Las comunidades energéticas producen experiencias como las de residencias que están en medio de un pueblo y están generando energía para las casas que están alrededor. Una auténtica fuente de ahorro para todos. Para ubicar, una comunidad energética es una nueva manera de generar y gestionar la energía a nivel local.
La cooperativa de electricidad E+P es una iniciativa que surgió de la anterior crisis económica para intentar ahorrar y está produciendo proyectos sociales muy interesantes.
Ahora que Bruselas nos permite producir nuestra propia energía y el autoconsumo es un derecho que tenemos, hay gente que, aunque quiera producir electricidad, se encuentra con que su tejado no es el más adecuado para ello porque no tiene una buena orientación o el vecino es una torre que le da sombra.
El director gerente de E+P, Jesús Sánchez Ostiz, explica que “la forma de solucionar esto es uniéndose a otras personas y producir en un sitio energía, distribuirla, es decir, hacerla llegar a sus casas desde ese otro sitio”. “De esta forma se separan las placas solares de tu tejado”, añade.
Esto del autoconsumo es muy novedoso, E+P está yendo casi por delante de los reglamentos porque en Europa y en España se ha empezado a permitir ahora. El autoconsumo lo conoce todo el mundo, el consumo de vecinos es la novedad, poner placas a dos manzanas o en la residencia de enfrente y que te llegue la energía a tu casa a través de la red eléctrica del distribuidor de la zona (Iberdrola, Endesa…).
El cooperativista no tiene que poner el cable. De alguna forma, esas instalaciones también son suyas o nuestras porque las hemos ido pagando con los términos fijos. Eso se puede aprovechar.
Es un cambio de paradigma y nos convierte a todos en consumidores y productores. El hecho de producir lo que tú vas a necesitar eso es salirte de las reglas de las grandes empresas. Es aprovechar todos tus activos (el tejado es un activo porque es superficie) para producirlo.
Se puede dar el caso de un barrio con casas llenas de chimeneas, pero que en frente tienen un colegio o una residencia con un tejado espléndido. “Lo que haces es unirte a ellos, poner unas placas en su tejado que van a dar electricidad tanto a la residencia como a los vecinos de las casas colindantes”, apunta Sánchez que subraya: “De esta forma se consigue una instalación más eficiente”.
El responsable de la cooperativa lo aclara: “El conjunto de todas ellas es más eficiente que las instalaciones fotovoltaicas individuales, ya que ahora los paneles son más baratos, pero hay unos elementos que son individuales, que van uno por instalación, como es el inversor o los anclajes. Si los unes, con un proyecto conjunto es más eficiente”.
Luego, además, las curvas de consumo de unos y de otros se ven compensados: “Lo que se consigue es que si pones una placa más por encima de lo que tú necesitabas, lo va a poder estar aprovechando alguien de una forma mucho más eficiente”.
Además, Jesús Sánchez recuerda que hay otro beneficios: “Se establece un nexo, una comunicación, una actividad del centro residencial con el entorno, con tus vecinos. Muchas veces cuando buscamos que un centro esté abierto a la comunidad, un centro generador de servicios encaja perfectamente”.
Más eficiencia y más ahorro
El responsable de E+P explica la parte técnica de forma fácil de entender: “Lo más importante es la eficiencia porque hay que tener en cuenta que todos los kilovatios que se meten en la red van con unas pérdidas: entre el molino y la casa viene a perderse el 20% de la electricidad. Se trata de un proceso técnico-físico por el que tienes que transformar la electricidad de alta tensión para transportarla con la menor de las pérdidas y llegue a tu casa en baja tensión a tu voltaje”.
Y continúa: “En todos los procesos se pierde, pero en el autoconsumo esa pérdida desaparece y eso es ahorro para ti y toda la comunidad. Hay que tener en cuenta que el kilowatio más ecológico es el que no se consume y todos esos kilowatios que desaparecen del sistema que ya no tienen que ser producidos pues es una ventaja para el medio ambiente y para la comunidad”.
Esta es una figura en la que en E+P están dando pasos y son pioneros en pequeñas poblaciones, aprovechando el tejado de colegios, frontones o aparcamientos. “Y en los que no se puede mover una teja, se busca un terreno cerca donde se pueda hacer el montaje”, señala.
Ahora mismo están en la fase de prototipo en Caparroso y Eulate, ambos municipios en Navarra, y en el centro sociosanitario de Bidealde (Cizur), donde estas placas pueden dar electricidad a unos y otros. “Aquí, lo que estamos consiguiendo es que el ahorro pueda llegar a ser el 60% de la factura de la luz”, destaca.
¿Qué es lo primero que hay que hacer?
Habría que analizar primero cuál es su situación y cuál la producción que puede generar la residencia con su tejado, ver si tiene capacidad sobrante para atender a sus otros vecinos y ver si esos vecinos se juntan. Pero también hay que ver si administración municipal quiere colaborar o no.
Es algo más allá de lo que es una producción foltovoltaica y en eso acompañan en E+P al director de la residencia y al promotor de la idea para facilitarle y ayudarle con todas las cosas en mano: calculan los consumos reales, las curvas de carga, los hábitos de las personas que se van a enganchar. Finalmente, se hace una inversión bastante optimizada.
También hay que ver las ayudas o la financiación. Hay veces que eso puedes desembolsarlo y hay que buscar financiación a través de crowfunding y hay otras veces que se puede contar con ayudas en la instalación de hasta un 80% contando con Bruselas, con que es zona rural… te posibilitan llegar más allá de lo que sería la pura captación fotovoltaica.
Se ponen en contacto con E+P y ellos desarrollan el proyecto de su mano.
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