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Los mayores en residencias no pueden esperar a que se vacune "a todo el mundo"

jueves 23 de septiembre de 2021, 04:38h
Javier Cámara, director de Dependencia.info.
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Javier Cámara, director de Dependencia.info. (Foto: Dependencia.info)

Hasta 13 comunidades autónomas han comenzado ya a inocular esta semana la conocida como tercera dosis o dosis adicional de la vacuna contra la covid-19 a los mayores en residencias. Otras cinco empezarán a hacerlo en breve. Sin duda, una muy buena noticia una vez se estaba comprobando que los efectos de las dos primeras dosis empezaban a remitir y, por resumir mucho todas las cuestiones técnicas sobre el fenómeno de la inmunosenescencia, se aconsejaba ya este recordatorio.

Ha tardado el Ministerio de Sanidad de Carolina Darias en dar el visto bueno a esta medida a pesar de que se venía demandando insistentemente desde las patronales de residencias y asociaciones de mayores. La burocracia es difícil de entender -y poco práctica- a veces. Por ejemplo, la ministra hacía referencia este miércoles a la ampliación de terceras dosis a colectivos como los mayores de 80 años y decía que este asunto es objeto de "evaluación permanente" por parte de la Ponencia de Vacunas y que se está a la espera de que haga una propuesta.

La Asociación Española de Vacunología lleva ya unos días recomendando que los mayores de 80 años, con o sin patologías asociadas, sean el siguiente grupo en recibir la tercera dosis para reforzar su inmunidad dado que son un colectivo proclive a esos cambios en el sistema inmunitario que le predispone a infecciones. Iremos a ella tarde, como otras tantas ocasiones.

No se puede obviar el excelente resultado que ha aportado la vacunación en los centros residenciales, especialmente en los primeros meses de 2021. Ha sido el gran alivio, la esperanza para miles de personas mayores que han vivido un calvario en sus habitaciones muchos meses encerrados. El Ministerio de Sanidad informa en su web de que la letalidad global en los centros residenciales es del 19,78%, un porcentaje que ha descendido hasta el 10,16% después de generalizarse la pauta de vacunación completa a todas las personas mayores que viven en residencias.

Es verdad que sigue siendo difícil entrar en la valoración de los datos cuando no hay unos datos oficiales fiables. Esto, que ya fue denunciado y recordamos para ello el artículo en este medio del presidente de Dignitas Vitae, José Pascual, cuando apuntaba que es necesario un informe independiente sobre la alta mortalidad en las residencias españolas durante la crisis del coronavirus para poder extraer los datos que nos van a dar "la verdad de lo ocurrido".

Sigue siendo un dato difícil de calcular. Aquí dimos la noticia de que un año después, el Gobierno publicaba la primera cifra oficial de fallecidos en residencias. Según datos del Imserso en el informe que empezó a publicar a principios de marzo, desde mediados de marzo del año pasado hasta ahora han muerto con covid-19 o con síntomas compatibles 30.402 personas en residencias de mayores. Sin embargo, el Sistema de Vigilancia de la Mortalidad Diaria (MoMo), que gestiona el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III y que contabiliza el exceso de mortalidad, en la primera ola fallecieron por covid casi 45.000 personas, 17.000 más que las cifras oficiales.

Y en cualquier caso, como pedía José Pascual, ya se ven informes que explican lo que pasó en las residencias, la verdad de lo ocurrido. Así, un estudio del grupo Covid-19 de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), que analiza la disparidad en la letalidad entre comunidades por SARS-CoV-2 entre marzo y mayo de 2020, viene a destacar que el confinamiento de las personas mayores en residencias y la imposibilidad de acceder a hospitales y servicios de salud fue una de las causas que más influyó en las altas tasas de letalidad. Subraya el informe que en Asturias, Madrid, Cataluña y Castilla-La Mancha fueron las regiones que resultaron peor paradas por la alta virulencia.

De esta forma, lo dicen los médicos de Atención Primaria, se encuentran las causas de estas cifras en la negativa a derivar a los mayores institucionalizados a los hospitales, así como a la comorbilidad y la calidad de los servicios de salud. Pues, nos lo deberíamos hacer mirar...

Aun así, dicen ahora los que saben de esto que no sirve de nada todas las vacunaciones y los posteriores recuerdos de las vacunas sino se amplía la inoculación a nivel mundial. Concretamente, el vicepresidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), Fernando Moraga-Llop, apuntaba: "Por muy protegidos que estemos con dosis de recuerdo, si no está vacunado un alto porcentaje de la población mundial en cualquier momento puede llegar una variante que se escape de las vacunas y derivar en una situación grave".

No me parece mala idea. No seré yo el que le lleve la contraria a un experto, pero déjenme opinar que siendo lógico lo que apunta el doctor Moraga-Llop y deseando que no se desperdicien vacunas “próximas a caducar” (Cataluña apunta que tiene casi 70.000 vacunas caducadas), soy partidario de tener protegidas con la tercera dosis o la dosis de refuerzo que complete la pauta a las personas mayores que viven tranquilamente en las residencias, porque muchos no pueden esperar a que se vacune, literalmente, "a todo el mundo".

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