciones económicas, sin que esa recepción dependiese de su capacidad económica ni de dónde viviese. Por supuesto que la Ley perseguía que se prestasen más y mejores servicios, pero lo fundamental era crear ese derecho común.

Si la Ley hubiese triunfado en sus objetivos, hoy la situación de un dependiente del País Vasco y Murcia, en relación con su derecho a recibir servicios y prestaciones, sería más parecida que la que se daba en 2006.

Lo cierto es que, si alguien se detiene a ver el informe de noviembre de 2022, descubrirá que las cosas varían bastante de una comunidad a otra.

La Ley, que parece burlarse de los ciudadanos desde su título, cuando se autodenomina “de promoción de la autonomía personal”, ha conseguido que menos de un 4% de las prestaciones que ofrece sean de prevención, destacando cuatro comunidades, no precisamente pequeñas (Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana y País Vasco) en las que menos del 1% de las prestaciones se dedican a ese fin.

Más que crear un sistema generador de derechos comunes, la Ley ha conseguido que cada Comunidad Autónoma haya tomado del “bufet de la dependencia”, lo que les ha parecido bien, creando su propio sistema.

Lo del “acuerdo Belarra” es solo una muestra más de esa incapacidad de crear nada mínimamente común.

Volviendo a los datos que se publican y, como muestra de la gran divergencia estadística, detengámonos en las Prestaciones Económicas Vinculadas. En Extremadura representan el 49% de todas las prestaciones que reconoce y prestan las comunidades, en el otro extremo, en Ceuta y Melilla se dieron cuatro. No el 4% sino 4 prestaciones, lo que supone el 0,01%. La media en España es el 10%.

Me sorprende mucho ese número: cuatro. Coincide con el número de personas dependientes que reciben la prestación de asistente personal en la Región de Murcia. Esa prestación es otra muestra de lo dispar del sistema en España: siete comunidades, sencillamente, no se la reconocen a nadie, en Andalucía o Asturias la reciben solo 13 personas, pero en el País Vasco 6.392. ¿Hay algún motivo?

Ahora que llega Navidad y que se organizan comidas y cenas familiares y de empresas, me gustaría, y no me saldría muy caro, invitar a las seis personas que reciben en el País Vasco una Prestación Económica Vinculada al servicio de centro de día. Si quiero más cercano, podría organizar una cena con las tres personas que reciben una Prestación Económica Vinculada al servicio de residencia en Ceuta y Melilla. Pero, si de verdad quiero algo verdaderamente íntimo, podría quedar con “la persona” (sí, sólo hay una) que recibe Prestación Vinculada a Servicio de teleasistencia en las Islas Canarias. No sé si es consciente de lo único de su situación. Sería un tema de conversación para la cena. Incluso podría venir alguien de la Consejería y del Ministerio para amenizar la velada.

Como me temo que, por cuestiones de protección de datos, no voy a ser capaz de obtener la forma de contactar con estas personas, no podré invitarlas a cenar. Aun así, nada me impide desearles a todas ellas una muy Feliz Navidad y un mejor año 2023. Unos deseos que extiendo a todos los que se dedican de alguna forma u otra a atender a personas mayores dependientes.

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