En España, el maltrato a personas mayores—en particular el
abuso económico—ha crecido de forma preocupante. Según
El Periódico, la Fiscalía de Barcelona ha abierto numerosas investigaciones por casos en los que
familiares o cuidadores han manejado indebidamente los bienes de personas mayores vulnerables.
Además, según el diario El País, en la provincia se registraron 722 casos en 2024, frente a 440 en 2017, siendo los más recurrentes los abusos psicológicos, económicos, negligencias y agresiones físicas.
En Barcelona, en el 70% de los asuntos que atiende el servicio de protección figuran como víctimas especialmente vulnerables ancianos que han sido maltratados por familiares, allegados o cuidadoras o han visto cómo estos se han apropiado de su dinero o bienes aprovechando su debilidad y su soledad. En algunos de estos casos se ha constado que las vejaciones y humillaciones hacia personas de avanzada edad están ligadas al abuso económico. "Hay hijos con problemas que le hacen la vida imposible a sus padres para sacarles dinero o les amenazan. Y si no les dan lo que quieren, usan la violencia física", subraya la fiscal Armero.
La Fiscalía General del Estado alertó en su memoria del incremento en España de investigaciones de situaciones de "abuso, conflicto de intereses o influencia indebida" detectadas en el entorno de las personas mayores vulnerables, las cuales precisan, en mayor o menor medida, de ayuda en el control de decisiones sobre su vida, relaciones, atención médica o finanzas. Este aumento en la detección de casos se atribuye a la implantación de un protocolo de prevención firmado entre la fiscalía y las entidades bancarias, que ha permitido identificar con mayor eficacia a las víctimas. El ministerio público incide que ante un "riesgo perentorio" de perjuicio patrimonial, es esencial una "ágil tramitación de las diligencias imprescindibles" para fundamentar y presentar, sin dilación, la petición de medidas cautelares.
Este panorama refleja que muchos mayores, en una situación de "house rich, cash poor", carecen de flujos financieros que les permitan acceder a cuidados adecuados sin comprometer su vivienda.
¿Qué es la banca social y cómo funciona?
La banca social propone un enfoque transformador: en lugar de vender o perder la vivienda, los mayores pueden acceder a fondos gracias a su equity (valor neto). A cambio, se garantiza una renta o servicios de cuidado vitalicios, mediante contratos o productos financieros adaptados al contexto social.
Este modelo se basa en tres pilares:
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Utilización responsable del valor inmobiliario. No vende el patrimonio, sino que lo usa como respaldo.
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Cuidado asegurado. Se compromete una atención continua y profesional.
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Derecho a la vejez digna. Reconoce que la vivienda es mucho más que un bien económico; es seguridad, memoria e identidad.
Tipos de productos / mecanismos
Varios instrumentos financieros avalan esta idea, adaptados a las necesidades del mayor:
a) Hipoteca inversa (reverse mortgage)
En EE. UU., el programa HECM respaldado por el HUD permite convertir parte del valor de la vivienda en ingresos sin renunciar al derecho a vivir en ella. Estos pagos pueden recibirse como renta mensual, línea de crédito o suma única.
Ventajas:
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Flexibilidad en la forma de pago.
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El mayor sigue siendo propietario mientras cumpla con ciertos gastos (impuestos, seguros...).
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Ausencia de pagos mensuales directos.
Limitaciones:
b) Línea de crédito con garantía hipotecaria (HELOC)
También en EE. UU., las HELOCs permiten extraer fondos según se necesiten . Se trata de una línea abierta hasta cierto tope, con pagos variables.
Ventajas:
Limitaciones:
c) Contratos de home equity sharing (participación en plusvalía)
Una fórmula más reciente es que una entidad invierta a cambio de parte de la futura ganancia del inmueble: un mecanismo sin préstamos, pero que "comparte" futuros beneficios .
Ventajas:
Limitaciones:
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Al terminar el contrato, hay que liquidar la parte acordada.
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Puede reducir la plusvalía para herederos.
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No está aún generalizado en España.
Enfoque de banca social: garantía de cuidados
Los productos anteriores se pueden (y deben) articular dentro de un enfoque de banca social, que busca que los fondos se orienten directamente a garantizar cuidado vitalicio profesional, no al consumo general.
Ventajas clave:
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Seguridad residencial: el mayor sigue viviendo en su hogar, con apoyo para adaptaciones y mantenimiento.
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Renta estable y predecible, vinculada a servicios de salud, ayuda a domicilio o residencias.
