Se esperaba con gran expectación la mesa sobre los modelos de atención a las personas mayores y las tendencias futuras que se ha celebrado este jueves en el marco del Salón de las Personas Mayores de Cataluña, FiraGran, en La Farga de L´Hospitalet. El director de cuentas y contenidos de Inforesidencias.com, Carles Reixach, moderaba a unos ponentes que han aportado, además de ilusión, diferentes visiones sobre la atención al mayor, incluyendo las unidades de convivencia desde su punto de vista más arquitectónico.
Así, Reixach ha visto muy interesante la intervención de José Luis Montserrat, director de Residencial Palau, que habló del continuum asistencial, de su método 360° porque “ha encuadrado los servicios que él está ofreciendo, residencia y apartamentos con servicios, dentro de la cartera de Servicios Sociales de Cataluña”.
También ha explicado el director de la residencia y le parecía reseñable al responsable de Inforesidencias, “cómo están cambiando las demandas y cómo cambiarán, teniendo en cuenta la pirámide de población, y cómo será diferente lo que la gente quiere cuando va a un servicio”. Igualmente, le ha llamado la atención cuando Montserrat apuntaba que “a veces hay que crear lo que no hay o hay que modificar lo que ya existe”, por ejemplo, “cuando hay que adaptar las residencias a las unidades de convivencia o cuando no, hay que ofrecer apartamentos con servicios”.
Continuum asistencial
Montserrat, por su parte, lo explicaba así:

“El concepto que tenemos nosotros es el de dar una cobertura total, una cantidad de servicios (los máximos posibles) en un mismo centro donde se pueda tratar desde la prevención dentro de un deterioro cognitivo a una socialización de una persona más válida a una atención a un gran dependiente, ya sea a través de unos apartamentos, un centro de día o una residencia, pero que, en función de las necesidades o la dependencia que tenga cada persona, se le puede dar ese servicio.
Eso es el continuum asistencial, que en un mismo centro, con un mismo personal, que la persona mayor conoce porque está con ellos cada día, si empeora su estado de salud o cambia su situación de dependencia, no tenga que hacer un cambio de domicilio, sino que pueda continuar en el mismo sitio, en su misma vivienda.
El problema que tenemos con las necesidades de la persona es que tenemos un concepto de país y el problema que tenemos en este país es que entendemos que yo vivo en mi casa hasta que estoy muy mal para luego ir a un centro de dependencia y ese paso intermedio, más de prevención, y en el que en otros países utilizarían un cohousing o coliving o una vivienda tutelada o a través de cualquier otro tipo de servici,o aquí no está implantado.
Lo que nos está costando es que estas personas entiendan que existe una serie de servicios que les pueden ayudar en su día a día hasta que tengan esa dependencia real”.
I FEEL
Sobre Carol Mitjana, directora de la residencia Centre Geriàtric de Lleida y Co-Founder y CEO de I FEEL el Método, Carles Reixach apuntaba que le ha llamado la atención cómo explicaba que “todo empezó con la pandemia” y después “cómo estaba organizada su residencia”. “Vieron que de golpe se vieron con la pandemia con la necesidad de hacer más divisiones y hacer más unidades de convivencia”, destaca.
Le ha impactado que Mitjana explicaba que según el método I FEEL, que es la revolución de la gran edad, como ella misma ha definido, pero a él le ha parecido “más revolucionario que cada persona hace lo que quiere cuando quiere, es decir, una libertad tremenda que se acerca ya a la ADP (Atención Dirigida a la Persona) y no tanto ACP (Atención Centrada en la Persona)”.
“Para mi es como que han dejado de gatear en la ACP y han empezado a andar en el mundo de la ADP”, subraya Carles Reixach.
Mitjana por su parte, lo explica así:
“El sistema nos está pidiendo responsabilidad y actuar con rapidez. Lo resumo en que no tenemos que tener miedo y tenemos que dar ese paso adelante. No hay retorno, tenemos que evolucionar, ser un sistema vivo, atrevernos y ser profesionales y saber cuidar con calidad a nuestra gente mayor.
