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Los hombres que cuidan a sus familiares en el hogar se sienten menos apoyados que las mujeres

Los hombres que cuidan a sus familiares en el hogar se sienten menos apoyados que las mujeres
miércoles 07 de marzo de 2018, 23:36h

Según concluye la última Encuesta de Salud publicada por el Departamento de Salud del Gobierno Vasco.

El Departamento de Salud de Gobierno Vasco ha publicado un estudio en el que se presentan y analizan los resultados de la Encuesta de Salud del País Vasco (ESCAV) 2013 en relación a la situación del cuidado informal en esta comunidad.

Los datos que presenta este estudio corresponden al día a día de la persona cuidadora-persona cuidada y analizan de forma específica la situación del cuidado en la dependencia en relación a las características sociodemográficas de las personas cuidadoras y de las personas cuidadas (sexo, grupo de edad, clase social, estado civil, nivel educativo, territorio histórico, relación de parentesco, etc.); y a los cuidados informales como determinante social de la salud.

Según el informe el número de personas de esta Comunidad, residentes en viviendas familiares que necesita el cuidado de otra persona para realizar las actividades de la vida cotidiana es de 115.559 personas, esto es, el 5,3 % de la población residente en viviendas familiares. De ellas, 77.580 personas (28.092 hombres y 49.488 mujeres) precisan ese cuidado de manera diaria.

En cuanto a las personas que prestan los cuidados de manera informal en el Pais Vasco, son 173.737 personas, lo que supone el 8% de la población residente en viviendas familiares (6,8 % en hombres y 9% en mujeres). Más de la mitad asiste únicamente a personas con las que conviven (95.016 personas; 54,7 %), siendo 72.828 personas (41,9 %) las que cuidan exclusivamente fuera de su hogar. Analizando la distribución por sexo del cuidado dentro y fuera del hogar, el patrón es similar en hombres y mujeres, observándose que en ambos casos es mayor la prevalencia de cuidar a una persona con la que se convive que la de cuidar a una persona fuera del hogar.

El estudio ofrece datos sobre el perfil de las personas que reciben cuidados y los cuidadores, aunque su objetivo es determinar en qué grupos sociales es más prevalente ambas situaciones. Así de acuerdo con los datos analizados, la prevalencia de cuidados es superior entre las mujeres de mayor edad y de clase social baja, disminuyendo conforme aumenta el nivel de estudios. Los hombres sin estudios tienen 4 veces más probabilidades de precisar cuidados, mientras que las mujeres con este nivel tienen el doble de probabilidades.

En cuanto a las personas cuidadoras, al incrementarse la edad aumenta la prevalencia de cuidar entre los hombres, pasando de ser 3,2 % en el grupo de 18 a 34 años a 11,6 % entre quienes tienen 65 y más años. En la relación con la clase social, entre los hombres se aprecia que al descender en la clase social aumenta la proporción de hombres cuidadores dentro del hogar, mientras que fuera desciende. En las mujeres se aprecia un claro gradiente social con una mayor proporción de cuidadoras en las clases más desfavorecidas

En el informe publicado en enero de este año, se incluye también una valoración de la salud de las personas cuidadoras, mostrando el grupo de edad de entre 45 a 84 años, en comparación con la población no cuidadora, un peor estado de salud.

Así, al comparar la presencia de síntomas de ansiedad o depresión entre población cuidadora y no cuidadora, se observa que son más prevalentes entre quienes asisten a una persona dependiente con la que conviven. El mayor deterioro de la salud mental cuando se cuida en el propio hogar podría deberse a que, en estos casos la dedicación horaria es superior, lo cual se asocia con peor salud mental y una mayor sobrecarga de la persona cuidadora, que a su vez se relaciona con depresión.

Tanto la sobrecarga como la depresión se asocian de manera negativa con el apoyo social, por tanto, cabría esperar que las mujeres fueran quienes percibieran un menor apoyo social. Sin embargo son los hombres cuidadores los que se sienten menos apoyados, sobre todo en el cuidado de la persona con la que conviven, bien porque se sienten culpables si piden ayuda, experiencias previas negativas o información insuficiente en cuanto a los servicios disponibles.

Respecto a esto último, el estudio concluye la necesidad de evaluar si las personas cuidadoras conocen los servicios de los que pueden disponer y cuál es su grado de utilización para poder comprender las causas del empeoramiento de la salud de las personas cuidadoras y, si es necesario, modificar las políticas existentes en materia de cuidado.

Vea aquí residencias del País Vasco

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