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Equidad intergeneracional: al negociar con entidades sociales, se puede reducir costes y evitar abusos.
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Transparencia y ética: la entidad gestora actúa de forma social, no especulativa.
Un ejemplo de caso real: cómo funcionaría un modelo social
Imaginemos:
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Persona mayor con fuerte deterioro físico/crónico, propietario de una vivienda en una zona media.
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Banca social evalúa el valor neto, el grado de dependencia y el entorno familiar.
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Firma un contrato con hipoteca inversa social, recibiendo una renta mensual vitalicia.
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Esa renta financia:
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Cuidados profesionales (auxiliares, fisioterapia...).
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Adaptación del hogar (accesibilidad, domótica).
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Compañía y seguimiento.
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La vivienda mantiene valor.
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Al fallecer el mayor, se liquida (con total transparencia), y la diferencia, si la hay, va a herederos o se invierte en envejecimiento comunitario.
Experiencias y respaldos en EE. UU.
El uso de la vivienda como garantía es común en EE. UU. y tiene respaldo de entidades como:
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Bankrate: señala que los mayores estadounidenses poseen más del 50 % de todo el patrimonio inmobiliario nacional, y que productos como HELOC, préstamos, hipoteca inversa y compartir equidad son alternativas válidas para financiar la vejez.
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National Council on Aging: apoya las HELOC como mecanismos para suplementar ingresos, cubrir emergencias y modificaciones del hogar para envejecer sin salir de casa .
Estos enfoques alinean el valor social de la vivienda con mecanismos financieros accesibles y dirigidos a proteger al mayor.
Relevancia en España: contexto actual
En nuestro país, la Dependencia se financia en gran parte con fondos públicos, seguros privados o aportaciones familiares. Sin embargo, en muchos casos esas opciones son insuficientes:
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La ley de Dependencia contempla ayudas, pero no siempre cubre cuidados integrales en domicilio, y tiene tiempos variables de acceso .
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Muchos mayores no pueden sostener cuidados prolongados sin agotar su patrimonio.
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La vivienda suele ser el principal activo, pero no se utiliza de modo que se preserve su integridad.
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Los casos de abuso económico y maltrato, muchas veces no detectados, se incrementan cuando hay dependencia, carencias emocionales o familiares.
Ventajas para su aplicación en España
La banca social puede cubrir varios objetivos:
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Redistribuir equidad de forma ética: no se trata de forzar la venta, sino de retener derechos.
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Crear circuitos de financiación pública‑privada: ayudas cofinanciadas mediante renta por cuidados.
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Disminuir fraudes y abusos: al estar el recurso bajo supervisión, la transparencia disminuye la vulnerabilidad.
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Aumentar cobertura: los mayores pueden elegir cuidado profesional sin depender exclusivamente de plazas públicas limitadas.
Retos a solventar
Este modelo debe atender retos regulatorios y sociales:
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Ley específica: definir qué se considera garantía vitalicia, transparencia en contratos y derechos de herederos.
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Protección jurídica: asegurar que la entidad responsable cumpla obligaciones y no se lucre indebidamente.
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Formación profesional: preparar al personal financiero y sanitario en modelos de cuidado integral y riesgo de abusos .
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Concienciación social: incorporar esta vía como opción legítima y digna dentro de la oferta de envejecimiento.
Conclusión
El envejecimiento poblacional es un desafío ineludible. Para afrontarlo con dignidad, la banca social ofrece una herramienta potente y sostenible: usar la vivienda como garantía para financiar cuidados vitalicios íntegros, sin perder el derecho a la residencia, evitando abusos económicos y fortaleciendo el mosaico de solidaridad intergeneracional.
En España, con experiencias exitosas en EE. UU. y presiones cada vez mayores por casos de maltrato económico a las personas de mayor edad, urge instaurar un sistema regulado, ético y transparente que:
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Diversifique las opciones de financiación del cuidado.
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Preserve el patrimonio afectivo del mayor.
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Fomente el envejecimiento digno en el hogar.
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Reduzca los abusos y la desprotección.
La vivienda no es solo un activo financiero: es historia, identidad y fuerza para vivir los últimos años con cuidado, dignidad y libertad. Es el momento adecuado de ponerla en valor también como garantía de respeto, no solo de rentabilidad.
Jesús Cubero es socio fundador de UMA CARE (Unidades de Memoria Activa) y responsable del Área de Mayores de Mensajeros de La Paz.