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Arquitectura y Residencias: Habitar la Vejez; El rol de la Arquitectura Gerontológica, por Eduardo Frank (I)

Portada del libro Vejez, Arquitectura y Sociedad, de Eduardo Frank.
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Portada del libro Vejez, Arquitectura y Sociedad, de Eduardo Frank.
miércoles 20 de julio de 2022, 19:45h

Eduardo Frank es un reconocido arquitecto argentino que ha dedicado buena parte de su carrera profesional a hacer de “gerototecto” es un arquitecto familiarizado con la gerontología y la ciencia del envejecimiento. Le agradecemos mucho que haya querido compartir con Dependencia.info esta reflexión sobre arquitectura y envejecimiento titulada Habitar la Vejez. El documento está dividido en cuatro partes.

HABITAR LA VEJEZ

ROL DE LA ARQUITECTURA GERONTOLÓGICA

La longevidad es un hecho. Nos estamos haciendo viejos, como sociedad y como individuos. El envejecimiento de las poblaciones es considerado por algunos autores como una pandemia, que se irá concentrando mayoritariamente en los países en desarrollo.

El Covid19 puso luz, definitivamente, sobre el sistema de residencias destinado a los adultos mayores, cuestionándolo fuertemente y dejando en evidencia la falta de aceptación por parte de la sociedad. La pandemia nos ofrece una oportunidad única de nivelación social. Muchos sostienen que modificará la relación entre el egoísmo a ultranza del neoliberalismo y una sociedad más solidaria. Por ahora parece todo lo contrario, pero hay que darle tiempo.

La demora en la región Latinoamericana, y en la Argentina en particular, en la construcción de nuevas tipologías del hábitat gerontológico, la ausencia de material de investigación y de políticas públicas específicas, son síntomas del vacío que existe en este campo y de las prioridades que como sociedad tenemos.

Entre la vivienda y la institución destinada a las personas mayores, existe un abanico de alternativas más eficientes que no han sido desarrolladas. La desinstitucionalización de los hogares para adultos mayores es una necesidad evidenciada con esta pandemia y una alternativa a explorar para racionalizar recursos físicos, humanos y financieros.

Es una cuestión de Estado que no puede quedar en manos del mercado inmobiliario. Es obligación del Estado regular el derecho a la vivienda digna para las personas mayores, que no quieren ni deben vivir en un geriátrico. La vida en una institución es una forma “anormal” de vida.

Según algunas escasas estadísticas, las personas mayores dependientes de una u otra forma del Estado, tienen como única alternativa la institucionalización, destinándolos a una “guetificación” obligada, cuando se sabe sobradamente que resultan antieconómicas y operan contra una eficiente racionalización de los recursos humanos, físicos y financieros. Este sector etario viene con toda la fuerza y con toda la rebeldía contra los modelos existentes. Los mayores tienen el derecho a “emanciparse” y decidir cómo quieren vivir con una visión crítica a la normalidad que se les ofrece.

Cuando uno habita, uno se apodera del espacio. Cuando ingresamos a la vejez, se tiene derecho a “un lugar” donde desarrollar nuestros proyectos que implican un tercio de la línea vital, un hábitat donde contener las emociones, sensaciones, bienestar físico y psicológico. Habitar la vejez implica crear un entorno de intimidad y autonomía en el cual la arquitectura y el diseño inclusivo adquieren un rol fundamental.

Casi nunca se considera que la arquitectura tiene responsabilidades sobre las emociones y salud psicológica de las personas. El impacto psicosomático de la arquitectura y su connotación ideológica no se puede dejar de reconocer.

La arquitectura es una herramienta capaz de transmitir mensajes concretos y contenidos políticos. En este sentido, la arquitectura es política. Es un lenguaje que, más allá de lo estético, revela nuestra manera de vivir, pensar y estar, a través de signos, formas y materias.

Sin embargo, hay una dificultad en reconocer la influencia política de los hechos arquitectónicos creyendo que son neutros y que no expresan nuestros prejuicios, nuestros miedos, nuestras ideas, nuestras prioridades, y lo que, finalmente, la sociedad piensa acerca de la vejez.

