¿Existe demanda para 70.000 plazas más en residencias?

La Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales lleva unos cuantos años poniendo el dedo en la llaga de nuestros queridos gobernantes haciendo algo en apariencia tan inofensivo como medir y hacer públicos los resultados de esas mediciones. Así, durante años, a través del Observatorio de la Dependencia han puesto nota a las diferentes comunidades autónomas aplicando unos criterios homogéneos; también han analizado el gasto en dependencia de las diferentes administraciones territoriales poniendo en evidencia contradicciones e incoherencias.

Recientemente, han publicado un informe que pone de manifiesto que en España faltan 70.000 plazas en residencias para llegar a la ratio de 5 por cada 100 mayores de 65 años que recomienda la Organización Mundial de la Salud. Además, ese déficit está distribuido de forma muy desigual entre las diferentes comunidades (llevándose Andalucía sola casi una tercera parte del mismo) y entre zonas rurales, que a veces tienen excedentes de plazas, según el criterio de la OMS, y las urbanas, donde el déficit se hace más aparente.

El informe también entra en la distribución entre plazas privadas y financiadas por la administración y en la cuantía correspondiente al copago que deben pagar los dependientes en diferentes lugares de España.

La imagen global es la de un mosaico de realidades diferentes que permite adivinar con claridad que la Ley de Dependencia, aquella que quería establecer un derecho común, fue un fracaso, por lo menos en lo que a esa intención se refería.

Supongo que alguien ya habrá relacionado ese déficit de plazas con la reciente fiebre inversora que se está produciendo en el sector geroasistencial. Pero, ¿quiere decir que hacen falta 70.000 plazas en residencias que, si alguien las construye, las equipa y las pone a disposición vayan a ocuparse?

Parece ser que fueron Quevedo y, unos siglos después, Machado quienes dijeron que “sólo un necio confunde valor con precio”. Yo creo que hay otra confusión que hacen los necios, que es ver demanda donde hay únicamente necesidad.

Una cosa es que un grupo de estudiosos hayan dedicado su conocimiento y esfuerzo a determinar que existe un número mínimo u óptimo de residencias teniendo en cuenta el bienestar de las personas o dónde recibirán una atención más adecuada y otra muy diferente, que si esas residencias llegasen a construirse alguien podría pagar el vivir en ellas.

Empecemos un momento con el famoso 5%

“Los organismos internacionales” apuntan que la necesidad de residencias para personas mayores es del 5% de la población de más de 65. Como mínimo eso dice el informe de la Asociación de Directoras y eso mismo he leído en muchas noticias, algunos trabajos de final de máster e informes de prestigiosas consultoras. Ahora llevo un buen rato buscando la fuente original de ese 5%, o sea, la recomendación concreta de la Organización de la Salud a que hacen referencia, pero no consigo encontrar el documento concreto original. Todo lo que encuentro hace referencia a otro documento que te lleva a otro, pero no a la recomendación de la OMS. Como estoy seguro de que existe, ¿alguien puede ayudarme a encontrarla?

Dando por descontado que encontraré la fuente y, aunque sí he leído un interesante artículo científico de 2017 que concluye que es casi imposible determinar un porcentaje que sea extensible a países diversos, voy a seguir adelante dando por válido ese porcentaje.

Si no conseguimos que los potenciales usuarios de las plazas que se necesitan puedan pagarlas de su bolsillo o con ayuda pública, la discusión sobre su necesidad se convierte en estéril.

Sé que decir que “faltan 70.000 plazas en residencias” resulta muy llamativo y publicable. Pero salvo que haya alguien que vaya a pagar por las estancias, nadie va a invertir en su construcción y equipamiento.

Visto lo visto, yo lo plantearía de otra forma:

Digamos que atender a una persona en una residencia media en España tiene un precio de 1.900 euros al mes (+IVA). Pagar la atención a 70.000 personas durante un año tendría un coste de 1.512.000.000 euros, o sea, algo menos de lo que cuesta construir 50 kilómetros de AVE.

Poner a disposición de los mayores dependientes esas 70.000 plazas, considerando algo no muy lujoso (pongamos 70.000 euros por plaza, contando terreno, construcción, equipamiento y pérdidas iniciales) costaría 4.900.000.000 de euros (unos 160 kilómetros de AVE o una tercera parte de lo que costará la Línea 9 del Metro de Barcelona).

Yo creo que así, con cifras, se ve más clara la envergadura del problema que denuncia la asociación de directoras.

No hace falta decir que si se plantease generar esa oferta habría beneficios para todos más allá del aumento de calidad de vida de las personas que recibirían atención: 70.000 plazas en residencias son unos 35.000 puestos de trabajo directos más los que se generasen en la construcción y equipamiento, con la reducción en prestaciones de desempleo y el aumento en recaudación por cotizaciones e impuestos correspondientes.

Y lo más curioso es que, para que fuese la iniciativa privada quien arriesgase esos cinco mil millones de euros, no haría falta que la administración gastase mucho dinero. Estoy convencido de que si se establecen unas reglas del juego que se aseguran como estables durante los próximos 25 años; un sistema de apoyo económico a los grandes dependientes transparente y también estable; y se incrementa el gasto, no en construcción sino en contratación de servicios en el equivalente de esos 50 kilómetros de AVE al año; podríamos tener esas 600 residencias nuevas que necesitamos hoy en no demasiado tiempo.

Por supuesto, podemos seguir renegando de la cooperación público/privada y maldecir a las empresas que se dedican a este sector, mientras vemos como aumenta el déficit de plazas.

O quizás me equivoco por completo y, lo que de verdad hace falta es que el Gobierno de España cree un nuevo sistema de acreditación de residencias que se sume al que ya tienen cada una de las comunidades autónomas.

En fin, que quizás el necio soy yo y confundo las cosas. Ya lo veremos.