Aunque afortunadamente ya no es noticia de primera plana, no es difícil encontrar artículos y opiniones sobre la gestión de las residencias de la tercera edad en tiempos de la COVID-19. Cualquier lector podrá comprobar que detrás del conjunto de datos y circunstancias, existe un debate creciente sobre la coherencia en la gestión y los límites a derechos de usuarios y familiares.
A estas alturas de la pandemia no se pueden negar el desconcierto del principio, los estragos de las dos primeras olas y la persistencia, aún desconocida. En situaciones tan complejas, rápidas y desconocidas es cuando se presentan las dos grandes enseñanzas de esta crisis:
- El equipo y su nivel de compromiso lo es todo. La fuerza no viene de los protocolos sino de nuestro propósito.
- La comunicación transparente y cercana es el mejor bálsamo ante la incertidumbre.
Los modelos sociosanitarios como el nuestro, donde el centro de la actividad gira en torno al usuario, sostener la seguridad de la residencia es vital (y nunca fue tan literal como durante esta pandemia). Entonces, con estas medidas ¿estamos atrapando o estamos protegiendo a nuestros mayores?
Para resolver esta pregunta se hace necesario establecer un criterio que ayude a modular la toma de decisiones:
- Foco y entorno. El protagonismo de las personas en la trasmisión es fundamental. Siendo los focos los empleados, familiares y usuarios, se debe ajustar el volumen e intensidad de las relaciones al riesgo. La prevalencia en el entorno cercano es un factor que hay que considerar como acelerador de medidas.
- Fluidez y disciplina. Establecer y mantener en el tiempo los niveles de servicio, seguridad, desinfección y control es un esfuerzo que nos acerca más a modelos de “alto rendimiento”. El desgaste, requiere otro tipo de liderazgo y el resultado nos dará una medida de nuestro nivel de garantía.
- Confianza y Respeto. Al compartir la responsabilidad de nuestros usuarios con sus familias, el vínculo de confianza es esencial. A través de comunicación oportuna y pedagógica, se consigue generar una imagen más cercana y trasparente del día a día en la residencia. Sobre un respeto, maduro y comprometido nos apoyamos para proponer y tomar medidas. Así que, la confianza generada y el respeto adquirido son la llave definitiva para la toma de decisiones.
Siguiendo un patrón de análisis que combina lo propio y lo ajeno, en cuanto a entorno, equipo, medios, métodos, comunicación y calidad de las relaciones, se puede establecer la profundidad y rapidez en la toma de decisiones. Por supuesto hay otros muchos patrones y no siempre el tiempo permite analizarlo todo, por ello, la confianza y el respeto es lo más importante.
Y volviendo a la confianza, hay que reconocer que las imágenes tienen un poder inmediato en nuestros tiempos. Cuando esas imágenes no van acompañadas de un contexto la interpretación es tan amplía y libre como espectadores. De ahí el debate sobre los límites que hemos ido creando durante la COVID-19.
En mi opinión se ha generado un corte en la comunicación que seguramente tendrá una explicación compleja y que ha provocado una visión distorsionada.
El valor de la protección del usuario es tan natural que se debe de asumir como característica propia del modelo. No tiene sentido una residencia donde no se proteja al usuario. Por otra parte, las limitaciones de movilidad, actividades, o relación han supuesto un nivel importante de restricciones, siendo el menos lesivo de los posibles ante un riesgo fatal.
En este sentido lanzo la última pregunta para alumbrar un futuro debate mientras dure esta pandemia ¿Cuál es la forma correcta de proteger?
La base de partida siempre será las recomendaciones de las autoridades sanitarias. El segundo nivel las claves que hemos apuntado sobre entorno, equipo, medios, métodos, comunicación y calidad de las relaciones. Pero hay un tercer factor siendo sutil, lo marca todo: debemos proteger sin generar temor en nuestros mayores.
Mientras escribo este artículo se dan pasos acelerados en la Agencia Europea del Medicamento, para autorizar de forma inminente la vacuna contra la COVID-19 en todo el territorio de la Unión. Un paso para recuperar la certeza y la confianza que aún tendrá un recorrido natural más largo de que pensamos. Estoy segura de que a medida que nos atrevamos a compartir las vivencias de esta crisis, mayor será el aprendizaje para todos.
Rosa Gómez Medina, es directora de Sercoama