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¿Ha sido ético el comportamiento de las residencias durante la pandemia de Covid 19?

Por José María Toro
miércoles 26 de mayo de 2021, 02:25h
El presidente de AERTE, José María Toro.
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El presidente de AERTE, José María Toro. (Foto: JC)

Si nos fijamos exclusivamente en el número de fallecidos, podríamos caer en la tentación de contestar que no, pero creemos que debemos hacer un estudio más profundo sobre la cuestión para valorar el papel que han tenido las residencias en la Comunidad Valenciana desde Marzo de 2.020.

Hace dos semanas, tuve la oportunidad de impartir una conferencia en el Seminario Permanente de la Fundación Étnor para intentar aclarar si el comportamiento de los centros residenciales, en general, había sido ético. El enfoque se dirigió a valorar si la actuación en las residencias había incrementado o disminuido el impacto de la COVID en las personas residentes.

Antes que nada, para poder hacer una valoración de la actuación de las residencias de las personas mayores debemos explicar previamente una serie de conceptos para que nos ayude a comprender mejor el resto de la exposición.

El primero es recordar que la pandemia de la COVID19 es una crisis sanitaria a escala internacional y requiere una respuesta del sistema de salud. Los centros residenciales de personas mayores se encargan de cuidar de personas en situación de dependencia, pero no de curarlas. Es verdad que cuentan con servicios sanitarios autorizados, pero su función es la de hacer seguimiento y tratar enfermedades crónicas, recetar medicamentos y, en el caso de que la situación de la persona empeore, derivarlo al sistema de salud para que reciba la atención sanitaria adecuada.

Por lo tanto, es un sistema complementario del sistema de salud y que aporta grandes ventajas para todos los grupos de interés afectados, pero no es un sistema que sustituya a la organización sanitaria, pública o privada, ni que impida de ningún modo el acceso a la sanidad universal a la que todos los ciudadanos tenemos derecho.

No habrá en este artículo ninguna intención de despersonalizar la situación porque cada número corresponde a una persona, pero debemos poner los datos en un contexto que nos permita ver de manera comparativa la realidad que hemos vivido.

Comparación entre mortalidad en residencias y mortalidad en personas mayores de 80 años

El primer dato que vamos a ver es el correspondiente a la tasa de mortalidad que se ha producido en las residencias y la comparación con el de mortalidad en personas mayores de 80 años en el conjunto de la Comunidad Valenciana (CV). Hacemos esa comparación puesto que la persona tipo que vive en residencias es una de 84 años con pluripatologías.

Los datos son los siguientes:

Tasa de mortalidad de personas mayores de 80 años en CV 18.07%

Tasa de mortalidad de personas en residencias de la CV 18.39%

La diferencia es muy pequeña, solamente un 0.32%

Lo que intentamos es comprobar si el hecho de vivir en una residencia incrementaba la posibilidad de morir al contraer la enfermedad del COVID19. Como vemos el incremento ha sido mínimo.

Tasa de mortalidad por grupo de edad

Otro dato importante, relacionado con la tasa de mortalidad, tiene que ver con la correspondiente a cada grupo de edad lo que nos permitiría comprobar si hay alguna relación entre la edad y la mortalidad. Los datos son los siguientes:

Como podemos observar la tasa de mortalidad se incrementa a media que aumenta la edad, llegando al 24.48% en personas mayores de 90 años. La enfermedad afecta de manera muy poco grave a los menores de 70 años.

Al mismo tiempo, hay que destacar que el 84.74% de los fallecidos en la Comunidad Valenciana a causa de la COVID19 tenía más de 70 años y casi el 61%, más de 80.

Porcentaje de fallecidos en residencias sobre el total de fallecidos en otros países

Existen estudios comparativos de los datos del impacto del COVID19 en residencias de otros países. Uno de los más importantes es el:

Comas-Herrera A, Zalakaín J, Lemmon E, Henderson D, Litwin C, Hsu AT, Schmidt AE, Arling G, Kruse F and Fernández J-L (2021) Mortality associated with COVID-19 in care homes: international evidence. Article in LTCcovid.org, International Long-Term Care Policy Network, CPEC-LSE, 1st February 2021.

https://ltccovid.org/wp-content/uploads/2021/02/LTC_COVID_19_international_report_January-1-February-1-1.pdf

Si comparamos el dato más actualizado del que disponemos en la Comunidad Valenciana, un 27.70% de los fallecidos vivían en residencias, vemos que estamos en un porcentaje inferior al de países como Australia (75%), Austria (44%), Canadá (59%), Dinamarca (29%), Francia (43%), Holanda (51%), Suecia (47%), Reino Unido (34%) o EEUU (39%).