Es muy importante tener al personal bien formado. Esto es lo fundamental. Buenos líderes que sepan empoderar al personal y que éste entienda la tarea tan importante que está haciendo.
Formaciones continúas, muy importante. Todos tenemos que ser conocedores del método que estamos utilizando, del sentido de lo que estamos haciendo y nuestro objetivo común, que al final son las personas mayores. Y si todos vamos a una, estamos bien formados y preparados, no existe el miedo y no existe el error.
¿Y los usuarios qué opinan? Son todos muy positivos, están contentos. Ellos informan, forman y explican porque se sienten bien por haber sido escuchados y haber hecho realidad lo que para ellos era una necesidad básica. Sobre todo es que sean ellos las personas que deciden su día a día y cómo quieren vivir.
Son todo gratitud y yo no paro de darles las gracias a ellos por habernos empujado a dar el cambio”.
Unidades de Convivencia de 20
Para terminar, Carles Reixach ha destacado de la ponencia de Marc Trepat, arquitecto especializado en residencias para personas mayores, que explicaba que “para poder diseñar residencias necesitaba entender lo que le hace falta a las personas mayores, cuando envejecemos y también cuando se sufre alguna demencia”.
Además, le ha parecido interesante que el arquitecto, desde la pandemia, ha dicho que “no construye nada que no tenga unidades de convivencia, no le entra en la cabeza”, y también que demostrara los beneficios con las opiniones de arquitectos de talla mundial y que comparara con las unidades de convivencia de otros países, así como cuál es para Trepat la proporción ideal.
Igualmente, le parecido muy curioso que Marc Trepat destacara que fuera de España no entiendan que se quiera limitar el tamaño de la residencia.
El arquitecto no entiende la limitación de plazas de las residencias ni el número de personas obligatorias para una unidad de convivencia y lo explicaba de esta forma:
“Partiendo de la base de que las unidades de convivencia cuánto más pequeñas, mejor funcionan, para mí no tiene sentido fijar un número de 15 personas por unidad. Para mí funciona mejor una unidad de convivencia de 20 personas que una de 15, sobre todo si hacemos unos espacios de convivencia subdivididos en dos espacios y con los que al final tienes como si fuese una unidad de 10.
Porque en el fondo, la unidad de convivencia lo que pretende es reducir los estímulos negativos que reciben las personas que están en una residencia de las que hay actualmente, con unos espacios de convivencia excesivamente grandes.
Por tanto, que se obligue a hacer unidades de convivencia me parece perfecto, pero limitar o poner el número de 15 no me parece correcto porque como máximo deberían poner un número más elevado y luego que el mercado regule. Estamos en una economía de mercado en la cual quien quiera dar más calidad hará unidades de convivencia más pequeñas.
Pero ayudar a 15 personas significa incrementar los costes de tal forma que, según como, hará que sea imposible generar nuevas residencias que tiendan a la concertación, a no ser que el premio de esa concertación aumente de forma significativa.
Sobre el efecto Belarra, los modelos de acreditación deben cambiar porque de alguna manera hay que evolucionar. El punto de partida del acuerdo Belarra no es correcto, va en la buena dirección y está cargado de muy buenas intenciones, pero las líneas que marca no son las adecuadas.
Para mí hay dos aspectos sobre los que debería reflexionar: el límite de 15 en la unidad de convivencia y, sobre todo, el límite total de la capacidad de la residencia.
En el momento que diseñas una residencia con unidades de convivencia no tiene sentido hablar de límite, ya que la unidad de convivencia es lo que hace la unidad de atención. Entonces, si en lugar de tener 9 unidades de 15 tienes 10 de 15, ¿por qué no puedes tener esas 150 plazas? ¿por qué no 12 unidades de convivencia de 15 personas? o ¿por qué no 6 unidades de 20 que son 120 plazas? ¿por qué no 8 unidades de 20 que son 160?
A mi entender, funcionaria perfectamente y, en según qué lugares, donde el precio del suelo es caro, el hecho de poder tener más capacidad te permite que esas residencias puedan existir. Si no, no van a existir residencias en las ciudades importantes donde los suelos son muy caros”.