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'La salud en el ciberespacio', por María de Jesús García

martes 19 de julio de 2016, 02:45h
"La revolución tecnológica está penetrando en todos los sectores y el sector de la salud no es la excepción..."
'La salud en el ciberespacio', por María de Jesús García
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Vivimos en la generación de Internet, hemos integrado sus ventajas a nuestra vida a tal grado que imaginar no tenerlo nos hace sentir completamente desconectados del mundo.

Internet se ha colado en nuestros trabajos, en nuestras casas, en las oficinas gubernamentales, en las instituciones educativas y bancarias, en los bares, en los aeropuertos… Y no sólo eso, sino que estamos rodeados de objetos, como el móvil o nuestra televisión, capaces de conectarse a Internet. Incluso, la industria tecnológica ya ha lanzado al mercado vehículos, neveras, pulseras, relojes, prendas de ropa, gafas, etcétera conectados con el ciberespacio.

Esta interconexión digital de objetos cotidianos con Internet es lo que se conoce como el "Internet de las cosas" o "Internet de los objetos" (IoT, por sus siglas en inglés). Este concepto propone que si cada objeto del hogar, del trabajo o de la ciudad está conectado a Internet y equipado con una etiqueta de identificación por radiofrecuencia podría procesar y transmitir información a partir de él constantemente, de modo que así no habría objetos perdidos, medicinas caducadas, conoceríamos las tendencias de consumo de productos y servicios en todo el mundo, sabríamos qué está encendido o apagado, conoceríamos los hábitos de salud de las personas, y un largo etcétera.

La revolución tecnológica de los objetos está penetrando en todos los sectores y el sector de la salud no es la excepción, sino que por suerte se apunta como uno de los protagonistas.

De acuerdo al tercer estudio de A.T. Kearny del sector de alta tecnología europea, uno de los candidatos potenciales para formar parte el núcleo de un ecosistema del Internet de las cosas en el futuro son los proveedores de atención sanitaria.

El Internet de las cosas en el campo de la salud ofrece múltiples aplicaciones que incluyen el diagnóstico y prevención de enfermedades y por ende permiten agilizar la toma de decisiones.

Si todas las cosas que rodearan a un paciente e incluso, las cosas que llevara puestas estuvieran conectadas a la red enviando y recibiendo información, se podrían determinar con precisión hábitos alimenticios, de sueño, de ocio, etc. y se podría crear un tratamiento a medida para cada paciente que redundara en elevar su calidad de vida.

Algunas empresas han asumido esta tendencia del Internet de las cosas con seriedad y ya están diseñando dispositivos en esta línea. Por citar algunos ejemplos, se ha creado una pulsera que permite monitorizar la comida, la bebida y el sueño. Además, es capaz de aprender cuáles tienen que ser los mejores hábitos para el usuario. Por ejemplo, incorpora una alarma silenciosa que le despierta en el momento óptimo de su ciclo de sueño.

O bien, otros han desarrollado un wearable para bebés que mide sus pulsos, la temperatura y las condiciones de su habitación como luminosidad, humedad, ruido e incluso puede estimar el tiempo aproximado que el bebé tardará en despertarse.

Otros también han optado por la fabricación de productos enfocados a médicos, pacientes y sus cuidadores con el fin de usar la información en tiempo real sobre la toma de medicamentos, el sueño y la actividad física.

También ya existe en el mercado una lista de prendas inteligentes como camisetas con sensores de proximidad, sujetadores con sensores cardíacos, pantalones con sensores de movimiento, ropa interior con sensores biológicos, zapatillas de deporte que siguen nuestra carrera y envían los datos a nuestro iPod, etcétera.

Este concepto de un mundo conectado está revolucionando la industria al vislumbrarse, entre otras ventajas, una altísima rentabilidad. El tercer estudio de A.T. Kearny señala que, en los próximos diez años, el mercado de la Unión Europea de soluciones del Internet de las cosas alcanzará los 80.000 millones de euros y su valor potencial para la economía podría acercarse a un billón de euros, equivalente al 7% del PIB de la UE, en 2025.

Asimismo, según la prestigiosa consultora estadounidense Gartner, Inc., se calcula que para el año 2020, incluidos los teléfonos y tablets, entre 22.000 y 50.000 millones de "cosas" conectadas a Internet estarán en uso a nivel mundial con el fin de proporcionar a los usuarios una serie de servicios y aplicaciones inteligentes sin precedentes.

Es evidente que el gran alcance del IoT abre oportunidades infinitas para las empresas dedicadas a la tecnología de la salud y a otros sectores y que quien no se una a la vertiginosa corriente de este emergente fenómeno, se puede ir despidiendo del mercado.

Por María de Jesús García Velázquez

Grupo Neat/ Periodista

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