En base a estos datos, los resultados de otros modelos, que muchas veces son puestos de ejemplo, han sido mucho peores que los que hemos vivido en la Comunidad Valenciana.

Comparación de la evolución situación general en la Comunidad Valenciana y la de las residencias en el periodo de mayor incidencia

En la Comunidad Valenciana el periodo más grave vivido, al contrario que en otras comunidades autónomas, ha sido desde el 1 de diciembre de 2.020 hasta finales de febrero de 2.021.

En este periodo tan convulso, intentamos ver si las medidas que se tomaron en las residencias dieron resultado. La manera de comprobarlo era medir la evolución de la pandemia a nivel general y compararla con la evolución en los centros residenciales.

El incremento de casos en la Comunidad Valenciana en ese periodo fue de un 240% frente a los 144% de las residencias, lo que supone casi 100 puntos menos.

En el caso de los fallecimientos, siempre más complicados en residencia por la mayor vulnerabilidad de las personas residentes, el incremento en la Comunidad Valenciana fue de un 178% frente al 157% de las residencias lo que supone 21 puntos menos.

Por lo tanto, parece que, a pesar de la gravedad de la situación y el número de contagios y fallecidos, las medidas implantadas en los centros residenciales permitieron reducir el impacto de la ola de manera significativa.

Comparación contagios personal sanitario y personal sociosanitario

Al mismo tiempo, hemos de analizar el trabajo llevado a cabo por nuestras plantillas y si la prevención de riesgos laborales implantada ha dado resultado en la protección de nuestro personal. Para ello, hemos comparado los datos de contagios en profesionales de la sanidad y los que se han producido en nuestros centros.

Los resultados son los siguientes:

El incremento de casos en el personal sanitario durante ese periodo fue del 180% frente al 128% de los profesionales de residencias, en un momento en el que la presencia de la COVID19 en los centros era muy elevada. Con todo, el resultado es 52 puntos menos. Esto supone un espaldarazo para todas aquellas medidas tomadas por los centros y validan el nivel de compromiso, de formación y de profesionalidad de los profesionales del sector.

Conclusiones

En definitiva, podríamos decir que el principal factor de riesgo de fallecimiento por COVID19 se da en las personas mayores de 70, incrementándose de manera exponencial, a medida que aumenta la edad.

La reducida diferencia entre la tasa de mortalidad en residencias, comparada con la de mayores de 80 años, parece indicar que el hecho de vivir en un centro residencial no ha aumentado de manera significativa las posibilidades de fallecer por COVID19.

El resultado de otros países con modelos residenciales distintos tampoco permite relacionar el modelo de atención residencial de la Comunidad Valenciana con el doloroso resultado que se ha vivido en los centros.

Las medidas tomadas en los centros sí que ayudaron a reducir el impacto de la COVID en las residencias minorando los incrementos de contagios y fallecimientos, en residentes y trabajadores, vividos en el conjunto de la sociedad valenciana.

Pero a pesar de estos datos, debemos reconocer que la percepción social de nuestra actividad ha quedado muy deteriorada. Hay que entender la alarma social generada por el número de personas fallecidas, los problemas de comunicación con las familias y las dificultades en algunos casos para llevar a cabo la sustitución de todo el personal de baja por COVID19.

Hay que asumir que hay factores que no conocemos y que influyen en el resultado de la pandemia. No tenemos el control de todos los elementos de la situación. Debemos ser humildes y trabajar sabiendo que no podemos impedir la expansión del virus, pero entendiendo que nuestro trabajo ha ayudado, y sigue ayudando, a reducir el impacto de la pandemia en las personas residentes.

Por todo ello, no podemos decir que estemos contentos con el resultado por todo el sufrimiento que hemos vivido en primera persona y por el alto número de personas fallecidas, pero creo que sentimos que nuestro trabajo ha sido útil y que hemos contribuido a salvar muchas vidas y a mejorar la vida de las personas que atendemos cada día. Eso si que creo que responde a un comportamiento ético.

José María Toro, presidente de la Asociación Empresarial de Residencias y Servicios a Personas Dependientes de la Comunidad Valenciana (AERTE)

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