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El anciano abandonado en una gasolinera

Por Josep de Martí
martes 02 de septiembre de 2025, 22:03h
Josep de Martí, fundador de Inforesidencias.
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Josep de Martí, fundador de Inforesidencias. (Foto: JC/Dependencia.info)

En 2019 escribí una tribuna contando que, en los veranos que recordaba de finales del siglo XX, a veces leías historias de mayores abandonados en gasolineras o en servicios de urgencias. Lo contaba como algo ya lejano, porque en 2010 ya había escrito sobre el tema y entonces era evidente que aquello había dejado de pasar hacía tiempo (si es que alguna vez ocurrió de verdad).

La historia seguía un patrón: una persona mayor aparecía en una gasolinera u hospital, nadie sabía quién era, estaba desorientada. Alguien se hacía cargo (los servicios sociales, el hospital durante unos días) y, pasadas unas semanas, aparecía un familiar que explicaba que la había estado buscando. La verdad, casi siempre, era otra: la familia se había ido de vacaciones.

Si lo pensamos bien, quizá incluso hace treinta o cuarenta años el abandono era algo sumamente excepcional y anecdótico. Pero como, si se producía, lo hacía en verano, cuando los medios de comunicación no tenían demasiadas noticias que contar, la situación se convertía en llamativa y encajaba bien en el vacío informativo del verano.

Así, a los baby boomers, entre los que me encuentro, se nos quedó grabado, como esas fotografías impresas en papel que, con el tiempo, pierden nitidez. Los colores, que un día fueron intensos, se van transformando en tonos apagados, difuminados, hasta volverse en algo casi sepia, como el inconfundible color de las fotos viejas. En la memoria colectiva, esas historias han quedado igual: imágenes desvaídas de un país que creemos lejano, aunque en realidad no lo sea tanto.

Podríamos alegrarnos, pensar que la desaparición de esos abandonos es una prueba de que hemos progresado como sociedad. Y seguramente algo de eso hay. Pero, puestos a darle una vuelta, ¿qué nos dice realmente que hoy no existan esas noticias? ¿Que somos más responsables? ¿Que cuidamos mejor de nuestros mayores? Puede ser. O quizás la explicación sea menos amable.

Quizá esas personas mayores que antes convivían con algún hijo o hija, compartiendo mesa, sofá y nietos, hoy viven todo el año en soledad. ¿De dónde las iban a “abandonar” si hace mucho que ya no conviven? Quizá aquellas familias que hace medio siglo podían tomarse un mes entero de vacaciones en el pueblo o en la costa hoy apenas pueden permitirse unos días, y muchas se quedan en casa. Sin grandes desplazamientos, tampoco hay necesidad de buscar soluciones temporales para el abuelo.

Al final, lo que ha cambiado puede que no sea tanto nuestra conciencia social como nuestras circunstancias vitales. Imaginemos a Anselmo, ochenta años, solo en un piso pequeño. Recuerda que, de joven, un verano, abandonó a su padre en un servicio de urgencias y lo recogió tres semanas después. Han pasado cuarenta años y, sentado en su sillón, piensa que hace seis meses que no habla con su único hijo y en lo triste que resulta no tener ni siquiera a nadie que pueda abandonarte. No quiero trivializarlo, pero el problema de la soledad no deseada que viven tantas personas mayores es algo que, aunque esté oculto a nuestros ojos, debería preocuparnos mucho.

Y mientras evocamos estas historias de otra época, el verano de hoy en las residencias tiene un drama muy distinto. Nadie abandona a su padre en una gasolinera, pero sí resulta cada vez más difícil encontrar plaza si lo que buscas es una estancia temporal, sencillamente porque casi todas las residencias están a plena ocupación. Son, así, las propias residencias las que sufren para encontrar enfermeras, auxiliares y otras profesionales dispuestas a cubrir las vacaciones de sus compañeras. Esa es la verdadera angustia estival: plantillas incompletas, suplencias imposibles y directores haciendo malabares para que la atención a los residentes no se resienta. Antes los titulares hablaban de gasolineras; ahora deberían hablar de sustituciones.

Autor del texto Josep de Martí Vallés. Jurista y Gerontólogo. Fundador de Inforesidencias.

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