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No basta con conmovernos

Por Rafael Sánchez Ostiz
martes 14 de octubre de 2025, 14:11h
La Policía Local de Valencia halló el sábado los restos de un hombre de unos 80 años que podría llevar 15 años muerto en su piso. Los vecinos creían que se había marchado a una residencia. El fallecido, que tenía dos hijos y habría muerto por causas naturales, no mantenía contacto con su familia desde hacía 35 años.
Rafael Sánchez-Ostiz, presidente de CEAPs.
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Rafael Sánchez-Ostiz, presidente de CEAPs. (Foto: Rafael Sánchez-Ostiz)

Tras conocerse la noticia de Valencia, el presidente de el Círculo Empresarial de Atención a las Personas (CEAPs), Rafael Sánchez-Ostiz, ha escrito este editorial, que reproducimos íntegro:

‘No basta con conmovernos’

A veces, una noticia nos despierta de golpe. El hallazgo del cuerpo de un hombre que llevaba quince años muerto en su vivienda de Valencia trasciende el suceso: es una metáfora devastadora del aislamiento contemporáneo y de la pérdida del vínculo humano que sostenía la vida en comunidad. No se trata solo de una muerte olvidada, sino de un fracaso colectivo, de una sociedad que ha dejado de mirar a su alrededor.

Desde el Círculo Empresarial de Atención a las Personas (CEAPs) observamos con profunda preocupación cómo el aislamiento social prolongado se consolida como uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo. No hablamos de un fenómeno anecdótico, sino de una realidad estructural que exige respuestas decididas, sostenidas y coordinadas. Conmoverse no basta. Es imprescindible actuar.

El sistema de cuidados necesita una reforma integral que trascienda la mera asistencia física y reconozca el valor del acompañamiento emocional y relacional. Existen miles de personas mayores que viven en un vacío de vínculos, en hogares silenciosos donde la ausencia se convierte en rutina. No figuran en registros de dependencia, pero padecen una forma invisible de vulnerabilidad que también deteriora su salud y su dignidad.

Por eso, la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia debe evolucionar. Urge extender su alcance para incluir a quienes, sin limitaciones funcionales severas, se encuentran en una situación de desamparo afectivo o desconexión social persistente. El desarraigo también incapacita, aunque no se mida en grados ni baremos.

Los cuidados profesionales son una herramienta esencial para revertir esta deriva. No se limitan a prestar ayuda material: aportan presencia, observación y humanidad. Es necesario fortalecer los servicios de proximidad, ampliar la atención domiciliaria, garantizar la formación y estabilidad del personal y promover una coordinación eficaz entre los ámbitos sanitario, social y comunitario. La atención a las personas debe entenderse como un derecho ciudadano, no como un favor circunstancial.

Del mismo modo, resulta urgente recuperar los espacios de encuentro que daban sentido a la convivencia: los centros sociales, los programas intergeneracionales, las redes vecinales. Allí donde el diálogo se interrumpe, la exclusión germina. La tecnología puede ser aliada, pero jamás sustituirá el contacto humano. Ningún dispositivo reemplaza la mirada, la palabra ni el gesto.

El aislamiento no deseado no se combate con mensajes ocasionales, sino con una política de cuidados sostenida en el tiempo, dotada de recursos, planificación y sensibilidad. Requiere un cambio cultural que devuelva centralidad a lo humano, que rescate el valor del acompañamiento y restituya la noción de comunidad.

En CEAPs defendemos que esta debe ser una prioridad de Estado. Ningún indicador económico puede compensar la pérdida de humanidad que supone permitir que alguien desaparezca en vida sin que nadie lo advierta. El progreso auténtico se mide por la capacidad de una sociedad para cuidar, acoger y reconocer a todos sus miembros, especialmente a los más frágiles.

Conmovernos es un primer paso, pero no es suficiente. Solo si transformamos la empatía en acción podremos evitar que, detrás de cada puerta cerrada, haya una historia que nadie escucha y una vida que se apaga sin ser acompañada.

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