La Arquitectura Gerontológica abarca mucho más que un hábitat sin barreras. No es únicamente el producto de una correcta aplicación de un catálogo exhaustivo de fórmulas y recetas, no es el diseño de espacios ortopédicos, que terminan reforzando un modelo de exclusión. Una vivienda sin obstáculos físicos, una institución sin barreras, una ciudad transitable, ya no alcanzan. En escalas diversas, son formas análogas de ignorar la vejez en todas sus nuevas formas.

La Arquitectura Gerontológica se estructura en conceptos que comprenden a la ética, la estética, la etnología y la filosofía en general, como también a la psicología ambiental y la sociología, que de forma interdisciplinaria dan volumen y sinergia a la semiótica de los espacios que ocupan las personas mayores. Es fundamental poner en agenda el rol del arquitecto, en un nuevo papel profesional en el lugar del “otro”, que, dentro de un criterio sistémico, proponga nuevas alternativas a los modelos ya conocidos.

A esta altura es impostergable la creación de nuevos proyectos, que abran “puertas” a tipologías que quizá todavía no existen, que quizá todavía no tiene nombre, destinadas a una “nueva vejez” que ya está instalada. El rol del arquitecto, acompañado de equipos multidisciplinarios, en proyectos donde la racionalización de los recursos humanos, físicos y financieros colaboren a equilibrar la ecuación de sustentabilidad, dará lugar a una Arquitectura que cumpla el rol de Operador Terapéutico, Protésico y Preventivo.

Se trata, ni más ni menos, de brindar un espacio que contenga, que acompañe, que comprenda y potencie el “poder” de las personas mayores. Sobre todo, en situaciones donde el “otro” va a transitar una nueva etapa de vida, que representa una tercera parte de la línea vital. Para construir según este principio, “el otro” tiene que ser un permanente presente y el espacio debe abrirse a toda esa infinita y siempre renovada “otredad”. Los viejos hoy, no son los mismos que ayer.

Si se entiende esta propuesta, se entiende que la Arquitectura Gerontológica debe ocupar un espacio en el mundo de la Gerontología donde la persona es sujeto y protagonista. Debe responder a una nueva manera de hacer y entender el mundo, que se aleja de los estereotipos conocidos de vejez. Debe tener en cuenta qué perfiles de personas mayores, respetar su independencia, su individualidad y su dignidad con criterios de una nueva normalidad donde la capacidad de decidir de las personas mayores es un derecho. De no querer ser cuidado por los hijos, de poder quedarse en su casa, su barrio, en su pueblo y no ofrecer como única alternativa vivir en un geriátrico.

Copiar modelos alternativos que surgen en los países del norte sería un error, sin considerar las diferencias culturales de nuestra región, pero aprender de ellos, estudiarlos y desarrollar modelos anclados en la idiosincrasia de nuestra región, es una línea de trabajo para la Arquitectura Gerontológica que atienda a las necesidades y deseos de las personas mayores para empoderarlas y que puedan decidir cómo envejecer y cómo morir.

En este sentido, este ensayo no responde a ninguna “traducción” aventajada de aquello que viene haciéndose en Europa o en Estados Unidos, aunque tampoco lo desecha. Es muy corriente en la tradición cultural argentina y latinoamericana una mirada “embobada” de lo que llega de los países desarrollados, es decir, articular operaciones mecánicas de traducción, de implantación de modas, estéticas y aún de políticas, que suponen otro modo de colonización. Los modos de vida y la cultura no son mercancías que se pueden importar e imponer.

Este ensayo tampoco es un “tratado” técnico-instrumental; quiere ser un ensayo que aborde una mirada general latinoamericana a propósito de la ancianidad.

Desde esta perspectiva, pretende abrirse a un campo más vasto y, al mismo tiempo, se inscribe en los problemas específicos de la arquitectura latinoamericana, dejando abiertas muchas incógnitas a resolver.

Arq. Eduardo Frank
Arquitecto / Gerototecto
Mat. N° 11736
frankeduardo@estudioefrank.com.ar
Un “gerototecto” es un arquitecto familiarizado con la gerontología y la ciencia
del envejecimiento

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