En abril de 2020, siete meses antes de las elecciones presidenciales, varios millones de estadounidenses recibieron un cheque en sus domicilios. Era la ayuda que el gobierno enviaba a los ciudadanos en forma de “Pago de choque” (Impact Payment) para poder afrontar la crisis ocasionada por la primera ola de la pandemia. Lo curioso y polémico fue que el cheque venía acompañado de una carta firmada por el entonces presidente Donald Trump, en la que decía que estaban trabajando 24h al día para superar el reto que afrontaba el país. También decía que el empuje, determinación, innovación y fuerza de voluntad que había permitido a los estadounidenses superar crisis anteriores les iba a permitir superar también esa. “Los americanos venceremos de nuevo y nos elevaremos a nuevos niveles de grandeza”. Esta es la carta. Si se mira en el encabezamiento se ve que pone “EN-SP” porque la carta estaba en inglés en una cara y en español en la otra.
Muchos vieron entonces un ejercicio poco ético de oportunismo político y de uso partidista del cargo público.
Unos años después, concretamente durante estos días, a menos de dos meses de las elecciones autonómicas, algunos usuarios de residencias de personas mayores en la Comunidad Valenciana están recibiendo cartas firmadas por la vicepresidenta del Consell y Consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas en la que dice que los servicios sociales han sido esenciales para el sostenimiento de la vida durante la pandemia y el cuidado de personas vulnerables. Continúa indicando que “muchas personas, como usted reciben algún tipo de prestación, servicio o recurso sufragado con fondos públicos”.
La carta loa las virtudes del ‘Decreto de Tipologías’ recientemente publicado y resume las más de 300 páginas del documento en siete tipos de mejora “que ofrece la administración pública valenciana”. Destaca que todas esas mejoras se producirán sin que se produzca “ningún coste adicional para usted”, o sea, “una ampliación de derechos con cargo al presupuesto público”.
La carta viene, en dos versiones, una en castellano y la otra en valenciano.
¿Una carta de papel con el logo del Gobierno firmada por un alto cargo a dos meses de las elecciones en la que un gobernante dice a los ciudadanos que hay un aumento de servicios que ofrece la administración sin coste? Exactamente.
No sé si soy el único que ha detectado un cierto paralelismo. Aunque si te acercas un poco más ves diferencias.
La carta de Donald Trump iba acompañada por un cheque que el receptor podía ingresar en su cuenta y gastar. La de la vicepresidenta va acompañada de información que, en parte es bastante cuestionable. Me explico:
Quienes están recibiendo la carta son personas que hoy están recibiendo servicios, muchas de ellas de más de 85 años. A éstas se les informa de que gracias al Decreto se van a mejorar los equipamientos y espacios de los centros y que el número de habitaciones individuales aumentarán hasta suponer un 75% del total. Lo que no les dice la vicepresidenta es que es bastante probable que el receptor no llegue a ver esas mejoras, ya que morirá antes de que se produzcan. Esto es así porque el Decreto tiene unas disposiciones transitorias que modulan cómo se aplican los cambios arquitectónicos en establecimientos existentes estableciendo exenciones y plazos de aplicación que, en muchos casos, van a superar la vida de quien hoy vive en una residencia de mayores en la Comunidad Valenciana.
Por otro lado, la carta promete que las mejoras no supondrán “ningún coste adicional” para el usuario. Eso me hace pensar que sólo la deben haber enviado a quienes vivan en plazas públicas, o sea, en residencia pública o plaza concertada. Lo cierto es que a los beneficiarios de Prestaciones Económicas Vinculadas, que también son financiadas por la administración, las subidas de costes que suponen las nuevas exigencias sí les acabará generando costes adicionales.
Dejando estos detalles aparte, resulta sorprendente cómo personas con ideologías en apariencia tan opuestas pueden recurrir a métodos similares cuando se trata de mantenerse en el poder.
Siete meses después de enviar la carta, Trump perdió las elecciones, aunque se negó a aceptar los resultados y provocó la mayor crisis institucional que ha tenido los Estados Unidos en tiempos de paz al animar a sus seguidores a tomar el Capitolio.
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