En esta sección de “Arquitectura y Residencias” buscamos ejemplos que encontramos interesantes para compartir y debatir con nuestros lectores. En este caso nos vamos al pequeño pueblo de Harbonnières entre Amiens y Sant Quintín al norte de París. Se trata de una ampliación de un hogar ya existente para 36 plazas distribuido, según interpreto de los planos a los que hemos tenido acceso, en 4 unidades de 9 personas.

Es una obra del equipo de arquitectos Chartier Dalix creado por los arquitectos Frédéric Chartier y Pascale Dalix con sede en París. En la foto aérea se puede distinguir por la forma de donut blanca que destaca sobre el tipo de construcción rural del pueblo.
En la Web de los arquitectos, https://www.chartier-dalix.com/ viene esta explicación del proyecto:
Destinado a albergar a 36 residentes, el centro de acogida medicalizado de Harbonnières está diseñado con el doble objetivo de condensar el tráfico y optimizar al máximo la longitud de las fachadas. El plan propone un recorrido por el edificio: si las habitaciones se abren a un parque en una relación radial muy individual con el paisaje, la circulación común, ampliamente iluminada, se organiza en torno a un patio. De este modo, definen un espacio exterior adicional, un lugar de socialización en el corazón del proyecto, compartido por todos. Estas circulaciones, como bordes, conectan los mundos exterior e interior a través de conexiones visuales y físicas, expandiéndose en los lugares para formar espacios de vida que se cruzan entre el patio y el parque.


En esta planta de situación del edificio se puede distinguir el acceso por la parte noroeste, y el jardín privado en la zona sur este, quedando el edificio girado a 45 grados respecto del norte.
En este edificio encontramos, a mi modo de ver, dos situaciones muy opuestas en relación con lo que consideramos que debe ser una residencia asistida para mayores. Por un lado, vemos una distribución perfecta de las dos unidades por planta. Las unidades se sitúan perimetralmente generando un patio con una doble circulación interior, una más privada para acceder a las habitaciones, y otra más pública por la parte que da al patio y que relaciona los espacios de convivencia y de circulación con el propio pati.

Como se puede observar en esta planta (entiendo que la baja) a derecha e izquierda de la entrada principal se desarrollan las dos unidades, quedando las salas de cada unidad también a 90 grados respecto de la entrada. El patio en el centro sirve de referencia para todos los residentes. Cada unidad dispone de 6 habitaciones, 3 dobles i 3 individuales. En la parte delantera con la entrada se sitúan los espacios de administración y gestión de la residencia.
Estamos delante de una planta casi perfecta, simétrica y con unos recorrido con sentido que no siempre son fáciles de conseguir en otro tipo de solares más urbanos donde las profundidades edificables impiden la generación de patios de dimensiones suficientes para distribuir unidades a su alrededor.

Y ahora entramos en la otra situación que encontramos más difícil de defender. Se trata de una arquitectura poco convencional que la hace muy interesante desde la vertiente más artística, pero que convierte al edificio en algo bastante alejado de lo que consideramos que debe ser un edificio no institucional, es decir más doméstico y agradable para sus usuarios. La imagen del edificio con cubiertas a diferentes aguas, la forma de las ventanas pequeñas y desordenadas en la fachada principal de entrada, y sobre todo los acabados relativamente industriales de los interiores nos alejan de lo que hemos estado defendiendo como arquitectura para los mayores.
Me habréis oído o leído decir muchas veces que para mí, la arquitectura debe ser concebida como la consecuencia de las necesidades de las personas para las que va dirigida.

Pues bien, esta imagen con los techos de hormigón visto, instalaciones vistas y sistemas de iluminación generales no me parecen nada hogareñas. Por otro lado, los colores tan blancos y poco contrastados entre los pavimentos y las paredes, tampoco ayudan a la generación de bienestar de las personas mayores.

En esta imagen de la parte sureste donde se encuentra el jardín se pueden ver las ventanas de las habitaciones que parecen lógicas y agradables.


El patio es si duda unos de los elementos mejores del proyecto. Se ve un espacio muy agradable, controlado y seguro donde las personas se pueden relacionar y disfrutar de los momentos al aire libre. La circulación interior que da a este patio estamos seguros que puede ser un lugar de paseo muy agradable cuando hace frio y no es conveniente salir al aire libre. En este caso el acierto de los acabados de madera en la fachada también ayudan a conceptualizar el edificio de forma mucho más agradable que la imagen que se ve desde fuera.


Conclusión.
Este ejemplo de arquitectura y residencias de esta semana nos ha servido para poder explicar dos cosas que considero muy importantes en el diseño de residencias para mayores:
- Una distribución funcional perfecta, sin entrar en aspectos en cuanto a capacidades y viabilidades económicas
- Una imagen arquitectónica excesivamente original que se acerca peligrosamente al edificio institucional y que se aleja de lo que entendemos que ha de ser una imagen doméstica y agradable para los mayores.
Precisamente por esa dualidad de condiciones que dispone este edificio nos interesa mucho exponerlo en esta sección, pues representa un ejemplo que me ha permitido explicar cómo creo que deben ser las residencias. Creo que ejemplos como este nos ayudan a aprender a proyectar residencias cada vez más humanas, agradables y económicamente viables, pues necesitamos residencias a las que los mayores quieran ir a vivir, no por necesidad sino por voluntad de vivir una vejez cómoda, agradable, con empoderamiento y activa.
Marc Trepat Carbonell
Arquitecto
B\TA Arquitectura
marc.trepat@bta.cat