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Las características de alojamientos colaborativos de personas mayores o cohousing senior en España

Cohousing Senior
Cohousing Senior
Por Adriana Escofet Vera
miércoles 14 de diciembre de 2022, 20:45h
Adriana Escofet Vera es  graduada en trabajo social por la Universidad de Barcelona.
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Adriana Escofet Vera es graduada en trabajo social por la Universidad de Barcelona.

En 2050, la pirámide poblacional se habrá invertido, siendo los mayores de 80 años el sector más abundante de la población española. Este fenómeno demográfico, presiona los sistemas de protección social y, cada vez más, será un reto aún mayor poder asegurar la calidad de vida de las personas mayores, teniendo en cuenta que actualmente ya no hay recursos y/o servicios suficientes para hacer frente al envejecimiento de la población. Debido a este contexto, en España la ciudadanía empieza a imaginar y a crear nuevas alternativas, como es el caso de los alojamientos colaborativos de personas mayores, o cohousing senior.

Los alojamientos colaborativos de personas mayores son una comunidad que se organiza para realizar una forma de vida común y alternativa para afrontar el envejecimiento. Estas iniciativas comparten algunos valores comunes como: autogestión, colectividad, cooperación e innovación social; estos modelos de alojamientos para personas mayores surgieron por primera vez en 1970 en Dinamarca a raíz de reivindicaciones políticas y sociales que reclamaban nuevas alternativas residenciales delante de los modelos tradicionales de vivienda, y están muy consolidados en el norte de Europa.

Según los autores Daniel López y Mariona Estrada, estas iniciativas surgen con el objetivo principal de superar diversas problemáticas con relación al envejecimiento, como: evitar responsabilizar de los cuidados a los hijos e hijas, evitar la soledad y el aislamiento, evitar el internamiento en una residencia tradicional, vivir el envejecimiento de acuerdo a unos valores grupales de autogestión, vivir en comunidad, ser cuidados como quieren y envejecer activamente y con autonomía. Cabe remarcar que no hay un modelo concreto de cohousing, pero en contexto español se pueden encontrar unas características comunes y mayoritarias como:

La forma jurídica normalmente es la cooperativa, aunque puede ir cambiando según las necesidades burocráticas del proceso de creación y según intereses del grupo. La propiedad acostumbra a ser colectiva, es decir, de la cooperativa y los socios tienen derecho de uso; aunque esto también puede cambiar según los intereses de los integrantes. A nivel organizativo, funcionan en comisiones con un coordinador y realizan asambleas para tomar decisiones, utilizando el consenso y/o la mayoría absoluta o cualificada. Se definen como modelos democráticos y de sociocracia.

Su funcionamiento económico es privado, aunque a veces buscan complicidades y acuerdos con la administración pública para tener soporte público. Siguen los principios de la economía solidaria y del bien común. Para iniciar el proyecto, los integrantes pagan una cuota de entrada y, durante el tiempo que viven pagan una cuota de uso que puede variar según los servicios de los que dispongan y compartan (càtering, fisioterapeuta, cuidados profesionales,...).

A nivel arquitectónico, cuentan con “unidades de convivencia” de uso privado, pero sobre todo se busca un diseño que facilite la relación y el encuentro así como el predominio de espacios comunes para promover la autonomía y la atención a los cuidados y posibles dependencias. Por otro lado, a nivel urbanístico, se busca la ubicación deseada y asequible para el grupo, poniendo en relieve el deseo de integrarse en la comunidad donde realicen el alojamiento para comprometerse con su entorno y la vida social.

Uno de los temas principales y que genera gran debate son los cuidados y cómo afrontar la dependencia. En los cohousing, tanto en su creación como en su funcionamiento, predomina una actitud preventiva con base en este tema, pero depende del grupo de cómo planificarlo así como de su capacidad económica para hacerle frente.

Encontrar residencias de mayores en la ciudad de Barcelona

Podemos hablar de diferentes niveles de cuidados, uno de los básicos y diarios es el soporte mutuo: desinteresado y opcional, pero que normalmente el grupo genera dinámicas para crearlo y mantenerlo. Por ejemplo, la autogestión y organización por asambleas y comisiones, también conforman los cuidados porque enriquecen la mente y el cuerpo, basándose en el consenso y el bienestar de todas. También, el sentimiento de pertinencia en el espacio donde se vive y el hecho de vivir en comunidad, contribuye en el bienestar de los socios.

Por otro lado, tal y como indica Lluvi Farré, los cuidados profesionales se acostumbran a incorporar al proyecto a medida en que se necesita. El financiamiento de estos cuidados se suele gestionar también de manera compartida, entre las personas más dependientes y los otros socios mediante “mutuas solidarias”. También es interesante que, sobre todo para la atención a la dependencia, se acostumbra a buscar complementariedad con las administraciones públicas, pero es difícil por la falta de reglamentación en estas iniciativas.

En conclusión, los alojamientos colaborativos de gente mayor no solo configuran un modelo alternativo a los modelos tradicionales de vivienda para la gente mayor, sino que estructuran todo un movimiento social con un talante reivindicativo que pone en evidencia a los sistemas estructurados de provisión de servicios para la promoción de la autonomía y atención a la dependencia, creando un objetivo, valor y característica más general: envejecer dignamente.

Adriana Escofet Vera es graduada en trabajo social por la Universidad de Barcelona

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