Las trabajadoras de residencias de Vizcaya convierten su conflicto en "social y de género"

Las trabajadoras de las residencias de Vizcaya, que tienen previsto continuar con la huelga hasta finales de este mes de julio, han explicado que su conflicto ha sobrepasado "los límites de lo laboral" para convertirse también en "social y de género", según apuntan varios medios de comunicación.

Así lo han manifestado esta semana en un comunicado: "Es la realidad de los cuidados, el trabajo invisible que históricamente hemos venido desempeñando las mujeres, sin reconocimiento social ni económico alguno, lo que este conflicto laboral y social quiere cambiar. Las mujeres de las residencias de Bizkaia hemos dejado el espacio privado y de ser invisibles y hemos irrumpido en el espacio público. Hemos tomado la calle para proclamar alto y claro que los cuidados son también un servicio público, que debe realizarse en unas condiciones de trabajo y vida dignas".

Y lo han convertido en un problema social y de género porque lamentan que tanto las patronales como la Diputación las quieren "con el rol que impone este sistema. Nos quieren invisibles y neutralizadas, porque así las empresas amigas de la Diputación mantienen y aumentan sus grandes beneficios de un negocio seguro", apuntan.

Del mismo modo, han criticado los servicios mínimos del 90% impuestos: "Lisa y llanamente, busca silenciarnos, neutralizarnos, ahogarnos y que nos rindamos. Pero ante esta situación, queremos decir alto y claro al Ente foral, a las tres patronales del sector y al Gobierno vasco, que no nos van a doblegar, y que esta estrategia tampoco les va a servir".

A pesar de que Gesca dijo en NGD que el sindicato "ELA tiene en su mano cerrar este conflicto con un excelente acuerdo para las trabajadoras y terminar la huelga", éstas insisten en que sus reivindicaciones (35 horas semanales, salarios de 1.200 euros y más personal) se reflejen en un convenio sectorial o en los convenios de empresa. Recuerdan que siguen sin tener contacto con la patronal ni con la Diputación. Mientras la situación siga así, avisan, "no van a parar".

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