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El timo del rejuvenecimiento

Por Josep de Martí
miércoles 08 de enero de 2020, 12:33h
Josep de Martí
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Josep de Martí (Foto: Inforesidencias.com)

Quienes trabajan atendiendo a personas mayores en residencias, centros de día o servicios de ayuda a domicilio suelen tener una visión del mundo y del envejecimiento muy afectada por la realidad con la que conviven cada día. No es raro escuchar frases como “no sé si vale la pena llegar a tan mayor”. Lo cierto es que, si cada día ves, trabajas y atiendes a los más dependientes entre los mayores puedes llegar a pensar que todos los mayores están en la misma situación que quienes viven en una residencia. Y no es así. Para empezar, sólo un 4% de los mayores viven en residencias y menos de un 1% van a centros de día.

Si llegas a los 85 años tienes un 27% de posibilidades de sufrir Alzheimer (fuente); o sea, casi tres de cada cuatro de quienes llegan a tan longeva edad no lo sufren. Si trabajas en una residencia de personas mayores es posible que más de la mitad de los usuarios a que atiendes sufran algún tipo de deterioro cognitivo.

Si vemos la realidad en perspectiva queda aún más claro. Quien lleve 20 o 25 años trabajando habrá observado como cada vez ingresan en residencias personas más mayores, con un estado más frágil y, a menudo, sufriendo varias enfermedades crónicas. No cabe duda de que la ciencia ha añadido en los últimos tiempos unos cuantos años a la vida y, aunque parece que esos años adicionales son “de baja calidad”, si nos fijamos en quienes no ingresan en residencias vemos que, no sólo vivimos más años sino que la dependencia y la fragilidad se ha ido comprimiendo en los últimos dejándonos más “de alta calidad”.

Parece que la ciencia y la existencia de sistemas de salud están produciendo sus frutos. Y esto hace pensar, ¿puede llegar un momento en el que además de intentar frenar el deterioro en el cuerpo que genera la edad podamos revertirlo?

La pregunta evoca una palabra: “anti-ageing” o anti envejecimiento. Como muestra del interés por encontrar productos o sustancias que puedan frenar o revertir el envejecimiento recomiendo echar un vistazo a esta web en la que nos dicen quiénes son las ocho empresas que están invirtiendo 216 mil millones en tecnologías como células madre, implantes, regeneración de las funciones de proteínas; todo con el mismo objetivo: hacer que los viejos puedan volver a ser jóvenes.

Parece ciencia ficción pero hay científicos que prevén que los primeros medicamentos que lo conseguirán están al caer. Y muy recientemente se ha anunciado un ensayo que ha probado en humanos un tratamiento que ha conseguido rejuvenecer una parte del cuerpo de quienes han participado; concretamente el timo.

El timo es una glándula con una participación importante en el mantenimiento del sistema inmunitario del cuerpo. Lo normal es que vaya reduciendo su tamaño y función a medida que envejecemos. La forma en que lo hace está documentada, por lo que se puede saber qué edad “biológica” tiene una persona observando esa glándula. Los investigadores de la Universidad de California Los Angeles han probado a administrar un tratamiento con tres medicamentos diferentes durante un año a un grupo de voluntarios y ha observado que, como media, el timo “rejuvenecía” dos años y medio. La prestigiosa revista Nature ha difundido el estudio diciendo que es un atisbo de que la edad biológica del cuerpo puede ser revertida. Así, parece que el camino se va aclarando.

Con el nombre que tiene la glándula, resulta difícil resistirse al juego de palabras. No me sorprendería que alguien empiece a comercializar algún pseudo-medicamento para rejuvenecer el cuerpo basado en esta investigación. De hecho ya hay quien habla de la “glándula de la felicidad”. ¿Estamos a un paso de “el timo del timo”?

Dejando pseudo-ciencias a parte, la verdad es que todo está cambiando tanto y tan rápidamente que quizás en 2030 tengamos a nuestra disposición una batería de herramientas para frenar el deterioro del cuerpo. Las implicaciones pueden ser importantísimas. Para empezar, si unas cuantas empresas están invirtiendo tanto dinero, supongo que esperarán obtener beneficios, por lo que es de suponer que los tratamientos en principio sean carísimos y reservados para unos pocos. Pero, ¿cuánto cuesta vivir y ser atendido en una residencia?

Como siempre la clave en estos tiempos es la demográfica. Hoy, un 19% de la población tiene más de 65 años. En 30 años esta proporción casi se habrá doblado. Por mucha regeneración y anti-ageing que se ponga en marcha, una proporción de los “ya envejecidos”, los que seamos más dependientes, vamos a necesitar residencias y profesionales para cuidarnos. Quizás los más dependientes seamos sólo un 10% del total pero no olvidemos que normalmente un 10% de casos ocupan el 90% de nuestros recursos.

Quizás los más jóvenes no lo entiendan: hace falta ser más mayor para entender ciertas cosas.

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