Cuando asumí la dirección general de una residencia de 100 plazas asistidas y 15 plazas de centro de día a finales de 2017, las pérdidas anuales superaban los 100.000 euros, el ratio de personal era de 0,28 y había un absentismo superior al 12%. Después de realizar un análisis y cambio en profundidad de los métodos de trabajo, de conseguir la participación de todos los profesionales y de aplicar nuevas tecnologías, se consiguió cerrar el año 2019 con beneficios de 30.000 euros, un ratio de personal de 0,32 y un absentismo del 4%, que, en determinados momentos del año, estuvo en el 2%.
Cuando me reúno con amigos de otros sectores y les hablo del sector de la dependencia y en especial de la gestión residencial, siempre me acaban pidiendo algún ratio económico para entender nuestro negocio y una definición para profanos que suelo usar es que una residencia es una máquina de gastar dinero con unos ingresos más o menos estables pero que genera unos márgenes de contribución pequeños, siempre que los ratios de personal (60-70% del coste total) se cumplan para asegurar una atención adecuada.
El nuevo modelo de residencias que se está planteando se basa en el modelo de gestión ACP, atención centrada en la persona que obliga a la sectorización en grupos de máximo 15 personas en residencias de 90 plazas y un ratio de personal de 0,43.
Con estas premisas se mejorará sin duda mucho la calidad en la atención pero para que los números sean positivos es necesario reducir los tiempos que el personal dedica a realizar tareas que no aportan valor en la atención directa y esto sólo se consigue incorporando soluciones tecnológicas en nuestro sector y manteniendo el coste de personal por debajo del 70% del total.
Es muy importante incorporar profesionales expertos en gestión empresarial, conocimientos en I+D y acostumbrados a trabajar en entornos disruptivos como el que estamos viviendo desde la llegada de la pandemia y que nos acompañará a partir de ahora en nuestro sector.
Como ejemplo de lo que sería la aplicación de soluciones tecnológicas en la ayuda y mejora del trabajo de nuestros/as gerocultores/as, me gustaría mencionar el tema de las movilizaciones y transferencias.
Todos sabemos que hacer una transferencia cama-silla-baño para realizar una higiene a una persona con alta discapacidad y un peso por encima de 90 kilos obliga a la presencia mínima de 2 profesionales, pero esto no pasaría si se dispusiera de un sistema de railes y grúa en las habitaciones desde la cama hasta el cuarto de baño. Con esta solución sólo se necesitaría una profesional y además no realizaría ningún esfuerzo físico, lo que además reduciría las lesiones por sobrecarga que provocan la mayoría de las bajas en este colectivo.
Aplicando metodología y un modelo de gobernanza democrática en nuestras residencias, se pueden obtener resultados económicos positivos y mejoras en las condiciones de seguridad al reducir los riesgos laborales.
Juan Antonio González, ingeniero con postgrado en gestión de centros sociosanitarios y experto en tecnología para el tercer sector. Director Comercial Instituto Robótica para la dependencia.