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¿Existen los extraterrestres?

Por Fernando Prada Puentes
miércoles 04 de mayo de 2022, 01:26h
Fernando Prada, director de DomusVi Bóveda.
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Fernando Prada, director de DomusVi Bóveda. (Foto: Fernando Prada)

Quizás lo primero sería definir qué se entiende por extraterrestre.

De acuerdo con la RAE, sería aquel objeto o ser supuestamente venido desde el espacio exterior a la Tierra, en definitiva, no tendría condición humana.

A la vista de lo sucedido durante la pandemia, e incluyo el momento actual, considero que sí existen los extraterrestres, pero más bien casi se podría decir que estamos en plena invasión.

Me explico.

A los/las trabajadores/as de los centros residenciales e, incluso, al funcionariado público, como podrían ser las inspecciones de servicios sociales, se les está considerando extraterrestres.

A todos esos seres que menciono en el párrafo anterior se les excluye por principio de toda capacidad de humanidad, seres exentos de ella, con una capacidad enorme de hacer el mal e incluso de obviarla.

Salimos en los medios de comunicación como seres carentes de cualquier cualidad que defina a un ser humano, incluso se llega a calificar a esos entes de asesinos poniendo su nombre en pintadas de paredes, nombre que igual no corresponde al del planeta del que quizá provengan.

Está claro que no hay tal invasión y que no es posible la metamorfosis de las personas en seres no humanos o incluso extraterrestres.

¿Por qué hay tanta dificultad en ver y observar la virtud o lo bueno en el semejante y tanta facilidad en la crítica, insulto e incluso la vejación?

Creo que no se están dando cuenta del daño interior que se están haciendo a sí mismos aquellos seres humanos que verbalizan o escriben maldades.

Eso sí, todavía no he podido apreciar algún gesto, señal, o iniciativa para ayudar o dar apoyo en el cuidado, ni en los peores momentos de la pandemia.

Las personas que servimos a los demás, y utilizo la palabra servir con toda la intención, nos entregamos siempre mucho más allá de nuestras obligaciones, esto no ha sido una novedad en la pandemia, ya lo veníamos haciendo antes, pero si cabía aún el duplicar el esfuerzo, así se hizo.

No ha habido distinción de entrega de si un centro era público o privado, se contrató continuamente personal, se estructuraron planes de contingencia, no importó lo que se tuviera que invertir, y digo bien invertir porque todo ello era para tener lo mejor para las personas a las que nos dedicamos.

Muchas personas, creo que la mayoría de las que nos dedicamos a los demás, miramos a quien cuidamos como si fuera el reflejo de un hermano, padre, madre... Ante esa visión, ¿cómo se puede siquiera pensar en hacer el mal?

Como en cualquier actividad humana hay seres de todo tipo, no estamos excluidos, pero sí manifiesto que nuestra capacidad de detección y vigilancia es inmensamente superior a la que sucede en cualquier ámbito de una casa.

Como los servicios de inspección nos llamaban interesándose por todo, sin ningún tipo de horario laboral, qué es eso de vilipendiar por principio a los/las funcionarios/as que tanta vida personal han arriesgado para conseguir un puesto de trabajo.

El error es humano y el reconocimiento del mismo, aún engrandece más a la humanidad.

Hay que ser capaces de articular sistemas de mejora y prevención para evitarlos y en ello estamos permanentemente, pero todo no se puede ni se podrá evitar o predecir.

Por favor hagamos un esfuerzo por mirar con ojos y mente positiva.

Invito a todo el mundo a conocer la vida diaria de los centros.

A nuestro centro, en ámbitos que por prudencia prefiero no nombrar, se nos denominó casi desde del inicio de la apertura como “la casa de los horrores”, por la complejidad de las patologías y situaciones que se vivían.

La pandemia posibilitó que muchas personas que tenían esa opinión nos tuvieran que conocer por dentro y en profundidad y, en nuestro caso, la pandemia fue y sigue siendo una oportunidad para eliminar de la frase comentada la coletilla “de los horrores”.

Porque la palabra clave es CASA, la transformación de CASA en hogar es un objetivo individual de cada persona que allí vive, de su percepción, sensación…. Siempre individual.

Cuántas personas ahora en Bóveda saben que tienen su lugar, el sitio que nunca han tenido. En ellos/ellas está que lo califiquen con el concepto que quieran, sería un atrevimiento por nosotros/as hacerlo.

Aquí en Bóveda, desde dónde escribo el presente texto, hacemos una actividad que se llama Falemos de Consumo (Hablemos de Consumo).

Es una actividad en la que escolares y docentes de 4º ESO hasta 2ª de Bachiller interaccionan con usuarios/as que quieren compartir su historia de vida, por muy dura que sea para ellos/as recordarla.

Ya han pasado por el centro más de 800 chicos/as y sus docentes y no ha habido incidente alguno, sino una gran emoción y agradecimiento mutuo por una parte, de los alumnos/as y, por otra, de los usuarios/as por sentirse muy útiles.

Estuvimos en el presente año a punto de volver a recomenzar la iniciativa, pero un pequeño brote nos lo impidió. Esa actividad ya la querían recuperar en su programación escolar de septiembre muchos colegios.

Me niego a calificar a nadie, a quitar cualidades y menos aún a juzgar a unos seres, los/las extraterrestres, que seguramente cuando los/las conozcamos tendrán inmensas facultades o valores, pero ello también dependerá de quién observa, de su actitud.

Es como quiero finalizar el presente escrito, ofreciendo la posibilidad a todo el mundo a que, con el tiempo que se necesite, se nos conozca y valore, para así realmente poderse crear una correcta opinión dando siempre, por favor, la posibilidad de la explicación.

Creo que no es mucho pedir.

Fernando Prada, director de DomusVi Bóveda

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