Después de leer la acertada visión que dio Walter Coffey sobre cómo se está viviendo en Estados Unidos la pandemia de coronavirus, nos vamos a centrar en cómo el sector de la atención a personas mayores (residencias de tercera edad y otras formas de conceptos residenciales) están afrontando esta peculiar situación.
Para ello nos centraremos en lo que está diciendo allí la prensa especializada al describir como la pandemia de coronavirus está afectando de forma grave y de forma especial a esa parte del sector geroasistencial especializada en lo que podríamos llamar “nivel alto”.
Si algo ha demostrado la pandemia es que las concentraciones de personas mayores, especialmente en residencias de ancianos, son tremendamente susceptibles al COVID-19. Por este motivo los expertos consideran que, a corto plazo, desde un punto de vista comercial, la crisis significa que los niveles de ocupaciones en las diferentes modalidades de viviendas para personas mayores serán bajos bajas y los costos aumentarán. A largo plazo hay dos factores que tendrán una gran relevancia: el temor persistente entre las personas que estén considerando ir a vivir a una residencia y la posibilidad de que, una vez controlada la pandemia vivamos una larga recesión económica.
Pero ésta no es la única visión. Otros dicen que es posible que el tsunami de plata pronosticado previamente sobreviva a la pandemia casi intacto, impulsando la demanda de viviendas especializadas para personas mayores y las residencias asistidas más durante toda la década de 2020.
Hay que considerar que, así como en España hablar de residencias equivale a referirse a personas mayores dependientes, las viviendas para personas de la tercera edad en Estados Unidos se compone de un amplio espectro de instalaciones de vivienda, incluidas por un lado lo que se conoce como viviendas de vida independiente, que son esencialmente apartamentos para una población de mayor edad, y por otro lado las viviendas de vida asistida, que también tienen forma de apartamento pero donde se ofrece un mayor nivel de servicio para las personas mayores que viven en ellas, como comidas o actividades grupales. Junto a esos tipos de vivienda existen residencias de atención a largo plazo (que pueden dividirse en residencias de ancianos y centros de cuidado de la memoria) que suelen tener un aspecto más institucional y brindan apoyo personal y servicios de atención médica a residentes de la tercera edad con afecciones crónicas.
Donde más a afectado la pandemia ha sido en el segmento de la atención a largo plazo. Las muertes relacionadas con el coronavirus en residencias de ancianos de los Estados Unidos han superado de largo los 20.000. Las viviendas de vida asistida también se han visto afectadas, aunque de forma más suave.
Según informan las empresas especializadas en la comercialización de este tipo de viviendas, el alquiler de viviendas para mayores se ha detenido, y las mudanzas a unidades ya alquiladas se ha aplazado de momento.
La ocupación en propiedades que funcionan bajo el modelo de vivienda de vida independiente se ha mantenido relativamente estable, según una encuesta realizada por el Centro Nacional de Inversiones para Viviendas y Cuidado de Personas Mayores de ejecutivos de viviendas de alto nivel, pero está disminuyendo para el resto modalidades, incluida la vida asistida y el cuidado de la memoria, con los descensos más profundos reportados para residencias de. Alrededor del 40% de las residencias que respondieron la encuesta dijeron que han tenido en un mes un descenso de la ocupación del 10% o más en comparación con el anterior.
A pesar de que hay menos clientes, los gastos se han mantenido o han aumentado, especialmente en las residencias de ancianos. Las instalaciones ahora están contratando más personal, comprando más equipo de protección, que se ha encarecido a medida que se agotan los suministros, e invirtiendo en tecnología para conectar a los residentes con sus familiares. En una frase: “La industria está en crisis”.
Los propietarios más grandes, con reservas de capital y acceso a líneas de crédito, probablemente estén mejor equipados para resistir la tormenta, pero los propietarios y operadores más pequeños se están viendo fuertemente afectados. Esto puede llevar a que, posiblemente se produzcan cierres a corto plazo y una mayor consolidación en la industria más adelante.
Aunque nadie se atreve a hacer predicciones a largo plazo, existe un optimismo subyacente si se mira hacia el futuro debida a la clara tendencia demográfica. Pase lo que pase se va a incrementar de forma sustancial el número de personas mayores y esto generará que se necesiten servicios para aquellos que vivan con dependencia y opciones para los que quieran vivir una forma de vida diferente al de la vivienda tradicional. Habrá, pues una demanda acumulada en el sector, porque la necesidad de vida asistida y cuidado de la memoria no va a desaparecer.
La pandemia no ha cambiado el hecho fundamental de que la edad promedio de la población en su conjunto está aumentando, o sea, que cada vez hay más personas mayores y éstos representan una proporción mayor de la población. El envejecimiento va a acompañarnos y a crecer durante unas cuantas décadas. La conmoción de la pandemia podría retrasar la decisión de algunas familias a ingresar a sus seres queridos en residencias asistidas, aun así, el gran tamaño de la generación envejecida eventualmente facilitará que el sector geroasistencial estadounidense crezca.

No sólo va a aumentar la proporción de mayores sino también la de “los mayores entre los mayores”, o sea los que tienen más de 85 años, una franja de edad que concentra a los que necesitan más atención y cuidados que requieren la intervención de profesionales de la enfermería. En 2010, un poco más del 14% de la población mayor de 65 años tenía 85 años o más. Para 2050, esa proporción aumentará a más del 21%, predice la Oficina del Censo de Estados Unidos.
Esos números fueron publicados antes de una pandemia por lo que es posible que la pandemia acabe modificándolos parcialmente pero no de forma importante. Otro factor que podría ayudar a la industria a largo plazo es una desaceleración en la construcción, que en realidad había comenzado antes de la pandemia en respuesta a una serie de mercados sobredimensionados que son una realidad palpable en Estados Unidos desde hace unos años.
Ejemplo de modelo de residencia en Estados Unidos Butterfly. https://www.youtube.com/watch?v=mon3tj1TBhc
No todos están seguros de que la demografía sea suficiente para respaldar el crecimiento de las viviendas para personas mayores en un entorno post-pandemia. Por un lado existe la seguridad de que se producirá una recesión económica.
En Estados Unidos es común que las personas mayores vendan su casa o licuén sus inversiones para mudarse a algunas de las formas de vivienda para mayores (por lo general, vida independiente). Si la recesión dificulta la venta de la casa o hace que se venda por menos de lo esperado se incrementará la dificultad para dar ese paso lo que acabará repercutiendo en el mercado geroasistencial.
Otro factor importante y de consecuencias desconocidas son los cambios normativos que, con seguridad se introducirán tras la pandemia. El sector geroasistencial cambiará a raíz de la crisis y hará lo que sea necesario para ayudar a restaurar la confianza. Los reguladores probablemente requerirán un mejor control de infecciones, y muchos propietarios y operadores irán más allá de lo que se exija para tranquilizar a los posibles residentes y a sus familiares. Ese es un aspecto que puede tener una relevancia extrema. No sabemos cómo se concretarán las nuevas exigencias, pero con toda seguridad dependerá de cuánto tarda en acabar la pandemia (con el descubrimiento de una vacuna o tratamiento) y cuántas personas mayores acaban muriendo en la residencia.
Resulta injusto que la pandemia pudiese llegar a acabar con el camino empezado en Estados Unidos hacia la Atención Centrada en la Persona y el Cambio de Cultura. Esperemos que sean capaces de encontrar un camino que sea a la vez seguro y que permita a los residentes desarrollar su proyecto de vida en un entorno humano y respetuoso con sus preferencias y opciones.
Consulta aquí residencias de toda España