En Dependencia.info hemos hablado ya sobre el trabajo final de investigación de la abogada y especialista en Gerontología Social Claudia Viascán Castillo "Sujeciones físicas en personas mayores institucionalizadas". Mexicana que vive en Argentina, concretamente en Buenos Aires, es perfectamente conocedora de la regulación específica para los establecimientos geriátricos en esta ciudad y que es el mismo ordenamiento que regula el uso de las sujeciones.
Tras haber escrito su trabajo, ¿cómo describiría brevemente la situación del uso de contenciones físicas en residencias de mayores de Argentina? ¿Es algo generalizado? ¿Se abusa?
El uso de sujeciones en Argentina es una práctica recurrente y hasta cierto punto naturalizada. Es vista por el personal de las residencias para personas mayores como una herramienta de trabajo o incluso como una prescripción médica, es decir, como algo necesario y normal.
Hasta hace un par de años el uso de sujeciones era una práctica generalizada en estos establecimientos, sin embargo, el Programa Desatar al Anciano y al Enfermo de Alzheimer de CEOMA ha comenzado a trabajar con un par de instituciones para erradicar esta práctica. De hecho, mi investigación se realizó en una residencia para personas mayores certificada por CEOMA como centro libre de sujeciones (hasta la fecha la única en el país). A la par se formó un grupo interdisciplinario que trabaja con la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría realizando capacitaciones sobre el tema. No obstante lo anterior, la aceptación del tema aún no logra plantearse, especialmente con los empleados de los geriatricos. Las causas de ello son diversas.
Sobre el uso o abuso de las sujeciones, no podría darte una respuesta cierta, pues para ello tendría que hacer una investigación en una muestra de residencias. Sin embargo, de la práctica que he tenido como asistente gerontológico, podría decir que me parece que hay abuso en el uso de estos dispositivos. El carácter médico que se le da al uso de las sujeciones lo facilita.
¿Cree que la conciencia sobre la necesidad de racionalizar y disminuir su uso es una realidad creciente o existe, por el contrario, posiciones muy enfrentadas? ¿Hay debate?
Como te comenté antes, de un par de años a la fecha el debate ha comenzado, sin embargo, sigue siendo algo que no está en la conciencia ni de los dueños de los establecimientos geriátricos, ni del personal de los mismos, ni de los familiares de los residentes, ni del Estado, como una práctica que genera daño. Sigue siendo una práctica defendida por los dueños de geriátricos argumentando protección contra demandas de los familiares por accidentes e incluso un requerimiento de éstos en pos de la seguridad de sus parientes.
No obstante, estoy segura de que cada vez somos más las personas que estamos preocupadas por garantizar los derechos de las personas mayores y por asegurarles cuidados dignos, asegurando un buen trato en cualquier lugar en el que envejezcan. En la actualidad, los cursos para los asistentes gerontológicos están incluyendo la temática.
¿Cree que la crisis del coronavirus ha afectado de alguna forma en el uso de sujeciones en las residencias de Argentina?
Lamentablemente, en algunos de los establecimientos en los que se venía trabajando exitosamente por disminuir las sujeciones que se usaban hubo un retraso. De la falta de personal vino la "necesidad" de sujetar a los residentes. Las residencias que nunca se plantearon el tema, incluso, acrecentaron su uso. Sin embargo, de acuerdo con la directora médica de la residencia en la que hice mi investigación, en esta residencia pudieron continuar con su misión de cuidar sin sujetar.
¿Cree que un mayor contacto de profesionales de países de Latinoamérica y España sería beneficioso en el camino hacia la eliminación de sujeciones?
Estoy convencida de ello, pues como dijo Agustín Fernández Mallo "nadie crea desde la nada". España es uno de los países más envejecidos del mundo y es también uno de los países que más han trabajado e investigado sobre el uso de sujeciones. Cualquier investigación o trabajo que se haga sobre el tema, debe partir de lo aprendido para llegar más lejos.
¿Cómo ve las residencias argentinas en cinco años?
El cambio tendrá que ser mundial. La pandemia abrió los ojos de todos a muchos temas que tendremos que replantearnos como seres humanos. Las residencias no pueden seguir siendo lo que son o no pueden seguir conceptualizadas como hasta ahora. Debemos enfrentarnos a la realidad y crear nuevos modelos de cuidado. Debemos pensar en modelos de atención centrados en la persona pero también centrados en el servicio. Debemos pensar en verdaderos hogares para los viejos.
El ser humano que envejece no podrá sobrevivir a otra pandemia si le condicionan de nuevo a estar aislado.